Páginas

lunes, 15 de abril de 2019

Con el usurpador en Miraflores seguirá el exterminio en Venezuela, por @líderhumano




Ramón Flores 14 de abril de 2019
@líderhumano

Jugaba softbol, tenía 26 años y ayudaba a su padre a vender quesos y carnes. Debido a que el régimen de Nicolás Maduro le había secuestrado su futuro, se iba del suelo que lo vio nacer, tal como lo han hecho más de cuatro millones de venezolanos, para iniciar una nueva vida en tierra extranjera. Perú era su destino.

Pero los sueños de Gregory Blanco terminaron en un charco de sangre. El grupo exterminio del régimen chavista, las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), allanaron su humilde casa del barrio Las Dos Rosas, ubicado en La Vega en el municipio Libertador de Caracas. Los funcionarios tocaron la puerta diciendo que “era la luz”, haciéndose pasar por trabajadores de Corpoelec, y cuando les abrieron, varios encapuchados y con armas largas, ingresaron a la morada diciendo que se trataba de un “procedimiento de rutina”.

Sin orden judicial de por medio, revisaron la casa y se llevaron a seis de las siete personas que estaban presentes en esa vivienda. Solo dejaron a Gregory. A los familiares se los llevaron bajo engaño en una patrulla, “los vamos a dejar en un puesto de control en El Paraíso”, les dijeron, cuando en realidad los sacaron de la unidad policial cerca de la estación del metro de La Paz, porque “tenemos otro procedimiento”.

Cuando regresaron, su hogar estaba literalmente saqueado: además de que se robaron la ropa, el dinero, las prendas y equipos electrodomésticos, hasta la comida que había en la nevera se la llevaron los funcionarios de las FAES. Pero lo más importante: Gregory no estaba. Comenzó el calvario, el recorrido de la muerte por los hospitales, con el susto en el alma, hasta que llegaron a la morgue del Miguel Pérez Carreño, en La Yaguara. Y allí el mal pálpito se hizo certeza. Encontraron el cadáver de Gregory con un tiro en el pecho, justo en el corazón.

“Mi hijo no era ningún malandro”, dijo José Gregorio Blanco un desconsolado padre, que a más de un año de ocurrida esta tragedia, aún espera justicia.

Este caso de Gregory, reseñado ampliamente en su momento por distintos medios de comunicación como El Nacional, El Pitazo y El Estímulo, entre otros, es una de esas 333.029 muertes violentas registradas entre 1999 y 2018, período de 19 años en los que el régimen chavista ha bañado de sangre a nuestra patria, tal como lo informó el director del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, durante la presentación del Plan País que hizo nuestro presidente encargado Juan Guaidó, enfocado en el tema de la seguridad, en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

Y es que los estudios que ha hecho el Observatorio Venezolano de Violencia deberían provocar una conmoción nacional debido a la gravedad de los hechos documentados por las academias del país, que entre otros horrores revelan que “283 jóvenes menores de 30 años mueren cada semana por la violencia (…) mientras que en lo que va de este año cada día los cuerpos de seguridad han asesinado a 15 personas por día”. Esto significa que aproximadamente cada hora y media es ultimado un venezolano a manos de los grupos exterminio del régimen de Maduro.

Ahora, el Plan País no se quedó solo en el diagnóstico del problema, y el equipo que lo acompañamos en esta etapa de lucha por recuperar la democracia y las libertades de nuestra amada Venezuela, también se enfocó en las soluciones que tanto demandan y requieren nuestros ciudadanos.

Ya tenemos los recursos económicos para avanzar en estos planes, los cuales serán aportados por distintos entes internacionales que han anunciado su inmediata ayuda una vez salgamos de la desgracia socialista. No obstante, contamos con el mejor recurso que se pueda disponer: el capital humano, ese talento venezolano que ya diseñó las políticas que efectivamente combatirán la inseguridad; los planes educativos fundamentales orientados a nuestros niños, jóvenes y adolescentes para sacarlos de ese mundo de violencia en el que viven actualmente; las reformas judiciales que permitan a todos los ciudadanos lograr justicia; los diseños de las cárceles para que realmente sean centros de reinserción social y no una escuela para delincuentes como lo son hoy en día; así como el objetivo de contar con policías bien remunerados, formados y que dispongan de la dotación necesaria –material, científica y académica-, para luchar contra el crimen.

Pero acabar con esta matanza pasa por un primer elemento: el cese de la usurpación de Nicolás Maduro y su régimen asesino, porque cada minuto que él ocupa en Miraflores se traduce en la muerte de un venezolano producto de las balas, la falta de alimentos, así como por la falta de medicinas.

Cada instante de esta desgracia chavista es tiempo que perdemos para restaurar el Sistema Eléctrico Nacional así como el servicio de agua para todo el país. Mientras esta tiranía de delincuentes permanezca, más niños y abuelas buscarán qué comer en la basura; más venezolanos escaparán de la miseria rumbo a otros países; y nuestra patria seguirá sumergida en la crisis económica y el atraso tecnológico.

Maduro y su combo representan lo peor que ha ocurrido en la historia de Venezuela. La Operación Libertad está en marcha, es hora de que sumes tu esfuerzo en esta gesta heroica que es por nuestros hijos, hermanos, padres, nietos y abuelos. Este camino no es fácil, nos consta porque los diputados de la Asamblea Nacional ya lo hemos emprendido bajo el liderazgo de nuestro hermano Juan Guaidó, pero contamos con un aliado invencible que es Dios, que nos guía en esta campaña por sacar a nuestra patria de las tinieblas.

Ramón Flores
Diputado a la Asamblea Nacional
Presidente del Parlamento Amazónico
@líderhumano

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico