Juan Guerrero 07 de abril de 2019
@camilodeasis
Vivir
en socialismo es saber que tu vida se reduce a la escasez. Todo es ruina,
mentira y sufrimiento. Tu rostro es sombrío, como un remoto sueño que añora una
sonrisa.
Vivir
en socialismo es escuchar mentira tras mentira la ilusión de una vida perfecta.
El nacimiento del hombre nuevo que nunca vendrá.
Vivir
en socialismo es saber que jamás encontrarás nada amoroso en la oficina del
Estado. Estás abandonado a tu suerte. Perdido entre seres que gesticulan por
televisión, su podredumbre de parásitos sociales. Sabes que vendrán por ti. Te
vigilan. Te buscan. Te marcan. Eres apenas un insignificante número sin identidad.
Vivir
en socialismo es aprender a vagar buscando comida. Te convierten en un ser
temeroso. Te idiotizan con la propaganda oficial. Infinitamente te repiten el
estribillo del enemigo externo. Te acostumbran a una guerra que jamás vendrá.
La muerte te acompaña de la mañana a la noche. Cierta. Fría y calculada.
Aprendes la ruta de tu día. La exacta manera de andar cabizbajo.
Vivir
en socialismo es sentir el estremecimiento cuando de madrugada abres los ojos
en medio de la oscura noche y te asombra la luz de un bombillo. Ciento seis
horas y media sin electricidad. Estás agotado. Por más que duermas te levantas
cansado. Tu cuerpo adolorido que no quiere levantarse. Sientes tu almohada
húmeda de tanta lágrima derramada en la oscura madrugada.
Vivir
en socialismo es desear y no desear que regrese la electricidad, el agua, el
gas, el servicio telefónico, la Internet. Saltas de la cama y acaricias el
resplandor de la nevera. La enciendes y sabes que pronto beberás agua fría.
Entonces piensas en Melquíades y la primera vez que en Macondo vieron el hielo.
Cierras los ojos y tus labios se humedecen. Tal vez probarás el agua fría. Dará
tiempo para que la nevera congele.
Vivir
en socialismo es soñar con un jabón de olor a jazmín. Ducharte y pasar un buen
rato mientras sobre tu cuerpo cae el agua tibia. El mundo se reduce a un baño.
A una toalla limpia. Tus deseos de ser millonario se reducen a un almuerzo con
pasta y sardinas. Un plátano semi podrido, pero que al probarlo deje en tu
paladar el dulcísimo sabor caribeño.
Vivir
en socialismo es querer abandonarlo todo por volver. Regresar a una vida normal
y sin retorno. Los días son largos. Inmensamente tenebrosos. Tienes temor a
transitar las calles porque las miradas de los moribundos como tú, tan iguales,
tan exactos, te intimidan.
Vivir
en socialismo es perder a cada momento masa muscular. Sientes que tu cuerpo se
va derritiendo mientras caminas tu pobre pobreza de ciudadano degradado,
humillado y vigilado.
Vivir
en socialismo es ver pasar la vida en cámara lenta. Tu vida cotidiana es una
repetición, una sucesión de carencias que se acumulan a un costado de tu alma y
pesan como tormentos, azotes de cuero seco, dolores de estómago vacío.
Vivir
en socialismo es pensar continuamente en buscar comida. Estás hambriento de
todo. Te hace falta un desayuno de aliento, un almuerzo de sonrisas, una
merienda de tertulia, una cena de íntima felicidad. Estas harto, cansado,
agotado, quebrado de tanta amenaza.
Vivir
en socialismo es ver pasar la vida en cámara lenta. Tu vida cotidiana es una
repetición, una sucesión de carencias que se acumulan a un costado de tu alma y
pesan como tormentos, azotes de cuero seco, dolores de estómago vacío.
Vivir
en socialismo es pensar constantemente en nunca enfermarte. Jamás caer preso.
Diosnoloquiera ser paciente psiquiátrico.
En
socialismo el enanismo mental te persigue desde el vientre de tu madre. Naces
desnutrido y débil. Aprendes a vivir en la anormalidad.
En
socialismo irremediablemente tu destino claro, seguro, será la anulación como
ciudadano. La tumba sin nombre. Estarás alejado de lo amoroso, de quienes
puedan protegerte. Nunca encontrarás señal de amparo institucional. Autoridad
policial, militar que te respete. Ellos, los bárbaros y su barbarie son la
costumbre. Arrogantes, elegantes y pútridos.
En
socialismo tu humanidad, tu ciudadanía y tu inteligencia son un estorbo, una
amenaza para el poder.
Juan
Guerrero
@camilodeasis
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