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miércoles, 8 de mayo de 2019

A propósito del llamado quiebre, por @lmesculpi




Luis Manuel Esculpi 07 de mayo de 2019

Indiscutiblemente la Fuerza Armada Nacional ha experimentado transformaciones sustanciales en las dos últimas décadas. Los cambios se han producido en todos los ámbitos de la vida militar, desde la concepción doctrinaria, su formación y estructura, pasando por los planes, su equipamiento, el apresto operacional, y de manera significativa por el rol que la institución viene cumpliendo en la sociedad.

Durante buena parte de estos años los altos mandos –o parte de ellos– han promovido una altísima politización de ese estamento, abiertamente en contradicción con los dos artículos de la Constitución Nacional (328 y 330) que prohíben a la institución estar al servicio de alguna parcialidad política y participar en actos de propaganda, militancia y proselitismo político.

La presencia de personal cubano en el seno de la organización (tal como ha sido denunciado por altos oficiales en situación de retiro) que tiene la misión de …”garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar.”… Tal como reza el texto de la Carta Magna, constituye un elemento extremadamente grave, en abierta discordancia con el sentido y propósito definido en ese mandato

Existen rasgos propios e inherentes a todos los ejércitos, como lo son las jerarquías, la estructura piramidal, la disciplina, la obediencia y el espíritu de cuerpo que por supuesto se conservan en las FAN, además de tradiciones propias y características en la historia moderna de las Fuerza Armada en nuestro país, como es la de evitar al máximo el enfrentamiento y la confrontación en su propio seno.

Los movimientos militares de los años 45, 48, incluso el del 58 que derrocó la dictadura de Pérez Jiménez, fueron prácticamente incruentos, atendiendo a esa especie de compromiso tácito, las asonadas durante el gobierno de Rómulo Betancourt, comenzando con la de Castro León, no hubo mayor confrontación, con la notable excepción de El Porteñazo que ha sido el de más confrontación bélica entre los golpes de estado de nuestra historia contemporánea, con el mayor número de muertos y heridos.

Para el despliegue y poder de fuego de las asonadas del 4F y 27N las bajas de ambas confrontaciones, fueron menores que las víctimas del hampa en cualquier fin de semana en el área metropolitana de Caracas.

El relato de estos hechos no pretende reducir la gravedad y significado de los golpes militares, persigue simplemente afirmar la tesis antes expuesta, para referirme a los errores, en que a mi juicio, incurren voceros de la fuerzas democráticas y repiten comunicadores sociales al referirse a la Fuerza Armada Nacional.

El DRAE contiene casi veinte interpretaciones del verbo quebrar, la primera y más importante, en nuestra opinión es: Romper, separar con violencia, por lo que el quiebre constituye su acción y efecto. De tal manera que hablar del “quiebre” de las FAN, se entiende, lógicamente, como el llamado a la confrontación entre los integrantes del estamento armado.

Cuando el General Vladimir Padrino, oficial de reconocida trayectoria en su profesión, independientemente, de sus actuaciones políticas recientes y quien a pesar de los vaivenes aún conserva un liderazgo en el mundo militar, cuando en una alocución madrugadora afirma: “No podemos caernos en la tentación de caernos a plomo entre nosotros mismos”…y apunta los códigos de las FAN son “muy superiores” a los de la oposición, está respondiendo a un sentimiento generalizado existente en la institución que trasciende a los más fervientes defensores del proyecto oficialista, y enfrentado el erróneo llamado a la ruptura en ese mundo.

Es absolutamente distinto hablar del quiebre de la denominada “Coalición Dominante”, integrada por los distintos factores que confluyen en el PSUV, partidos políticos aliados, empresarios vinculados, sectores internacionales, los cuerpos represivos y sectores de los altos mandos militares, que referirse exclusivamente a la Fuerza Armada. Esa denominación popularizada por dos amigos politólogos Jhon Magdaleno y Benigno Alarcón especialmente con Jhon, conversé sobre la materia y coincidimos en la importancia de subrayar esa diferenciación.

En otro aparte de la mencionada declaración el Ministro de la Defensa, no se ajusta a la verdad cuando señala: “la oposición no tiene ninguna oferta al país. La oferta que hay cierta en el proyecto antipatriótico es acabar con las FAN”. Respetuosamente le indicaría al general Padrino, que lea el Plan País, elaborado con la amplia participación de académicos, profesionales y técnicos entre los más competentes del país, en el diseño de ese proyecto se contempla en etapas, las políticas públicas para salir del inmenso desastre y la mayor crisis conocida en toda la historia de un país petrolero, ocasionada por el modelo fracasado que él respalda.

En cuanto a la Fuerza Armada Nacional le recomiendo el último documento aprobado por la Asamblea Nacional, y el distribuido el pasado fin de semana, donde se establecen conceptos fundamentales sobre el rol de la Fuerza Armada, ante una eventual transición y en general en la inmensa tarea que significa la reconstrucción del país

Independientemente de mis críticas al denominado quiebre y a otros aspectos expresados por voceros de la oposición sobre las FAN, es justo reconocer que en los documentos citados, existen importantes señales rectificando algunos de los errores en los cuales se ha incurrido en el pasado reciente.

Luis Manuel Esculpi
@lmaesculpi

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