San Josemaría 25 de abril de 2020
@sJosemaria
Es
muy grande cosa saberse nada delante de Dios, porque así es. (Surco, 260)
Déjame
que te recuerde, entre otras, algunas señales evidentes de falta de humildad:
–pensar
que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás;
–querer
salirte siempre con la tuya;
–disputar
sin razón o –cuando la tienes– insistir con tozudez y de mala manera;
–dar
tu parecer sin que te lo pidan, ni lo exija la caridad;
–despreciar
el punto de vista de los demás;
–no
mirar todos tus dones y cualidades como prestados;
–no
reconocer que eres indigno de toda honra y estima, incluso de la tierra que
pisas y de las cosas que posees;
–citarte
a ti mismo como ejemplo en las conversaciones;
–hablar
mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o te contradigan;
–excusarte
cuando se te reprende;
–encubrir
al Director algunas faltas humillantes, para que no pierda el concepto que de
ti tiene;
–oír
con complacencia que te alaben, o alegrarte de que hayan hablado bien de ti;
–dolerte
de que otros sean más estimados que tú;
–negarte
a desempeñar oficios inferiores;
–buscar
o desear singularizarte;
–insinuar
en la conversación palabras de alabanza propia o que dan a entender tu
honradez, tu ingenio o destreza, tu prestigio profesional...;
–avergonzarte
porque careces de ciertos bienes... (Surco, 263)
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