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miércoles, 16 de septiembre de 2020

Inmigrante en el mundo virtual por @MHerreradeF

 Por Marianella Herrera Cuenca

Las migraciones entre los países y por diferentes razones, siempre han existido. La gente sale de su zona de confort buscando mejoras, se adapta a un nuevo contexto, a la cultura, a las nuevas tradiciones, a los nuevos idiomas. Pero ahora existe una nueva manera de migrar: hacia el mundo virtual. Desde hace ya tiempo vemos con interés que el trabajo virtual fue creciendo, en particular para los venezolanos desde Venezuela, quienes podíamos ver que se podía optimizar esfuerzos desde el país con una mejor remuneración.

Para quienes crecimos, estudiamos y trabajamos (como médicos) en el mundo presencial y en vivo y en directo, la migración y el traslado al mundo virtual ha constituido un reto. Desde planificar lo que parecía no planificable, hasta poner límites y decir ni una reunión más, desde realizar consultas en línea, hasta implementar proyectos que hasta hace poco requerían presencia, ni hablar de como las comunicaciones han cambiado.


Cuando nos percatamos que la mayor comunicación existe virtualmente, nos damos cuenta que hasta la expresión del afecto ha cambiado, en un mundo virtual escribir en mayúsculas significa “gritos”, los símbolos de corazones rotos o nos indican amor o despecho, los aplausos ahora se ven, no se escuchan y el asombro (que no paramos de sorprendernos) se dibuja.

Así pues, el mundo virtual nos arropa y nos lleva a pasos agigantados hacia un espacio que cada uno de nosotros debe definir para no perecer en el intento.

En la nueva normalidad, las horas sentados, que son muchas y que cuentan como inactividad física, son parte del mundo virtual y pueden convertirse en un riesgo aun mayor para enfermedades crónicas y mortalidad por todas las causas.

Entonces, parte de la migración al mundo virtual son los nuevos hábitos y rutinas donde el traslado se realiza sentado y no en movimiento como podría esperarse de una migración tradicional.

También, y por efecto no solo de la migración al mundo virtual sino del periodo de confinamiento se han reforzado muchas de estas nuevas conductas, ahora las reuniones virtuales son absolutamente necesarias y mandatorias en la nueva normalidad para cumplir con el aislamiento social y las medidas de protección para los ciudadanos del mundo.

Las horas de sedentarismo, ya aumentadas ahora hay quien las considera como el nuevo “tabaquismo” – por los riesgos asociados- y la nueva normalidad es trabajar desde casa y balancear el trabajo domestico con el trabajo virtual.

Por supuesto, no todo es negativo, la recuperación de la cocina casera, el cuidado de los niños, y hasta un impacto positivo en la lactancia materna son elementos positivos de la migración al mundo virtual.

Sobre todo en la aproximación a lo cotidiano y doméstico, ahora es posible estar en casa y lavar ropa a la vez que conversar con el presidente de una empresa, discutir sobre la preparación del almuerzo con la pareja y asistir a la reunión del equipo multidisciplinario, si, es posible gracias al “mute” de las diferentes plataformas de conexión.

Es la nueva concepción del trabajo, pero también del hogar y de las interacciones entre personas, entre la gente que migra a esta nueva realidad. ¿Qué nos espera? Nos espera una nueva etapa de crecimiento personal y del colectivo, porque la nueva realidad virtual no pertenece a una nacionalidad, pertenece y se ha instalado en el mundo entero como la nueva globalización de los eventos.

Como bien lo dice el título de la afamada película solo queda desear buena suerte: “Good night and Good luck” (Buenas noches y por sobre todo: buena suerte en el proceso de la adaptación, agrego yo!)

15-09-20

https://talcualdigital.com/inmigrante-en-el-mundo-virtual-por-marianella-herrera-cuenca/

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