CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ 18 de octubre de 2020
@CarlosRaulHer
El
ñangarismo tercermundista actual rinde culto al guayuco, la utopía arcaica,
pero con tecnología. Carlos Alberto Montaner vio diputados “étnicos” en Perú,
ataviados de Hollywood, pero con smart phone y tablet además de arco y
flechas...
“Neruda miraba absorto Machu Picchu. Le pregunté, para
la historia: - ¿Qué ves poeta? –El sitio ideal para comerse un asado,
respondió”.
E. Rodríguez Monegal
San Anselmo llamó “insensatos” a quienes no
comprendían ni sus propias palabras. Por ejemplo, parece serlo quien crea que
entre los genes hispánicos, negros e indígenas, hay unos más originarios que
otros, como entre Guaicaipuro y Francisco Fajardo. O quien menosprecie la
monumental trascendencia de la sociedad mestiza por la violencia inicial de la
conquista. O quienes llaman genocidio al contagio de males
inmunológicamente desconocidos.
También los que nos definen como “lo peor de España,
indios flojos y negros esclavos”. Quienes maldijeran que los musulmanes salieran
de Arabia y desparramaran su cultura por el Mediterráneo hasta España para
tratocar la historia; que Alejandro helenizara al mundo, o que Roma ocupara
desde Britania, hasta el Asia menor y el norte de África, porque cambió
“costumbres ancestrales” y romanizó al mundo. O quien reniegue porque 20% de la
raza humana tiene genes de Gengis Khan.
La búsqueda de nuevos mundos comenzó hace 80 mil años
cuando el homo sapiens abandonó África para ocupar el planeta.
El insensato llama “invasión” … “crimen histórico”, a la América hispánica,
preso del mito del “buen salvaje”, de los dulces pueblos rousseaunianos,
turbados por extranjeros. El colonialismo ha sido consustancial a la marcha de
la humanidad hasta la llegada de los estados nación, la comunidad internacional
y la ONU.
El mar de la felicidad
Tan inseparable de la historia que no hay un palmo de territorio en el globo
que no haya sido colonizado una o varias veces, o que no haya pasado de
colonizado a colonizador, también varias veces. Oí a una guía más ideológica
que turística en Ollantaytambo, camino a Machu Picchu, que “las tribus
colonizadas por los incas eran muy felices. Vivían en un mundo de amor”. Su
cara era como las rocas de la ciudad sagrada hacia la que corría el
autobús.
Ese Edén ideológico era falso por la condición humana
y por la dinámica de la civilización. Algunos insensatos-pero-no-tanto,
creen “nos hubiera ido mejor”, si en vez de los españoles, hubieran sido los
portugueses, los franceses o los ingleses. Pero Brasil, Argelia, Jamaica,
Angola, Haití, Guyana, no permiten juicios rotundos. En Cusco, “ombligo del
mundo”, los incas dominaban desde Antofagasta en Chile hasta Colombia, pasando
por Ecuador, Bolivia, Perú.
A diferencia del imperio mexica, que era abiertamente
antropófago y por eso los sacrificios masivos, en el Tahuantinsuyo, los
prisioneros no estaban en el almuerzo diario. Esa moderación dietética se debía
a que grandes extensiones agrícolas y ganaderas necesitaban mano de obra. Para
aplacar los levantamientos de los pueblos esclavos, practicaban mitimaes.
Era esto: ocupaban una población chilena, secuestraban
a todos los hombres y los trasladaban a Colombia, a miles de kms., para que no
pudieran comunicarse con nadie ni, por lo tanto, rebelarse. Y de reversa se
traían los varones de Colombia a Chile. Una coincidencia histórica es que los
jefes mexica e inca, el tlatoani Moctezuma y el inca Atahualpa, creyeron que
Hernán Cortés y Francisco Pizarro eran los dioses Quetzalcóatl y Viracocha.
Ser esclavo es malo
Y ambos caciques caen prisioneros. Cortés y Pizarro andaban con apenas 300 y
168 hombres respectivamente, para dominar dos imperios de 15 y 12 millones de
habitantes resquebrajados por el odio de los oprimidos. Cortés tejió la alianza
para la guerra de liberación. Pizarro en su viaje definitivo a Perú, en 1532,
encuentra la guerra civil en plena ebullición Es la alianza de chancas,
lurigayos, chachapoyas, karanjas, caraballos tarmas, huancas, yauyos y
otros pueblos la que derroca el imperio.
Los crímenes de los europeos contra los indígenas,
solo se comparan con los que los indígenas cometieron contra otros indígenas.
Los españoles sentenciaron a Atahualpa a morir ahorcado, por el espantoso
asesinato de su propio hermano Huáscar, a quien odiaba porque fue el escogido
de su padre, e hizo condenarlo al más espantoso suplicio imaginable. Madre,
hermanas, mujer favorita, concubinas, hijos, amigos, familiares y servidores de
Huáscar, los ejecutaron lentamente, uno a uno en su presencia.
A las preñadas les tasajeaban el vientre en ese mundo
de amor. Luego lo liquidaron, según algunos, desollado, según otros, ahorcado.
Lo arrojaron al río para que, al no tener tumba en la tierra, no pudiera
alcanzar la paz en el otro mundo. Marx no gustaba de estas ancenstralidades,
era un modernizador y celebró el colonialismo, que Inglaterra ocupara la India
y EEUU a México. Lo creyó progresos civilizacionales.
El ñangarismo tercermundista actual
rinde culto al guayuco, la utopía arcaica, pero con tecnología. Carlos Alberto
Montaner vio diputados “étnicos” en Perú, ataviados de Hollywood, pero
con smart phone y tablet además de arco y
flechas. (Vuelvo al principio. En Pablo Neruda: el viajero inmóvil,
Rodríguez Monegal destaca que, años después del incidente del asado, Neruda
publica su magno Canto general, que comienza con Machu
Picchu, uno de sus poemas más poderosos)
CARLOS
RAÚL HERNÁNDEZ
@CarlosRaulHer
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