Por Vanessa Davies
“Entiendo que están
haciendo un reseteo de todo lo que hizo hasta 2016 o 2017 con los controles de
precios y los controles de cambio, pero las señales son contradictorias”,
advierte el economista. “Hay un intento de flexibilizar la economía pero te van
a la cadena Farmatodo y la obligan a bajar los precios. Van a las empresas de
cable y las obligan a un conjunto de regulaciones. Y siempre está la amenaza”.
Guerra pide ubicarse: “Olvidémonos de las soluciones inmediatas para la
economía venezolana”. Alerta que “la inflación está cogiendo fuerza otra vez”
No está el economista
José Guerra en el talante de un cazador que le clava el colmillo a la presa y
la observa agonizar. Al contrario. Cuando Guerra, profesor universitario y
director del Observatorio Venezolano de Finanzas, se refiere a las dificultades
para cambiar la economía, lo hace con preocupación. “Aquello de que ‘lo bueno
es lo malo que se está poniendo’, no creo en eso”, asegura. Además, rechaza la
política de bodegones: “Con bodegones no se va a recuperar la economía
venezolana”.
Tiene un diálogo en
mente, pero es otro y no el que protagonizan los actores políticos. “El diálogo
siempre es bueno, siempre es propicio el contacto de la autoridad gubernamental
con la gente que invierte y crea trabajo”, pero “el diálogo tiene que ser
genuino, el diálogo tiene que ser sincero, tiene que ser permanente”, explica
en conversación con contrapunto.com. Intentos como el que hoy adelanta la
administración de Nicolás Maduro “los hemos visto en el pasado, y no da resultado”.
Pero, más que diálogo, considera que la economía venezolana necesita definiciones para resolver los que evalúa como los problemas fundamentales: parar la hiperinflación, reactivar la economía y generar empleo y atender la pobreza y la depauperación. “Y no veo eso en los intentos de diálogo”, subraya.
-¿La administración de
Maduro puede hacer cambios que apunten en la dirección de los tres problemas
que usted plantea resolver?
-El problema de la
legitimidad, al final, es cómo lo ve el país y cómo lo ve el mundo. Lo que es
claro es que hay un poder fáctico que está en el control territorial del país,
que lo ejerce Nicolás Maduro; no hay discusión acerca de eso. Desde enero de
este año hay una AN, con todos los problemas que legitimidad que puede tener. Y
hay una restricción importante, que es la externa, que la falta de
reconocimiento de Nicolás Maduro. Eso nos lleva a un tema fundamental: no hay
forma de recuperar la economía venezolana sin un acuerdo de financiamiento
internacional. El problema de Venezuela no son los bolívares. Los bolívares los
emite el Banco Central en la cantidad que quiera. El problema es que no tenemos
dólares, las reservas internacionales están en el mínimo histórico y no tenemos
acceso al mercado financiero internacional porque en 2017 Maduro decretó la
moratoria de la deuda y eso cerró los mercados internacionales. Además, por
otro factor del que la gente se olvida: Venezuela rompió con el Fondo Monetario
Internacional. Al romper con el FMI no hay créditos de la banca multilateral.
Venezuela requiere de un financiamiento de 30 mil a 40 mil millones de dólares
durante unos cinco años que no va a venir de los inversionistas venezolanos. La
experiencia de América Latina indica que cuando hay estos procesos de fuga
masiva de capitales los capitales tardan mucho en regresar porque pierden la
confianza, porque no ven las cosas claras. ¿El capital qué requiere?
Estabilidad a largo plazo, no una medida puntual. Ese capital no va a venir a
Venezuela. Lo que puede ayudar de manera importante es un acuerdo global de
financiamiento en el que estén involucrados el Fondo Monetario, el Banco
Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la CAF para articular un
paquete de financiamiento de 30 mil millones de dólares.
Ese dinero es, detalla,
para “levantar las importaciones y traer a Venezuela las materias primas, los
alimentos y los bienes de capital requeridos para potenciar la producción
nacional”. Un plan económico permite avanzar hacia la renegociación de la
deuda.
Pero “nada de eso se está
hablando en esa mesa de diálogo”, advierte. “¿Qué es lo que se está hablando?
Vamos a cambiar una ley aquí, otra ley acá, vamos a agilizar los trámites. Pero
no hay financiamiento. En esas condiciones todo esto está agravado, porque
falta una gran definición: ¿Qué vamos a hacer para sacar al país de esta
debacle en la cual está sumido?”.
Guerra adelanta que la tasa de inflación de febrero de 2021 “excede a la que tuvo en el mes de enero, que fue muy alta ya. Es decir, que la inflación, en lugar de ceder, está cogiendo fuerza otra vez”. La economía está paralizada, reitera, y la situación social se agrava: “Salarios de la administración pública de tres dólares más un bono, 4 millones de pensionados ganando menos de un dólar la pensión básica… No hay forma de resolver y elevar los salarios sin financiamiento externo. Puedes fabricar los bolívares que quieras, pero no puedes fabricar y emitir dólares”.
Por eso, opina que el
diálogo, tal como está planteado, no va a resolver problemas. “Veo que faltan
definiciones importantes, veo al régimen de Nicolás Maduro con falta de
definiciones, entiendo que están haciendo un reseteo de todo lo que hizo hasta
2016 o 2017 con los controles de precios y los controles de cambio, pero las señales
son contradictorias: Hay un intento de flexibilizar la economía pero te van a
la cadena Farmatodo y la obligan a bajar los precios. Van a las empresas de
cable y las obligan a un conjunto de regulaciones. Y siempre está la amenaza”.
Las leyes habilitantes
del año 2001, y otras normas como la ley de precios justos, la ley de economía
comunal, entre otras, “están vigentes. Esas leyes no han sido derogadas. Tienes
ahora una mezcla indigesta de unas leyes que quieren sustituir a las otras que
no se han derogado. Tienes un pasticho legal allí que no se sabe, porque
cualquier funcionario, valido de la autoridad, puede apelar a la ley de precios
justos” o puede volver “a la ley de la economía comunal para implantar el
trueque”. Hay “una superposición de un ordenamiento legal que no ha sido
derogado”, insiste, y una de ellas es la ley de hidrocarburos vigente y la
intención de echar para atrás la estatización de las empresas mediante “una
normativa legal que es la ley antibloqueo, que no es ley y que no ha derogado
la ley de hidrocarburos”. Las leyes “se derogan, no expiran por sí mismas”, y
mientras no haya un cambio de la ley de hidrocarburos “no hay posibilidad de
que venga inversión al país”.
La AN de 2020 asoma un
paquete de leyes. La respuesta de Guerra es como un látigo: “La hiperinflación
no se combate con leyes, sino con política monetaria y haciendo algo con el
tipo de cambio”, remarca. Se refiere a la ley de zonas económicas especiales
que busca “revertir los controles que se hicieron anteriormente” y recuerda que
eso se ha hecho en países como China y Costa Rica. “Hay un conjunto de
reglamentos, leyes que obstaculizan la puesta en práctica de esas zonas
especiales, y esas zonas especiales generalmente se construyen con capitales
internacionales” y no son un proceso rápido.
“Falta mucho, y la gran
definición que falta es el modelo que queremos. Tengo la impresión de que estos
cambios que están ocurriendo se están dando por una circunstancia: que cayó el
precio del petróleo, que ahora se ha recuperado por las decisiones de la OPEP y
porque cayó la producción. Estoy seguro de que si el petróleo estuviese en 100
dólares por barril, como en 2012 y 2013, y la producción estuviera en 6
millones de barriles, aquí no habría cambios importantes”, reflexiona.
Trae a colación lo
sucedido en China con Deng Xiaoping, que implicó modificar la China rural por
la China de hoy. “Eso es un proceso de construcción en el cual asumes que el
modelo que te llevó a a esa situación ya no tenía sentido”.
-¿Quién es el Deng
Xiaoping venezolano?
-Todavía no lo veo,
desde el punto de vista de los que están en el poder. Cuando ves las
declaraciones de los altos funcionarios del partido de gobierno no veo una
claridad conceptual acerca del país que queremos. ¿Queremos una economía
encerrada en sí misma o una economía abierta, donde el emprendimiento florezca
y no haya restricciones importantes. Yo no creo que el Estado debe ausentarse
de la economía. El Estado tiene que estar, y la prueba es lo que pasó con la
COVID-19. ¿Te imaginas que los estados hubiesen dicho que este es un problema
del mercado? La catástrofe hubiese sido monumental. No habría habido
financiamiento para las vacunas, como pasó en EEUU, donde el gobierno de Trump
inyectó millones de dólares a los laboratorios para que aceleraran la
producción de vacunas. Los auxilios financieros a las empresas y a los hogares
arruinados. El Estado hace falta, pero un Estado que regula, que guía, no un
Estado que invade, que obstaculiza, que hostiliza la inversión. Esa reflexión
no se ha hecho en Venezuela. Algunos voceros que están en el poder tienen ese
problema ideológico que no se ha resuelto.
-¿Quién le presta a
Maduro?
-Nadie.
-¿Mientras Maduro
gobierne no habrá préstamo internacional?
-Depende. Si hay una
negociación política puede haber. Depende.
José Guerra hace un
repaso por los aliados de Maduro y su disposición a prestarle dinero. China
manda “un avión con 500 mil dosis de vacuna, 200 mil equipos de bioseguridad”,
pero “eso no resuelve el problema, porque el problema es la liquidez”. A la
nación asiática se le adeudan “casi 20 mil millones de dólares y los chinos no
van a meter un centavo en Venezuela para fábricas quebradas”, como producción
de teléfonos y ferrocarriles. “Los chinos no regalan plata”, sentencia.
Los rusos “están en la
misma situación”, pero han sido afectados por la caída de los precios del
petróleo. Turquía e Irán tampoco tienen recursos para prestar. “Desde ese punto
de vista no hay financiamiento. Los que pueden arbitrar un financiamiento
importante son los multilaterales”.
Por ende Maduro, resalta Guerra, debería permitir el ingreso del FMI, y eso incluye que el organismo haga una revisión de la economía como ocurre en otros países: cifras de la balanza de pagos, inflación, finanzas públicas, situación monetaria, situación social. “Para poder restablecer las relaciones con el Fondo Monetario hay que permitir que, en medio de un acuerdo, el Fondo haga la revisión” de las finanzas.
-No hay soluciones
inmediatas.
-Olvidémonos de las
soluciones inmediatas. No existen este momento.
Hay “que reconstruir el
tejido financiero internacional para poder acceder al financiamiento, y eso
tarda. Quien le diga a usted que van a venir los capitales se está engañando,
está engañando al país, porque eso no va a suceder”, concluye.
No obstante, para Guerra,
a fin de encarar la economía hay pasos que deben dar los sectores políticos.
“La primera condición es que haya reconocimiento de ambos lados. La política
suicida de no reconocimiento de ningún lado no nos lleva a ninguna parte”,
asevera. “No puede ser que la política del gobierno sean las inhabilitaciones,
la persecución”.
Critica que la AN de
2020 arremeta contra las esposas de políticos opositores. “Si quieres castigar,
castiga a los políticos; no castigues a las esposas de los políticos”, expresa.
“¿Qué tiene que ver la esposa de Henry Ramos Allup, Diana D’Agostino, con lo
que hizo Ramos Alllup? ¿Qué tiene que ver la esposa de Juan Guaidó con lo que
hace Guaidó? Si le compruebas que ella manejó dinero, o que Diana D’Agostino
manejó dinero, esa es otra cosa. Pero es porque son esposas. Ese tipo de
situaciones, lejos de favorecer la solución, la complican”. Tampoco puede ser
“que el llamado a elecciones sea casuístico”.
-¿Cuáles son las condiciones sine qua non para una negociación política?
-El reconocimiento. Una
ley de amnistía o ley de perdón, porque hay que perdonar. Solamente los casos
de crímenes de lesa humanidad van a ser castigados. No puedes pretender que a
quienes mataron a Acosta Arévalo no les pase nada; tienen que ser castigados. Tercero,
un cronograma electoral claramente definido. Cesar las inhabilitaciones
políticas. La legalización de los partidos políticos; a nosotros nos hicieron
recoger firmas dos veces, y después nos ilegalizaron. Supervisión internacional
para las elecciones. Sobre ese piso entras en un proceso.
Aclara que no es
partidario de las sanciones al país, pero sentencia que no se puede pretender
que alguien use el sistema bancario de otro país para lavar capitales. “Un tipo
que defraudó al fisco, que robó, cualquier gobierno tiene el derecho de impedir
que ese corrupto use la red financiera de ese país para hacer transacciones”.
En síntesis, “no hay
salidas milagrosas de corto plazo que no pasen por ese tránsito”, puntualiza.
La oposición tiene dos
visiones sobre las salidas, según Guerra: Un sector que defiende la invasión
para instaurar un régimen distinto en Venezuela, tesis “que no suscribo, que
está probado que no es funcional ni conveniente”. Otro sector quiere una salida
política, pero para eso el voto debe ser un instrumento de cambio. Eso se
atiende “con un acuerdo político”.
“¿Qué es lo que creo
ahora? Que Maduro nos está llevando a la abstención. Ellos valoraron que los
que le podemos ganar la elección somos nosotros, la gran mayoría. Nos aparta,
nos provoca, nos inhabilita, nos quita las tarjetas para que desistamos. Quiere
construir un traje a la medida que es una oposición a su medida” que no lo
cuestione y no lo rete.
“¿Qué debemos hacer
nosotros? Volver al ring electoral, volver a encontrarnos con el voto pero con
la condición de que el voto elija”, expresa. “Hay un relación matemática, y es
que a mayor nivel de votación peor le va al PSUV”. El CNE, asevera, “no hace
trampa”; en realidad hay “ventajismo” con migraciones, punto rojo, carnet de la
patria, uso de recursos del Estado.
Los sectores que
adversan a Maduro no están en su mejor momento, admite, pero “en medio de la
calamidad tenemos una cierta ventaja: Maduro es el presidente más antipopular
que ha tenido Venezuela desde que hay república y que hay elecciones libres. No
ha habido presidente más antipopular”. Hay que crear confianza en el voto,
defiende, porque a mayor participación “la probabilidad de que la oposición
gane las elecciones es mayor”. Hoy día Maduro gana “porque el descontento se queda
en la casa y no va a votar”.
09-03-21
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