GERVER TORRES 13 de junio de 2023
@GerverTorres
“El hecho de que las fuerzas democráticas
aún no hayan logrado restablecer la democracia no significa que no tengan en su
haber logros importantes. Es cierto que hay mucho que corregir dentro de la
oposición venezolana. Es cierto que hay mucho que reclamarle a nuestros
dirigentes. Sin embargo, la narrativa de que no servimos para nada no solo es
falsa, sino que, más grave aún, nos condena de antemano a la derrota”.
Recientemente, un amigo comentó que “la oposición venezolana no sirve para nada”. Es una expresión que oímos con cierta frecuencia dentro de la propia oposición. A veces, se trata simplemente de una reacción inocua y puntual, que nos sale del alma a propósito de desaciertos y errores que cometemos. Sin embargo, en muchos otros casos, es el reflejo de un sentimiento mucho más denso y profundo que se ha arraigado en nuestra conciencia colectiva, la de la militancia de la oposición, y que ha irradiado hacia una buena parte del país, incluyendo aquella que no se identifica claramente con ningún sector político y cuya relevancia no puede subestimarse. Es un serio problema.
Hemos
interiorizado y nos hemos hecho difusores de una narrativa que nos deshabilita
política y moralmente: la idea de que no servimos para nada. No es la primera
vez que nos ocurre algo así. En sus inicios, le abrimos las puertas de par en
par al chavismo al consentir su narrativa de que la Cuarta República había sido
un absoluto fracaso y tampoco había servido para nada. Muchos adoptaron
esa narrativa y la propagaron. Nos faltó mesura y objetividad para defender,
entre los muchos errores y desaciertos, lo que era valioso y defendible en
ella, y había mucho. Muchísimo. Ahora nos damos cuenta de cuán equivocados
estábamos. La Cuarta República, a pesar de sus defectos, era una versión del
país mucho más prospera, inclusiva y democrática, que la actual. ¡Cuántos
venezolanos desearían volver a ella!
“La
Cuarta República, a pesar de sus enormes y numerosos defectos, era una versión
del país mucho más prospera, inclusiva y democrática, que la actual. ¡Cuántos
venezolanos desearían volver a ella!”
Ese es
el error que estamos cometiendo nuevamente hoy en día. Tirar al bebé junto con
el agua sucia. Nadie puede negar que haya habido muchas fallas y equivocaciones
en la conducción de la lucha democrática, pero al menos hay dos consideraciones
que debemos tener en cuenta para conseguir un juicio más equilibrado sobre lo
que somos y lo que hemos realizado:
1.
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1. La
excepcionalidad histórica de la situación que nos ha tocado enfrentar. A menudo
se compara el liderazgo actual de la oposición con el que tuvimos en otros
momentos de nuestra historia, como el de la Generación del 58 que
derrocó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Con todo lo extraordinario y
valioso que fue ese liderazgo, no podemos equiparar la complejidad de los
desafíos de ambos momentos. Las dictaduras del siglo pasado, como las de Juan
Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, eran dictaduras nacionales, sin
articulaciones internacionales de importancia. En cambio, la oposición
venezolana y el país en su conjunto se enfrentan hoy a una coalición fenomenal
de fuerzas que incluye, entre otros, a algunas de las autocracias más poderosas
del mundo y a movimientos irregulares y delictivos que tal vez sean los más
activos de la región. Nos referimos a la alianza conformada por Rusia, China,
Cuba, Irán, las FARC, el ELN y quién sabe qué otras organizaciones criminales.
¡Nada más y nada menos que eso! Frente a estos actores, no es la oposición
venezolana la que no ha sabido cómo actuar, sino que son los líderes y las
democracias más avanzadas del mundo los que no han encontrado una manera
efectiva de enfrentarlos. En este sentido, el problema de la oposición
venezolana no es solo nuestro, es un problema que enfrentan todos los
demócratas del mundo en la actualidad.
1.
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2. Los
logros políticos de la oposición. El hecho de que las fuerzas democráticas aún
no hayan logrado restablecer la democracia no significa que no tengan en su
haber logros importantes. Por ejemplo, la atención y consecuente presión de la
comunidad internacional, que contribuye a limitar las arremetidas represivas
del régimen, se logra gracias a las acciones de la oposición. La creación de un
gobierno interino, que obtuvo el reconocimiento de más de 50 países,
incluyendo las democracias más fuertes del mundo, fue una jugada
extraordinariamente audaz y novedosa. Aunque no logró su objetivo principal,
desde el punto de vista político fue un movimiento destacable. ¿En cuántos
países con regímenes autoritarios se ha llegado a establecer un gobierno
paralelo?, ¿cuál sería la situación política en Venezuela si la oposición no
hubiera resistido y hecho todo lo que ha hecho hasta ahora?, ¿no nos
encontraríamos en una situación similar a la de Nicaragua o Cuba?
Es
cierto que hay mucho que criticar y corregir dentro de la oposición venezolana.
Es cierto que hay mucho que reclamarle a nuestros dirigentes. Sin embargo, la
narrativa de que no servimos para nada no solo es falsa, sino que, más grave
aún, nos condena de antemano a la derrota.
GERVER
TORRES
@GerverTorres
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