Gonzalo González 08 de de noviembre de 2023
La
primaria y su resultado en tanto que acto político no es reversible ni anulable
por acciones del Tribunal Supremo de Justicia ni de la Fiscalía General. «Será
inútil…» habría dicho Moisés Moleiro.
El
hostigamiento judicial subsiguiente a directivos nacionales y regionales de la
Comisión Nacional de Primaria no es más que una respuesta desesperada e inútil
del régimen a la gesta acontecida el 22 de octubre y violación flagrante al
primero de los puntos acordados en Barbados.
Superada la elección de la candidatura unitaria de la oposición democrática, otros retos y desafíos más complejos y difíciles están en el camino hacia las elecciones presidenciales del 2024. El siguiente es la superación de la inhabilitación de María Corina Machado (MCM).
Las
inhabilitaciones de MCM y otros dirigentes democráticos son actos ilegales,
arbitrarios, injustos, ventajistas. Pero existen, son reales y tienen vigencia
fáctica con efectos y consecuencias prácticas. La principal de ellas, a
propósito del tema de estas notas, es que MCM, a día de hoy, no puede inscribir
su postulación en el CNE porque no sería aceptada. Colocando a la oposición
democrática en el riesgo de no tener candidatura con posibilidades de competir.
La
situación es así porque en Venezuela gobierna una dictadura que ha cooptado y
subordinado a sus intereses los poderes del Estado, abolido el Estado de
derecho y usado a discreción la legalidad.
Pero
además, no estamos en presencia de un régimen preparando a conveniencia una
transición hacia su salida del poder. Más bien se trata de uno con una enorme
vocación continuista, que en todo caso, cobra y cobrará muy caro cualquier
concesión de cara a los comicios del 2024. Y por los momentos, no se percibe
que se vean fuera del poder.
La
remisión de la inhabilitación es un tema eminentemente político cómo lo fue su
origen. Por tanto, no se puede seguir confundiendo a la gente, como lo hacen
algunos dirigentes políticos, argumentando que las inhabilitaciones no existen
por ilegales. Existen políticamente y esa es la realidad. Es con esa
circunstancia con la hay que trabajar.
Aunque
si nos ponemos rigurosos, lo que pesa sobre MCM es un veto puro y duro en
virtud de la motivación y circunstancias originadoras del acto de marras,
recuérdese que fue reciclado cuando se dieron cuenta de que se estaba
convirtiendo en favorita para ganar la primaria, empaquetado en razón de la
judicialización de la política en formato de inhabilitación.
El
desafío del presente es luchar porque a MCM se le levante el veto y se le
restituya su derecho a ser candidata a presidente de la República y lo que es
más importante: se preserve el derecho de las fuerzas democráticas de designar
libremente su candidatura; asunto ratificado en los acuerdos de Barbados.
Lo que
viene después de la primaria es difícil y complicado porque los mandantes
actuales harán de todo para impedir, por ejemplo, que el veto a María Corina se
levante lo cual obliga a la oposición democrática y a sus aliados
internacionales a desarrollar una estrategia que combinando presión política
creciente con negociación –y negociación significa concesiones mutuas–, los
persuada de que lo conveniente para su continuidad como actor político
relevante es cumplir con los acuerdos de Barbados. Nos esperan tiempos
marcados por la incertidumbre y el forcejeo político.
Lo que
no puede terminar pasando es que las posibilidades de cambio terminen
frustradas porque la oposición democrática, por errores no provocados y por
ausencia de capacidad de maniobra termine en el «callejón sin salida» de no
tener candidatura presidencial unitaria en el 2024.
Gonzalo
González


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