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martes, 6 de octubre de 2009
El sistema de salud en Venezuela está gravemente enfermo
Carta al presidente Chávez
Señor Presidente:
Su intervención en el Consejo de Ministros ampliado que tuvo lugar el pasado 19 de septiembre en las que afirmó “En lo social tenemos en este momento una emergencia: la salud. Declarémonos en emergencia todos (...) Hay 2 mil módulos de Barrio Adentro I abandonados. ¿Qué pasó ahí? Un descuido de todos”, nos obliga a hacer las siguientes consideraciones:
La realidad de Barrio Adentro I
Nos ha sorprendido que usted se haya hecho la pregunta “¿Qué pasó ahí?”. ¿Será acaso que usted olvidó que el gobierno cubano y usted mismo, a finales del 2005 y durante los primeros meses del 2006, decidieron iniciar el retiro progresivo de 4.500 médicos cubanos de Barrio Adentro I para ser trasladados a Bolivia? Por cierto, esta decisión no le fue comunicada al país.
Desde 2007, varios estudios y testimonios de los usuarios del sistema paralelo de salud Barrio Adentro, impulsado por su gobierno, mostraron evidencias de insatisfacción por las fallas en el acceso y la calidad de los servicios, insatisfacción que se agravó por la reducción del personal que fue trasladado a otros países sin explicación a los venezolanos.
En 2008, se redujo en 65 % el presupuesto destinado a la “Misión”. Las labores de atención primaria de salud debieron limitarse y muchos “cooperantes” que atendían los consultorios populares debieron ocuparse de actividades asistenciales en los Centros de Diagnóstico Integral. Pronto, la provisión de servicios se hizo discontinua e irregular, el horario de atención se redujo y cerraron sus puertas numerosos módulos con el consiguiente malestar y frustración de los usuarios y de aquellos que de buena fe aceptaron incorporarse en actividades de participación en salud. Inexorablemente, las instalaciones se han venido deteriorando por la falta de mantenimiento y desuso.
No se enteró usted, que en enero del 2008 el presidente del Colegio de Médicos del Distrito Metropolitano de Caracas y representante del Frente de Médicos Nacionales Bolivarianos expresó su malestar cuando declaró: “Lamentablemente debo admitir que el maravilloso plan - Barrio Adentro- se vino abajo. Los módulos se transformaron en simples puntos de atención. El objetivo constitucional no se está cumpliendo".
El abandono de 2.000 consultorios populares de Barrio Adentro al cual usted se refirió, no es el único problema de Barrio Adentro. Con BA se creó una nueva red dentro del subsistema público, con lo cual se profundizó y amplió la desarticulación y fragmentación del sistema de salud de Venezuela, una de las fallas que el MSDS hoy MPPS, le señalaba al sistema de salud existente en el país antes de 1999 y que se suponía debía corregir.
Desde el punto de vista técnico, administrativo y de gestión BA nunca llegó a integrarse y articularse al sistema público de salud y por el contrario, contribuyó durante todos estos años a debilitar lo que existía. Las coberturas de atención de BA estuvieron muy lejos de alcanzar las metas previstas. Si bien la presencia de BA I incrementó la cobertura del primer nivel de atención, en la práctica lo que hizo fue aumentar la multiplicidad de la cobertura previamente existente. La interrogante es: ¿cuán eficaz, eficiente y sostenible ha resultado ser esta política?; ¿cuánto ha aportado a combatir las inequidades regionales en materia de cobertura? Por otra parte, nunca se dispuso de suficiente información para evaluar los resultados ni ha habido transparencia en la gestión, o rendición de cuentas por parte de los que han dirigido y gestionado este sistema paralelo de salud.
Por estas razones, señor Presidente, el desmantelamiento de Barrio Adentro no es una “emergencia sanitaria”, es una situación conocida desde hace más de tres años por usted y por la mayoría de los venezolanos, realidad que se suma a otros males del sistema de salud nacional. Lamentamos que usted la acepte como verdadera sólo cuando el gobierno cubano se la corrobora. Hubiese sido suficiente que usted oyese al pueblo venezolano, a aquellos que lo apoyan, a los que lo apoyaron y a los que no estamos de acuerdo con usted, pero especialmente, a las personas de escasos recursos que eran usuarios de BA y que hoy se sienten engañados y burlados.
Responsabilidades
Su responsabilidad en este asunto Presidente, es intransferible, no puede usted trasladar su culpabilidad al resto de su gabinete, a sus gobernadores y alcaldes. Usted y sólo usted es el responsable de haber delegado en un gobierno extranjero, el gobierno cubano, mediante la Misión Médica Cubana, la dirección, supervisión y evaluación de este sistema paralelo de salud.
¿Cómo le explica al país que en enero de este año, en su Mensaje Anual a la Nación correspondiente al 2008, señalara el funcionamiento pleno de 6.531 consultorios populares y siete meses después nos diga que 2.000 de ellos están abandonados. ¿Cómo le explica al país que el 25 de enero de 2006 en el apogeo de la Misión, 21.745 cooperantes cubanos estuvieran adscritos a BA y ahora con 24.000 cooperantes haya 2.000 consultorios populares abandonados?
Es su obligación señor Presidente, como lo es la de los órganos contralores del Estado, ordenar con celeridad las averiguaciones para establecer quiénes son los culpables del abandono de la Misión BA denunciada por usted, y qué cuota de responsabilidad corresponde al gobierno de la República de Cuba.
La solución que usted plantea
La solución, Sr. Presidente no es emitir un nuevo cheque en blanco al gobierno cubano y traer más médicos y estudiantes de medicina cubanos que se sumarán a las decenas de miles que ya están en Venezuela y que no están dando la talla para mejorar la salud. Esto solo contribuirá a repetir los errores hasta ahora acumulados y no resolverá los problemas que afectan nuestro sistema de salud.
Los problemas que usted no enfoca
Señor Presidente, luego de 10 años en el poder, no parece usted haberse percatado que los graves problemas del sistema de salud venezolano, no están limitados al deplorable abandono de Barrio Adentro. En esta década correspondiente a su administración, se deterioraron, abandonaron e improvisaron importantes funciones y componentes esenciales y operativos del sistema de salud, por ejemplo: se debilitó la rectoría y la gobernanza, se desviaron los fines sanitarios de la participación en salud, se tomaron medidas que fragmentaron , segmentaron y recentralizaron aún más las prestaciones de salud; aumentó la inequidad y la exclusión; se redujo la cobertura de los servicios y la calidad de la atención. Nunca antes se gastó tanto dinero en salud, en forma desordenada, incontrolable y poco transparente y, nunca antes los resultados, medidos mediante indicadores de salud, fueron tan pobres. Los programas de salud fundamentales no pueden mostrar resultados, la vigilancia epidemiológica está debilitada, la capacidad de respuesta ante endemias, epidemias, enfermedades emergentes y re emergentes es pobre e ineficiente. No hay planes integrados contra nuevas amenazas de salud social como la violencia, la adicción a drogas y los problemas que se derivan de la explosión demográfica. El saneamiento ambiental y la calidad de las viviendas es precario. Los hospitales públicos están en ruina, madres venezolanas están pariendo en la calle, la información pública en salud ha sido restringida arbitrariamente debilitando la capacidad de respuesta del sistema y se ha aplicado una política deliberada de destrucción de los recursos humanos en salud del país que ha provocado un grave daño moral a los trabajadores de la salud y a sus familias.
La consecuencia ha sido la pérdida del 50 % de los profesionales que trabajaban en los establecimientos de atención médica del sector público quienes han emigrado en procura de condiciones dignas de trabajo y de mejores condiciones de vida. Como si fuera poco, Sr. presidente en estos 10 años contando usted con todo el poder político, no fue capaz de propiciar un amplio debate para aprobar una ley orgánica de salud que contribuyera a hacer efectivo el derecho a la salud de los venezolanos.
La crítica situación social
Señor Presidente, los problemas relacionados con el sector salud se repiten también en otras áreas de las políticas sociales, cuyos determinantes impactan decisivamente sobre el estado de salud de la población y la calidad de vida. Vemos con gran preocupación que el ambiente político, la deriva democrática hacia un régimen autoritario, la precaria paz social, la pérdida de libertades y la aprobación reciente de leyes inconstitucionales destinadas a imponer un modelo de país orientado hacia la ideología que usted personalmente propicia, han avanzado a la par de la represión y de las amenazas a la libertad de expresión. Las crecientes demandas de la sociedad que no son satisfechas ni siquiera para cubrir las necesidades básicas, estimulan también la conflictividad y nos han conducido a la ruptura del diálogo social, en particular con los funcionarios públicos que son nuestros mandatarios.
Estas circunstancias abonan el camino hacia mayor pobreza, mayor conflictividad, mayor inseguridad, más exclusión, menos salud, menos oportunidades de trabajo productivo y menos desarrollo.
En razón de lo anterior, es indispensable propiciar la aproximación al diálogo social, cuyo propósito es alcanzar acuerdos fundamentales, entre los cuales, la salud es una condición necesaria para el desarrollo con equidad y este valor, el mejor impulso para combatir la exclusión y la pobreza.
La rectificación necesaria
La construcción de nuestro país pasa por la tolerancia, el respeto por la dignidad de las personas, la disposición al entendimiento civilizado de nuestra sociedad, que no puede continuar oscilando entre los extremos de la confrontación interminable y estéril y la indiferencia o el autismo social, impulsados por el odio, el resentimiento y la irreflexión. Estamos a tiempo para rectificar, para invocar mayores libertades y más democracia; así será posible convocar a todos los venezolanos al sueño común de un país más justo y mejor.
Nuestro sistema de salud tiene serias deficiencias y para subsanarlas deben tomarse decisiones que si bien son políticas deben necesariamente estar sustentadas en sólidos criterios técnicos y científicos. Para usted y para todos los venezolanos esta es una dura realidad a la cual no podemos escapar y el destino nos obliga con humildad a ofrecer respuestas sabias y oportunas.
Caracas 2 de octubre de 2009.
Blas Bruni Celli,
José Félix Oletta López
Ángel Rafael Orihuela
Pablo Pulido M.
Carlos Walter V.
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