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lunes, 16 de noviembre de 2009
¿La próxima burbuja económica?
Acabo de leer un artículo en el "Washington Post", sobre el dilema de la Reserva Federal para no matar la "recuperación económica" tan anhelada. En mi opinión, la recuperación actual no pasa de ser un espejismo creado por las tasas de interés "cero" prevalecientes. En todo caso, creo que vale la pena leer el artículo, por lo que tomé unos minutos para traducirlo y ponerlo a disposición de los hispanoparlantes interesados.
Por Robert J. Samuelson
Lunes, 9 de Noviembre, 2009
Cuando Nouriel Roubini habla, todo el mundo escucha. Roubini es, por supuesto, el antes desconocido economista de la New York University cuyas graves advertencias sobre una crisis financiera se comprobaron deprimentemente proféticas. La semana pasada, Roubini estaba pegando gritos. Escribiendo en el Financial Times, advertía que la Reserva Federal y otros bancos centrales gubernamentales están alimentando una nueva “burbuja” de activos que –aunque no está a punto de estallar- lo hará algún día con consecuencias calamitosas.
Este es el argumento de Roubini: La Reserva Federal está manteniendo las tasas de interés a corto plazo casi en cero. Los inversionistas y los especuladores piden dólares baratos prestados y los usan para comprar distintos tipos de activos –acciones, bonos, oro, petróleo, minerales, divisas extranjeras. Los precios suben. Se pueden conseguir ganancias gigantescas.
Pero esto no puede durar, advierte Roubini. La Reserva Federal aumentará eventualmente las tasas de interés. O los eventos externos (una confrontación con Irán, el miedo de una doble recesión) cambiarán la psicología del mercado. Entonces los inversionistas saldrán corriendo a asegurarse las ganancias, y las ventas dispararán un crack. Los precios de las acciones, los bonos y las materias primas caerán en picada. Las pérdidas serán crecientes, caerá la confianza y la economía real sufrirá.
“La Reserva Federal y los otros políticos parecen no darse cuenta de la burbuja monstruosa que están creando,” escribe Roubini. “Mientras más tiempo sigan cegados, mayor será la caída de los mercados.” ¿Esta misma película no la vimos ya? Bueno, quizás.
Los precios de los activos han subido espectacularmente, como los valores de las viviendas hace unos años. Desde su mínimo el 9 de Marzo, el índice de 500 acciones de Standard & Poor's ha ganado más de 50 por ciento. Un índice de acciones de 22 países llamados “mercados emergentes” (que incluye a Brasil, China e India) se ha duplicado desde su reciente mínimo. El petróleo, que se cotiza ahora en cerca de $80, ha aumentado 150 por ciento desde su mínimo reciente de $31. El precio del oro está cerca de su máximo absoluto, alrededor de $1.090 por onza. Mientras tanto, el dólar ha caído frente a muchas divisas. La mitad del cuento de Roubini resuena en nuestros oídos.
Pero la otra mitad es menos convincente: que los precios, empujados por los préstamos baratos, han alcanzado niveles especulativos. Recordemos que la economía parecía estar en caída libre a comienzos de este año. Los consumidores aterrorizados y las compañías cautelosas acumulaban efectivo, cortaban los gastos y vendían las acciones a precios de remate. Desde entonces, el ánimo y los indicadores económicos se han mejorado. Los precios más altos de las acciones y las materias primas han recuperado casi completamente las grandes pérdidas de esos meses de pánico. Los precios de hoy están generalmente por debajo de los máximos previos. El precio máximo del petróleo estuvo cerca de los $150 por barril.
De manera similar, el índice S&P 500, que anda por los 1065, está un tercio más bajo que su máximo del 9 de Octubre del 2007 (1565.15), y aproximadamente por donde estaba el día de las elecciones del 2008 (1005.75). Medido por la razón precio-ganancias histórica, estos niveles se pueden justificar, si la recuperación económica continúa. Con los despidos masivos de personal, los costos de los negocios han disminuido bruscamente. “La esperanza es que cuando los consumidores y las empresas comiencen a gastar de nuevo, el aumento de las ventas se refleje rápidamente en la línea final (las ganancias),” dice Howard Silverblatt de S&P's.
Tampoco está claro que los préstamos baratos en dólares estén promoviendo la especulación. “En los Estados Unidos y en Europa, los bancos están reduciendo los préstamos,” dice el economista Hung Tran del Instituto de Finanzas Internacionales, una organización de investigación de las instituciones financieras. “Se ve a los fondos de cobertura tomando menos apalancamiento (dinero prestado) que en el 2007.” Los que pasó en realidad, dice, es que según los inversionistas perdían el miedo, movieron sus fondos del efectivo hacia otros mercados, empujando los precios hacia arriba. Cita los flujos hacia afuera de los fondos mutuales del mercado monetario que superan los $300,000 millones.
De hecho, eso es lo que quiere la Reserva Federal, argumenta el economista Drew Matus del Bank of America. Las bajas tasas de interés sobre los fondos del mercado monetario y las cuentas corrientes “están tratando de forzarlo a uno a hacer algo con” el dinero -sea gastarlo o invertirlo. Evitar la depresión quiere decir apoyar a los mercados de consumo y de activos.
Así, la nueva burbuja de Roubini se queda sin comprobarse. Pero esto no hace que su advertencia sea menos válida. Hemos aprendido que hay una línea muy fina entre promover la expansión económica y fomentar burbujas. En retrospectiva, las políticas relajadas de la Reserva Federal contribuyeron tanto a la burbuja “tech” del final de los 1990 como a la reciente burbuja de la vivienda, aunque está en discusión cuánto.
Los signos más preocupantes de excesos especulativos, dice Tran, involucran a algunos países en desarrollo de Asia y América Latina. Estos países han recibido capitales considerables (dinero del exterior). Estos capitales han hecho aumentar abruptamente los precios de las bolsas locales y reflejan desapego con el dólar. Sus bancos centrales –imitando a la Reserva Federal- también han mantenido bajas las tasas de interés locales, alimentando un rápido crecimiento del crédito. Algunos de sus mercados bursátiles han excedidos sus máximos previos. Estos países encaran un dilema. Si aumentan las tasas, puede ser que atraigan más capitales “calientes” extranjeros; si mantienen las tasas bajas puede ser que alienten la toma de préstamos especulativos en la divisa local.
Pero el dilema surge de las bajas tasas de interés de la Reserva Federal y el dólar débil. La conclusión: cuán bien navegue la Reserva Federal para alejarse de su política actual le importa tanto al mundo como a los EEUU. Si es demasiado rápido, puede matar a la recuperación económica; si es demasiado lento, puede generar burbujas –y matar a la recuperación.
Traducción libre del Equipo Productor.
El texto original en Ingles en:
The Washington Post
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