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viernes, 12 de febrero de 2010
Se disipan las nubes, pero no sale el sol
Angélica Mora
Texas
Apuntes de una Periodista
La nebulosa de está disipando en torno al último escándalo proveniente de Venezuela y que atañe a Globovisión.
Al Director de Globovisión, Alberto Federico Ravell, en realidad le pidieron la renuncia, confirmando así las informaciones que me habían proporcionado anoche varias fuentes en quien tengo plena confianza, por conocerlas desde los tiempos en que trabajaba como periodista en los medios informativo venezolanos.
Alberto Federico Ravell confirmó, a través de Twitter, que dejará de ser el director general de Globovisión porque le solicitaron la renuncia: “A partir de este instante dejo de ser director de Globovisión. Me pidieron la renuncia. No renuncié. Seguimos en contacto”.
El diario Tal Cual amplió la información indicando que aunque todavía permanece en una zona de misterio el verdadero motivo de la salida de este aguerrido hombre de televisión, artífice de la consolidación de Globovisión como uno de los medios de información más importantes del país y que ha sido blanco de los ataques despiadados contra la libertad de expresión por parte de Hugo Chávez, se especula que la junta directiva del canal no habría podido soportar las presiones de Miraflores, en vista de las elecciones para renovar la Asamblea Nacional que se realizarán en septiembre de este año.
Desde ayer era de dominio periodístico –dentro y fuera el país– que Ravell había anunciado su renuncia a un reducido grupo de jefes y periodistas del canal, quienes le expresaron su solidaridad. En la ocasión, Ravell explicó la naturaleza de su desacuerdo con algunos socios de la empresa y aseguró –tal y como lo adelantó a través de su Twitter– que no buscaba postularse para las elecciones legislativas, pero señaló de manera tajante que “no iba a vender sus acciones a nadie”.
En la medianoche, luego de que la “guerra de twitts” había convertido la “primicia” en motivo de una viva polémica y que reafirmaba la política de cerco, acoso y hostigamiento del gobierno de Hugo Chávez contra los medios independientes, Globovisión expuso de manera oficial su posición a través de un comunicado en el que no se menciona el caso de la renuncia, pero advierte que el canal "ni se compra ni se vende" y que no cambiará la línea editorial.
El asunto es, al parecer, que Alberto Federico Ravell cuenta con el 16% de las acciones. No son muchas. De modo que una parte importante de los accionistas se ha sentido preocupada porque la línea “dura” y agresiva de Ravell contra el Gobierno estaría ahuyentando clientes para las cuñas, al tiempo que –en su desesperación– Chávez podría volverse más loco de lo que lo tienen las encuestas y emprender una ofensiva sin retorno contra el canal (nuevas acciones judiciales, multas de Conatel, Seniat, acosos de Tupamaros, etc) que terminaría por sacarlo también de la parrilla de programación.
En una situación de sentirse eventualmente contra la pared, el gobierno podría enviar a sus “boliburgueses” para hacerse del control de algunas acciones u obligar al presidente de Globovisión, Guillermo Zuloaga, a ceder.
De acuerdo con esa perspectiva, y en vista de que sólo tiene 16%, Ravell habría detectado movimientos para removerlo de la Dirección General y poner a otro. ¿A quién? No se sabe.
Entonces Ravell reunió a jefes y periodistas “anclas” y les dijo que para bien de la salud económica del canal, él se iba, pero no vendía sus acciones (“me van a tener que seguir calando como socio”, comentan que dijo) porque saben que soplan vientos de esperanza para la democracia venezolana.
Desde luego, la noticia corrió por Twitter, debido a que Roland Carreño, quien estaba entrevistando a Paulina Rubio, lo primero que hizo al recibir los 140 caracteres fue rebotarlos como primicia, rompiendo un acuerdo de silencio surgido tras la reunión con Ravell.
De todas maneras era una noticia que se estimaba que ocurriría tarde o temprano. Lo que no se sabía era cuándo.
(Con material de Tal Cual)
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