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martes, 5 de julio de 2011
Rumores en la Red
Por Fernando Núñez Noda, 03/07/2011
(@nuneznoda en Twitter)
La información no oficial o no validada por los grandes medios internacionales, tiene en internet y la telefonía, caudales desbocados.
Los rumores son como olas que se suceden, unas más grandes que otras. En el caso de la salud de Hugo Chávez, de su ausencia, de lo que ha ocurrido en Cuba, la avalancha ha invadido los grandes medios y, como un cristal de aumento, las redes sociales y otros canales electrónicos.
No es que su declaración conteste todas las preguntas, pero permite validar algunas de las informaciones y piezas que azotaron los canales electromagnéticos.
Más allá de la teoría del rumor: cómo se forman y deforman, cuál es la mecánica de su propagación… hay una incidencia inusitada de los medios electrónicos, una exacerbación del proceso y nuevos roles para todos.
Twitter, al ser la red más rápida y por estar compuesta por más gente, literalmente, adicta a la información, es la más activa. A través de sus líneas de tiempo pasa todo. Pero no es Twitter donde se originan los rumores.
Como no nacen en grandes medios (que los tratan como lo que son: piezas de información no confirmada), los rumores son siempre el parte que alguien da, sea por correo electrónico o publicado en un blog. Desde el principio corrió la del cáncer de colon (en vez del oficial “absceso pélvico”), validada parcialmente por periodistas bien informados como Nelson Bocaranda y mencionada en artículo del Miami Herald y Wall Street Journal.
Diferentes versiones fueron publicadas en blogs, incluida por supuesto, la primera. Mientras tanto la lluvia de mensajes de texto, mensajería PIN de Blackberry, tuits, post de Facebook hacían eco, les daban diversos giros o lo contradecían, como la tesis de septicemia, de posible infección en la columna, etc.
Leocenis García, director de este semanario, ya tenía la versión anterior en su poderosa red de Blackberry y Twitter. Y cada dato nuevo que llegaba era distribuido por PIN y tuit.
Rumores 2.0Los rumores en las redes sociales son, más que el traslado de información, conversación. La gente replica, cuestiona, reformula, mezcla y difunde. Si alguien quiere inventar un rumor lo hace. La industria se descentraliza.
En todo caso, como espermatozoides, los rumores se dispersan buscando eco y credibilidad, pero sólo unos pocos o uno solo lo alcanza. Que se extienda depende de la imposibilidad –al menos pública- de desmentirlo, pero también de las validaciones que los distintos receptores le van dando, así como de la plausibilidad que se le vea.
Por ejemplo, una cuenta llamada “Wikileaks Argentina”: @WikileaksAR estuvo insistentemente afirmando que Chávez había muerto el viernes 24 de junio. Sin más evidencia, referencia o intento de validación, esta cuenta probablemente hecha para confundir tuvo muchos “retuits” en el fin de semana pasado (aunque no creo que tenga uno más de ahora en adelante).
Y, por supuesto, estuvo la tesis que denunciaba una operación psicológica macabra (el mentado Plan OPSIC del G2, de “Operaciones Psicológicas”), como lo indicara Patricia Poleo: todo es mentira, un gran teatro y el anciano y su hijo putativo engañaron a todos, aunque con resultados que aún están por verse.
Ciertamente observé más gente (de bando y bando) convencida de que había una enfermedad, que los acólitos de la gran simulación. Las redes trajeron todo, como un desfile por el cual uno dice: “Esto me gusta”, “esto no me convence”, etc.
Yo traté de recoger diversas versiones y presentarlas a mis seguidores de Twitter tal cual estaban publicadas. Los grandes medios, digamos, los sitios web con marcas periodísticas, fungen en este caso de agregadores de los rumores: los presentan, le otorgan niveles de validación e incluso recogen datos de fuentes anónimas pero que consideran confiables.
Más allá hay muchos blogs, incluso personales pero de buen pulso periodístico, como el de @elpregonero, capaz de dar sus tubazos. Pero, de resto, son blogs informales o los que algunos observadores califican de “seudomedios”. Hubo muchos Twitlonger y similares (espacios para publicar textos largos en los que se expande un tuit).
Si bien hay laboratorios que dispersan información deliberadamente falsa, ésta se confunde con iniciativas personales, con acuerdos improvisados entre un par de usuarios o con simples golpes de suerte que convierten una barbaridad en certeza. La viralidad hace el resto.
Sólo algo rivaliza con los rumores mismos en cantidad e incluso impacto: los chistes que se hacen al respecto, como aquel de que el grito de guerra se había reducido a “Patria y Socialismo” (porque lo de “Muerte” era… echando broma) o éste:
@pppenaloza: Parte médico: la fábrica de rumores goza de buena salud…
Publicado por:
http://www.infociudadano.com/2011/07/03/rumores-en-la-red/
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