ANTONIO MARIA DELGADO 10 de julio
de 2014
Inseguro por la lealtad del estamento
militar, el gobernante venezolano Nicolás Maduro intentó incrementar su asidero
sobre las Fuerzas Armadas colocando en puestos claves a oficiales que parecen
no pertenecer directamente al denominado grupo del 4F, conformado por militares
que mantuvieron una cercana relación con el fallecido Hugo Chávez.
Pero oficiales consultados dijeron que
Maduro solo está arando en el mar, señalando que el grueso de las Fuerzas
Armadas siente desconfianza sobre su capacidad de llevar adelante el legado de
Chávez, y que quien realmente ejerce ascendencia sobre los oficiales es el
presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
“Con estos ascensos, Maduro quiere
desligarse totalmente del grupo del 4F, de los chavistas”, comentó desde
Caracas el ex ministro de Defensa, Rafael Montero Revette.
“Se ve claro que con la salida del
Comandante General del Ejercito, el Comandante General de la Armada y el
Comandante General de la Guardia Nacional, y del alto mando de cada una de esas
fuerzas, que quiere salir del chavismo, que quiere meter a su gente, porque los
que llegaron de comandantes no estaban en la línea de mando de los comandos de
componente”, agregó.
Maduro ya había cambiado hace un mes
al Comandante General de la Aviación.
Montero dijo que el actual líder de la
Revolución Bolivariana en realidad no tiene ascendencia dentro de las Fuerzas
Armadas, y que por ello quiere sacar de los puestos claves a quienes están
estrechamente ligados con el sector de los 4F, denominados así por que un buen
número de ellos acompañaron a Chávez en su intentona golpista del 4 de febrero
de 1992.
El ex ministro dijo que ese es el caso
a pesar de que mantuvo al general Vladimir Padrino López a cargo del Comando
Estratégico Operacional y mantiene en su puesto a la actual ministra de
Defensa, la almiranta en jefa Carmen Meléndez.
Maduro también pasó a retiro una
promoción de generales que jugaron un papel relevante durante el mandato de
Chávez, incluyendo al actual ministro de Relaciones Interiores, el mayor
general Manuel Rodríguez Torres.
Rodríguez Torres sigue siendo
ministro, pero con los cambios dejó de ser un oficial activo.
Esto es un duro golpe para el
ministro, dijo Montero.
“Rodríguez Torres estaba tratando de
reunir a todos los que estaban en los diferentes comandos de las diferentes
unidades estratégicas de las Fuerzas Armadas que pertenecen al 4 de Febrero, y
como él era el que tenía mayor jerarquía, y participó en el golpe del 4 de
febrero, quería tener ese control”, dijo el ex ministro.
“Pero como fue dado de baja, pierde
también esa parte del chavismo, pierde esa puerta. Se queda como ministro de
Relaciones Interiores, pero ya no tiene la fuerza dentro de la institución
armada como la podía tener permaneciendo como militar activo”, explicó.
Es una situación vulnerable para
Rodríguez Torres, quien podría ser destituido por Maduro en cualquier momento.
Pero los cambios en realidad hacen muy
poco para remediar el desprestigio que Maduro tiene entre las Fuerzas Armadas y
debilitar la influencia de Cabello.
“El liderazgo que él [Maduro]
precariamente mantiene no permea en la institución militar. El no tiene allí
ningún liderazgo. El se ha estado agarrando del ministro de la Defensa y de
algunas personas relevantes, pero el grueso está controlado por Diosdado
Cabello”, afirmó el vicealmirante Iván Carratú.
“Diosdado sí tiene liderazgo militar,
y los compañeros de él, y los otros militares lo reconocen como un militar
trabajador para el proyecto político”, agregó el militar retirado, ex jefe de
la casa militar y quien actualmente reside en Estados Unidos.
Cabello, otros de los oficiales que
acompañaron a Chávez en la intentona golpista, sí cuenta con lealtades dentro
de la institución militar.
“De producirse una crisis, de
producirse un problema grave político en Venezuela, esos militares van a cerrar
filas y no van a proteger a Maduro, ni van a defender a Maduro, sí protegerían
a Diosdado”, agregó.
Los cambios realizados por Maduro
vinieron acompañados por los ascensos de 229 oficiales a los grados de
almirantes y generales con el fin de generar simpatías dentro de las Fuerzas
Armadas.
La medida, con la que Maduro repite
una práctica implementada por Chávez durante años, eleva el número de oficiales
con altos grados a cerca de 1,500, muchos de ellos sin tener realmente
funciones que desempeñar.
Y muchos de los oficiales ascendidos
no están realmente capacitados para ejercer el mando, comentó José Antonio
Colina, presidente de la Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en
el Exilio (Veppex).
“Están regalando soles (insignias de
generales) para mantener tranquilas a las Fuerzas Armadas”, comentó Colina,
cuya organización trabaja estrechamente con oficiales que se han visto
obligados a salir del país por enfrentarse al régimen.
Dentro de la Guardia Nacional, por
ejemplo, Maduro ascendió a 24 generales de División, en vez de los dos que se
ascendían en años anteriores, comentó.
Entre los ascensos están los oficiales
de la Guardia Nacional implicados en la represión de las manifestaciones
estudiantiles de este año, que dejaron un saldo de al menos 43 muertos y cerca
de 850 heridos, dijo Colina.
El ex Comandante General del Ejército,
general Carlos Julio Peñaloza, dijo que la lealtad que las Fuerzas Armadas
actualmente le muestran a Maduro está más vinculada con las oportunidades de
enriquecerse que el régimen brinda que con una verdadera afinidad ideológica
con el proyecto político.
Y esa precaria lealtad se está viendo
erosionada con la crisis, que genera gran inquietud dentro del sector militar,
ya que muchos de sus integrantes sienten la presión vinculada con los grandes
problemas económicos al igual que la mayoría de la población venezolana.
Es una presión que podría llevarles
eventualmente a actuar, dijo Peñaloza.
“No estoy diciendo que va a pasar,
pero las probabilidades de un golpe de Estado son altas en Venezuela”, advirtió
Peñaloza.
Carratú coincidió en que la situación
interna del sector militar es muy delicada y dijo que la marejada de ascensos
impulsado este año por Maduro es una muestra de que su relación con las Fuerzas
Armadas no es buena.
“Mientras más ascensos haga, menos
lealtad tiene”, expresó.
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