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miércoles, 13 de agosto de 2014

La represión de las protestas obreras en Venezuela deja tres heridos

EWALD SCHARFENBERG Caracas 12 AGO 2014

El sindicato de Sidor, la principal acerería venezolana, de propiedad estatal, negocia desde hace dos años el convenio colectivo

Tres heridos y un número indeterminado de detenidos fue el saldo de las protestas obreras de este lunes en Ciudad Guayana (estado de Bolívar, suroeste de Venezuela), reprimidas con dureza por piquetes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).

Las protestas estuvieron protagonizadas por obreros de Sidor, la principal acerería venezolana, de propiedad estatal, y núcleo de la industria pesada de transformación de minerales instalada en la ribera sur del río Orinoco.

El sindicato Sutiss, representante de la fuerza laboral de Sidor y uno de los de más acendrada tradición de combate en el país, está negociando desde 2012 un contrato colectivo para sus afiliados, que reemplace al ya vencido desde 2010. Sin embargo, su contraparte, el Estado venezolano, ha puesto toda clase de cortapisas en el proceso. A casi dos años del inicio de las conversaciones, paralizadas hace dos semanas por la empresa y a falta de 11 cláusulas por acordar, el sindicato decidió salir a las calles y denunciar las tácticas dilatorias del patrón.

Ese patrón el Gobierno, a cuyo frente está el presidente Nicolás Maduro, que en el pasado fue dirigente sindical del Metro de Caracas. En transmisiones televisadas y diversas tribunas, Maduro no pierde oportunidad para criticar al sindicato del acero, al que acusa de ser una “mafia sindicalera”, “trasnochada” y “reivindicacionista”, que se confabula para “llevar a Sidor a la quiebra”, haciéndole “el juego a la derecha”. En cualquier caso, el conflicto se va enconando y amenaza con convertir a Sidor y a Ciudad Guayana, respectivamente, en el Astillero Lenin y el Gdansk de la revolución bolivariana.

Los manifestantes se agruparon en los accesos de entrada de Sidor desde temprano en la mañana y luego cortaron el paso por la avenida Guayana que comunica a la localidad con Ciudad Bolívar (antigua Angostura, capital política de la provincia) y el resto del país. Pelotones dela GNB, con apoyo de vehículos blindados, los dispersaron con andanadas de gases lacrimógenos y perdigones. La fuerza militar también entró a las instalaciones de la siderúrgica para apresar a varios protestantes.

Según informa la reportera Clavel Rangel, del diario local El Correo del Caroní, los lesionados por salvas de perdigones fueron los obreros William Castillo (ocho heridas en la espalda), Jesús Verde (herido en la nariz) y Jhoan Pérez, con heridas en el pecho y la mandíbula. Todos debieron recibir atención médica en una clínica de la ciudad.

El presidente de Sutiss, José Luis Hernández, reclamó ante los periodistas que, luego de haber recuperado Sidor “de las trasnacionales” y de haberse ganado el respeto del fallecido presidente Hugo Chávez, el sindicato debía enfrentar la represión ordenada desde el Ejecutivo por Nicolás Maduro. “Nosotros habíamos resistido gases y bombas con Ternium, pero nunca que nos dispararan", recordó, en referencia a la precedente administración privada de la empresa.

Sidor (Siderúrgica del Orinoco) fue la piedra angular de los planes industriales, iniciados por la última dictadura militar de Venezuela de Marcos Pérez Jiménez (1952-58), y continuados por los gobiernos de la llamada democracia representativa (1959-1999), para desarrollar un complejo siderúrgico en la confluencia del río Orinoco y uno de sus principales tributarios, el río Caroní. La cercanía de yacimientos de hierro y bauxita, junto a la disponibilidad de energía hidroeléctica, inspiraron esos planes.

Tras varias décadas de inversiones sin retorno y altibajos en la productividad, el Gobierno del democristiano Rafael Caldera decidió privatizar Sidor en 1997, que quedó en manos de un consorcio que actuaba bajo la marca Ternium y liderado por el grupo argentino Techint, con participación de socios de México, Brasil y Venezuela. En 2008 Hugo Chávez la renacionalizó, luego de violentos disturbios sindicales contra el consorcio.

El chavismo no consiguió, sin embargo, restaurar la productividad en la empresa, a la que llegó a poner en 2008 bajo control obrero en un ensayo controlado –y según algunos críticos, solo nominal– de sovietización. En los últimos años el Gobierno de Maduro optó por militarizar en la práctica las operaciones de Sidor. Según un documento que se filtró a la prensa a finales de julio y que las autoridades gubernamentales ni confirmaron ni desmintieron, se estaría negociando la cesión de la gerencia de Sidor a una empresa china.


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