AFP 03 de septiembre de 2014
El sucesor de Hugo Chávez, Nicolás
Maduro, apenas suscita el mismo fervor que su mentor, fallecido en marzo de
2013. Una combinación de anuncios vacilantes e iniciativas polémicas han
reducido su popularidad en los últimos meses, en un contexto de grave crisis
económica.
El presidente de Venezuela recoge sólo
el 35% del apoyo popular después de dilapidar el 'capital de carisma' obtenido
en las elecciones municipales de diciembre, tras anunciar a bombo y platillo
unas bajadas de precios decretadas por su gobierno.
El 80% de la población considera que
la situación del país es mala, según una encuesta realizada por Datanálisis.
Incluso Hinterlaces, empresa de estudios de opinión próxima al chavismo, no
tiene más remedio que asegurar que en nueve meses, el mandatario ha perdido 18
puntos en su popularidad.
"Existe una relación directa
entre la percepción de la crisis económica y la caída de la popularidad de
Maduro, no sólo lo que se hizo, sino por lo que no se hizo, como resolver el
problema de la pobreza y la inflación", explica Luis Vicente León,
presidente de Datanálisis. "La percepción de la gente es que el gobierno
está perdido".
Pese a que el Banco Central no publica
sus estadísticas oficiales en los últimos meses, es fácil constatar que la
calidad de vida se ha deteriorado: excepto los productos cuyos precios están
controlados, todo es cada día más caro. En los supermercados, es común ver los
estantes vacíos o esperar meses para encontrar café, azúcar o papel higiénico.
En mayo, la inflación alcanzó el 61%
en tasa interanual, mientras que en marzo, el Banco Central contabilizaba 19
categorías de productos de primeras necesidad que experimentaban "serios
problemas de abastecimiento".
Por su parte, Fedecámaras, la
federación empresarial que agrupa a la mayoría de las empresas privadas afirmó
que "el año terminará probablemente con una caída entre el 4 y el 5% del
producto interior bruto (PIB)" de Venezuela.
El Gobierno es criticado, incluso
desde las filas del chavismo, por la situación de crisis económica en un país
que cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo del planeta.
Los analistas recomiendan como
tratamiento de choque reducir el gasto público y la flexibilización de precios
de algunos de los productos controlados como la gasolina, que es la más barata
del mundo.
Cuestión
de credibilidad
Pero por ahora, Nicolás Maduro, un ex
sindicalista cuyo ascenso político tuvo lugar a la sombra de Chávez, ha
respondido sin contundencia, anunciando medidas 'anticrisis' que nunca llega a
concretar. Este martes tuvo lugar su remodelación ministerial que ha tardado
tres meses en producirse, después de prometer una "conmoción
revolucionaria" en junio.
"Es una cuestión de
credibilidad", señala Oswaldo Ramírez, portavoz de ORC Consultores.
"Anuncia medidas que nunca llegan, cuando dice que va a hacer algo
retrocede, como en el caso (de la subida de precios) de la gasolina".
Además, Maduro parece hacer frente a
las consecuencias de la crisis más que su origen , como el cierre nocturno de
la frontera con Colombia para evitar la salida del país de miles de litros de
gasolina y toneladas de comida, a través del contrabando.
Otra medida para luchar contra este
problema y que ha provocado incredulidad es el anuncio difuso de un sistema de
sensores de huellas digitales en los supermercados para controlar las compras
de la población.
La caída de popularidad de Maduro no
es una amenaza a corto plazo para la estabilidad de su gobierno, según los
analistas, que comparan su popularidad a las de los presidentes de EEUU, Barack
Obama (38%), o de Perú, Ollanta Humala (32%).
Sin embargo, el castigo podría llegar
en las elecciones parlamentarias que se celebrarán a finales de 2015: "Con
un 35% (de apoyo popular), no será expulsado, pero con tan poco margen de
maniobra, es difícil ganar unas elecciones", advierte L. Vicente León.
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