Victor Salmerón 29 de mayo de 2015
¿Cómo
y por qué?
El dólar paralelo ingresó en una zona
frenética y muy atrás ha quedado el punto de partida de este año, cuando a
principios de enero amaneció en 170 bolívares. El pasado 13 de mayo, taladró el
techo de 300 bolívares y, tan solo nueve días después, saltó sobre 400
presagiando un billete verde en la cumbre de mil bolívares antes de que
finalice 2015.
La moneda estadounidense no se comporta
mansamente, como esperaba el Presidente de la República, Nicolás Maduro, quien
el 10 de febrero anunció una política cambiaria que en teoría mantendría bajo
dominio del Gobierno el precio del dólar y aseguraría la estabilidad de las
reservas internacionales al decidir cuántas divisas recibe cada sector de la
economía.
La
disfunción.
El modelo oficial consiste en que el
dólar tiene tres precios: 6,30 bolívares para la gran mayoría de los sectores;
un punto de partida de 12 bolívares para las empresas que no ingresan en este
primer tramo y participan en las subastas del Sicad y alrededor de 200 para una
fracción muy pequeña atendida a través del Sistema Margina de Divisas (Simadi).
Según confió Nicolás Maduro:
“La circulación de divisas para el
funcionamiento económico y social del país es un mercado. Cuando tú lo englobas
el 100%, ¿verdad?, el 70 lo cubre el 6,30, el otro 20,25 por ciento lo cubre el
Sicad y entonces este 3,5 por ciento, que es lo que va quedando, lo va a cubrir
este sistema que es un ensayo (el Simadi)”.
Muy pocos países tienen un sistema de
cambios múltiples, de hecho, ni aliados de Venezuela como Bolivia, Nicaragua o
Ecuador lo hacen. La gran mayoría mantiene un solo precio para el dólar, fijo o
flexible. En el sistema en el que el tipo de cambio está fijo, si el Gobierno
imprime una gran cantidad de dinero para financiarse porque no puede cubrir sus
gastos, los billetes inundan la economía y los ciudadanos aumentan la compra de
dólares. Entonces, el tanque de divisas disponibles para ser vendidas, es decir,
las reservas internacionales, desciende velozmente.
Si el tipo de cambio es flexible y el
Gobierno imprime montañas de billetes para financiarse, el Banco Central puede
mantener el nivel de las reservas internacionales pero tiene que dejar que el
precio del dólar aumente hasta que la demanda de divisas pierda intensidad,
porque se tornan muy caras.
Así, en los sistemas de cambio fijo o
flexible, existe un ajuste automático donde el Gobierno no puede fabricar
dinero sin ningún tipo de límite para financiarse.
Supuestamente el sistema diseñado por
Nicolás Maduro y sus ministros resuelve este problema, porque mantiene fijo el
precio de la gran mayoría de los dólares que vende y al controlar las
cantidades, preserva las reservas internacionales. Además, imprime montañas de
billetes para gastar lo que no tiene porque los impuestos, el endeudamiento y
el ingreso petrolero no le alcanzan para cubrir el presupuesto.
El problema es que la economía no se
comporta como predicen las tablas de Excel y la diferencia entre los dólares
que el Banco Central vende y los que en verdad desean comprar los ciudadanos y
las empresas da origen a un mercado paralelo donde la demanda es gigantesca
porque, como el Gobierno de Nicolás Maduro está imprimiendo billetes a mansalva
para financiarse, existe una enorme cantidad de bolívares que desesperadamente
persiguen billetes verdes.
Las
expectativas.
Las estadísticas oficiales registran que
al cierre de marzo de este año la masa de billetes que el Banco Central ha
fabricado para financiar al Gobierno representa 925 mil 351 millones de
bolívares, una cifra que se traduce en un salto de 100% respecto a marzo de
2014.
Y la expectativa es que continúe
aumentando porque la administración de Nicolás Maduro no ha tomado medidas para
cubrir la gigantesca brecha entre ingresos y gastos que en 2013, última cifra
oficial y cuando el petróleo se ubicaba en un promedio de 98 dólares el barril,
alcanzó el estratosférico nivel de 16,9% del PIB.
Otro elemento a considerar es que la
inyección de dinero para cubrir el déficit también dispara los precios de todo
lo que se consume porque la demanda supera abiertamente a la oferta y, mientras
la inflación galopa, el Gobierno recibe lo mismo por la gran mayoría de los
dólares que vende porque el tipo de cambio está fijo en 6,30 bolívares.
El resultado es que el déficit crece
porque los trabajadores públicos como los maestros y médicos reclaman aumentos
de salarios y los materiales para la Gran Misión Vivienda, por ejemplo, son más
caros, mientras que los dólares provenientes del petróleo aportan lo mismo.
Así, surge una dinámica negativa donde
cada vez el Banco Central tiene que fabricar más billetes para que el Gobierno
cubra sus gastos o, en el corto o mediano plazo, es inevitable una devaluación
que sepulte el dólar a 6,30 bolívares.
A esta expectativa poco alentadora se
añade una creciente incertidumbre que alimenta la demanda de dólares. El pasado
19 de mayo Nicolás Maduro anunció:
“Tengo listo el plan de recuperación
económica parte II, y lo voy a lanzar en los próximos días con lujo de detalle,
no adelanto más nada porque va a ser un plan que se va a accionar, a ejecutar
y, una vez que esté ejecutándose, lo voy a explicar. Al revés, porque sino la
burguesía empieza a hacer maldades, los pelucones, no le permitamos una maldad
más a los pelucones, cero tolerancia con la guerra económica”.
No obstante el Presidente dejó ver el
tenor de lo que se aproxima: “Yo ya lo confeccioné con la Ley Habilitante que
tengo en la mano. Voy a hacer un conjunto de reformas para apretar la mano y
para ir detrás de los bachaqueros, para acabar con todo el proceso de sabotaje
económico de la derecha maltrecha y de los grupos económicos, de los pelucones,
de esta oligarquía saqueadora”.
Previamente, el 13 de mayo, el
Presidente afirmó que está en puertas una reforma en la regulación de precios:
“Vamos a publicar un nuevo esquema en la
Ley de Precios Justos, con los nuevos mecanismos para fijar los precios. Le
dieron la vuelta con la maldad pues, como los estafadores, como lo son pues. Le
meten la mano en el bolsillo al pueblo. El capitalismo parasitario le mete la
mano en el bolsillo a los venezolanos”.
Y el primero de mayo dejó entrever la
posibilidad de una medida contra Polar, la principal empresa privada del país
cuando al saludar a un grupo de trabajadores les dijo: “¿Contamos con el apoyo
de la clase obrera de la Polar? Preparaos para grandes desafíos. Preparaos para
grandes desafíos”.
El
mercado cucuteño.
¿Cómo y quién mide el dólar paralelo? A
falta de un mercado libre y ordenado, la página web Dólar Today se ha
convertido en la referencia que día a día siguen los venezolanos. Básicamente
refleja el tipo de cambio que tendría que pagar alguien si va a Cúcuta con
bolívares, los cambia a pesos colombianos y luego adquiere dólares.
El economista y profesor de la
Universidad Católica Andrés Bello, Ronald Balza, explica que “nadie verifica
cuántas transacciones de este tipo se hacen en un día y se trata de un mercado
ínfimo al que si acaso tendría acceso el 1% de la población y sin embargo ante
la falta de otro tipo de referencias se ha convertido en un marcador”.
“Como cada vez hay más bolívares en
circulación el bolívar se ha debilitado frente al peso colombiano. En realidad
la demanda de bolívares en esa zona de la frontera está asociada a que algunos
grupos lo necesitan para adquirir gasolina o alimentos a precios controlados
que ilegalmente son trasladados a Colombia, es algo muy pequeño. Y a esto se
añade que el dólar se ha apreciado en Colombia, hay un doble efecto”, dice Ronald
Balza.
El impacto del incremento de dólar
Cúcuta es considerable. Un estudio elaborado por Ecoanalítica determina que un
tercio de las categorías en las que el Banco Central de Venezuela divide los
bienes y servicios que utiliza para calcular la inflación tienen precios
altamente correlacionados con el dólar paralelo, concretamente, bebidas
alcohólicas, restaurantes y hoteles, esparcimiento y cultura, vestido y
calzado, alquiler de viviendas y equipamiento del hogar.
Se trata de sectores que reciben pocas
divisas por los canales oficiales y como en la mayoría de los casos no están
sujetos a controles de precios fijan sus costos de acuerdo al comportamiento
del dólar paralelo
Ronald Balza estima que por la escasez,
producto del restringido acceso a las divisas, y el constante aumento de los
precios, la economía ingresó en una etapa de achicamiento. “Es una especie de
colapso del sistema. Se va a importar para unos pocos que puedan pagar los
elevados precios, es como una subasta donde algunos comerciantes ofrecerán una
cantidad cada vez más pequeña de productos”.
“Lo que hay que hacer es admitir la
realidad. Que el paralelo llegó a 400 y hacer un cambio de política económica
para bajarlo, no es inevitable, con las medidas acertadas el dólar puede tener
un precio único que sería más alto que el 6,30 pero mucho más bajo que el que
fija el mercado de Cúcuta”, dice Ronald Balza.
De no haber un viraje en la política
económica, no existen razones para pensar que el dólar paralelo detendrá la
escalada.
Tomado de: http://www.abcdelasemana.com/2015/05/29/es-inevitable-que-continue-el-ascenso-del-dolar-paralelo/
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