Comunicado Grupo Avila
La FAO ha decidido hacer un
reconocimiento al gobierno de Venezuela por unos supuestos logros en el campo
de la desnutrición, con base en indicadores que los especialistas consideran
inadecuados porque no reflejan la realidad que vive el país.
La realidad de las cifras
indica lo contrario a lo señalado por dicha organización. La desnutrición de
los venezolanos, en lugar de reducirse, se ha incrementado en los últimos años,
lo cual está directamente vinculado con el desastre agroalimentario que el
gobierno venezolano ha generado. Basta recorrer las ciudades y pueblos de
nuestro país para constatar las largas colas de ciudadanos que a diario deben
consumir muchas horas para adquirir, si la suerte los acompaña, algunos
alimentos básicos. Esta escasez de alimentos y otros productos de primera
necesidad pareciera que llegó para quedarse, han señalado técnicos
especialistas en la materia. Investigadores, igualmente, señalan que la calidad
de la alimentación ha bajado, lo cual genera incremento de enfermedades crónicas.
Esta grave situación de
penuria y pérdida de la calidad de vida, nunca antes experimentada por el país,
tiende a profundizarse en los próximos meses, de no tomarse medidas políticas
correctivas y con urgencia.
El balance del
entorno agroalimentario nacional es concluyente. Desde el año 2012 el consumo
de leche, carne, cereales y frutas va en picada. El desquiciamiento cambiario y
la falta de dólares nos han hecho perder el crédito externo. Los proveedores
extranjeros ya no quieren comerciar con Venezuela.
Con un Estado que
controla el 50% de la capacidad instalada de pulverización y pasteurización de
leche y la exclusividad de importación de la leche en polvo; el 70% de las
torrefactoras de café; el 55% de la
capacidad de trillado de arroz; el 65% de capacidad de procesamiento y envasado
de atún y sardinas; el 65% de capacidad de matanza (cárnicos); 63% de los centrales
azucareros y 45% del procesamiento de harinas pre-cocidas ¿quién sino el
gobierno es el culpable directo de la crisis alimentaria que padecemos?
Hoy, la caída de
las cifras de la producción agrícola se ha acentuado y es alarmante. Los
déficits per cápita de insumos agroalimentarios alcanzan niveles insólitos. Y
lo que se espera para el presente año es una escasez creciente de 50%, con una
inflación de 150% o más, inexistencia de inventarios, de insumos y bienes
alimenticios y una deuda privada no reconocida a punto de entrar en default.
Estas datos penosos
son el resultado inevitable de medidas y políticas económicas ideologizadas y
unilaterales (acoso del sector productivo privado, expropiaciones, control de
cambios como arma política, entre otras)
Lastimosamente, los que
dirigen los organismos internacionales no se han tomado la molestia de
verificar, más allá de la información consignada por el gobierno, si aquellas
son ciertas o no. Las dan por buenas, lo cual habla mal de tales entes.
La buena marcha de las
organizaciones internacionales es fundamental para el mundo de hoy. Sin ellas
el logro de la gobernabilidad, la prosperidad y la paz internacionales se
harían más difíciles. De allí que el prestigio y la credibilidad de esa
institucionalidad deberían ser preservados por todas las naciones del planeta y
quienes las gestionan.
En los últimos años, el
gobierno venezolano ha proveído a aquellos organismos de informaciones sesgadas
que no se corresponden con la realidad nacional.
El Grupo Ávila se siente en
la obligación de llamar la atención a los entes internacionales especializados
acerca de nuestra crítica situación particular, en especial a la FAO, quien recompensará
al gobierno nacional, no solo con base en cifras desactualizadas, sino también distorsionadas
y/o irreales. Galardonar actuaciones gubernamentales notoriamente desafortunadas
y ruinosas no contribuye en nada con el logro de los objetivos que ellas se han
trazado. Venezuela podría estar al borde de un estallido social de grandes
dimensiones como efecto de políticas equivocadas que han destruido la confianza
de los consumidores venezolanos y deteriorado su salud, particularmente, la de
los niños.
Los riesgos de conflictividad
social que se corren con esta situación son claros. La estabilidad política de
la región está en juego también; de allí nuestro llamado de alerta a la
comunidad internacional.
GRUPO AVILA, 5 DE JUNIO DE
2015
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