Américo Martín 16 de noviembre de 2015
Trabajando
desde la acera del pluralismo se cometen errores a veces pueriles o
emocionales, pero lo paradójico es que solo desde esa perspectiva y pese a la fatalidad de semejantes
errores es que puede lograrse el supremo
acierto, que en este momento comienza con la victoria político-electoral del
6D.
Cuando
se trata de enfrentar un hegemón de vocación totalitaria, no sirve oponerle una
opción única y sin fisuras, así su emblema sea la democracia. De índole
democrática son la diversidad y el pluralismo tanto como la libertad y la
convivencia civilizada. Fracasaría, por eso, una política opositora que “calce”
tan rico universo en un “zapato chino”,
en lugar de desplegar su enorme potencial de diversidad. Por
supuesto, sin menoscabo de la premisa de
las premisas: unidad político-electoral y tarjeta única. No me atrevería a
decir que la MUD y el “abajo a la izquierda” son más conocidos -aunque en este
momento sean más accesibles- que las
caraotas o la harina pan, pero por ahí van.
Cuando
se avanza en la recta dirección todo se
facilita. ¿Cuánto dinero, tiempo y esfuerzo habría costado identificar la
ubicación de la tarjeta electoral? Pues nada, como caído del cielo un nefasto se consagró a confundir
electores, y hoy, a un mes de la gran prueba, la solitaria tarjeta refulge como
ninguna otra.
En
cambio extraviarse en la noche complica cualquier operación diseñada por los
laboratorios mejor dotados. La inhabilitación de Vecchio para que recupere el
sueño el Señor de los Anillos, o la maldad desplegada contra Leopoldo, Ledezma,
Rosales y los demás presos políticos que no por menos conocidos pueden ser
olvidados; y los burdos estados de excepción, la intervención bárbara de Copei,
afortunadamente superada, la militarización, la parla de bajos fondos que cruza
el discurso amenazante de la cumbre del poder, el terror a la observancia
internacional. Es en conjunto una disparatada ofensiva que rebota contra la
perseverancia de la MUD a la que nada, ni los rumores y “tubazos” mejor
urdidos, ha logrado desviar de su cauce. Nada es más importante que abrir un
horizonte iluminado a nuestro atormentado país, y eso pasa por sumar y sumar
votos, no dispersarlos.
Pese a
su estupendo desempeño político-electoral, descalificaron a la MUD por no
dirigir procesos sociales que no le van a un organismo de naturaleza dispar. La
justicia ha ido poniendo las cosas en su lugar.
Hay
síntomas significativos en el costado del Poder. Poco burbujean ya los cantos
de victoria mientras el discurso se les plaga de conjeturas sobre la desgracia
que acarrearía el triunfo de la “derecha”. Y aunque no todos lo hayan
advertido, el hemisferio y el mundo tienen la mirada fija en Venezuela. UNASUR
ha entrado en crisis porque no se le alcanza la cerril oposición del CNE a la
presencia de veedores internacionales. La presión foránea ha sido tan vigorosa que
Maduro se vio impelido a declarar inequívocamente que aceptará el resultado,
“gane quien gane”.
Se
entrevé que si no han podido posponer el fatídico 6D, bien cuesta arriba les
resultaría desconocer el resultado, pues más que “querer” es asunto de “poder”.
Y lo cierto es que visto por detrás el
telar de las amenazas maduro-cabellistas es una trabazón rústica y endeble.
Dos
preguntas:
1 ¿De
confirmarse la derrota electoral del oficialismo, el diálogo sería para…?
2 Sé
que aprender inglés es importante ¿pero tan urgente como para no esperar por el
6D y el desenlace del equívoco destino del TSJ?
Tomado de: http://americomartin.com/errores-acertados/
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