Por Fernando Facchin B., 13/11/2015
El artículo 109 de la CRBV establece: “El Estado
reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía (...) Las
universidades autónomas se darán sus normas de gobierno, funcionamiento y
administración de su patrimonio (...)” Ahora bien, una de las características
de el régimen instaurado ya hace 18 largos y nefastos años, es su belicoso y
despiadado ataque contra las universidades públicas autónomas, sometidas a una
injustificada incuria económica.
La inusitada agresividad oficialista contra “La casa
que vence las sombras”, es producto del odio y resentimiento propios de
complejos irresolutos de un régimen en involución irracional, empecinado en
exigir respeto, pero que es incapaz de respetar. Un régimen imbuido en un
vergonzoso empecinamiento contra el intelecto y la cultura con el malsano
objetivo de eliminar el pensamiento libre y crítico, imponiendo un pensamiento
único y retrógrado, fundamentalista.
El régimen autárquico no soporta el contrapeso que
implica el pensamiento y ejercicio crítico, por ello la agresión económica
contra las universidades para someterlas al oscurantismo, la ineficiencia y la
ineficacia gubernamental, por tal razón es necesario y urgente crear espacios
de reflexión crítica en defensa de la estructura, el funcionamiento y la
proyección social de las universidades, sin un presupuesto cónsono y oportuno
es imposible el desarrollo universitario para la formación de profesionales
idóneos.
Es lamentable observar a muchos de los funcionarios
oficialistas, profesionales graduados en nuestras universidades públicas
autónomas fomentar ataques contra las universidades, como lo que son peones del
oficialismo, pero quienes están bajo las previsiones del artículo 25 de la
CRBV, su cuestionable actuación para perpetrar fechorías sin límites, es un
problema de carácter constitucional y moral, humillando la universidad,
humillan a la soberanía nacional y a la ciudadanía, es producto de una
“obediencia indebida” de la cual son responsables personales.
El comportamiento de peones del régimen contra las
universidades viola flagrantemente los “límites de la obediencia”, la cual no
puede ser ciega ni indebida para justificar su implicación en la deshonra de su
propia formación profesional y quienes deben recordar que: “Peones eran los
que, de a pie, ayudaban a subirse al caballo a los señores. Señores eran los
que, de a caballo, dominaban personalmente a otros hombres”.
Oscuros empleados públicos sumisos al régimen, quienes
pretenden la destrucción de las universidades, demuestran una lealtad perruna
con respecto al amo de un poder fáctico y ocasional y deslealtad a la casa que
les venció las sombras. El momento de retractarse de sus actos ha caducado. Los
tiempos de comprensión y diálogo han terminado. He aquí el desafío, todos a
defender la autonomía universitaria.
Edición Impresa del 13/11/2015
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