Por Tulio Ramírez
Las 5:00 am. Le gano al
despertador por primera vez en mucho tiempo. Solo sucede cuando me programo
para despertar antes de la hora rutinaria. No sé cómo explicar este fenómeno,
pero no me pasa a mí exclusivamente. Tengo una hija adolescente que cuando está
de vacaciones solo hace dos comidas al día, porque nunca alcanza a levantarse
para el desayuno. Pero basta con que tenga una invitación a la playa para verla
desde las 4:00 am preparando el morral con lo necesario para el paseo. 7:00 am:
salgo a Colegio de Ingenieros para verme con mis colegas profesores. El plan:
acompañar a los Diputados de la MUD al acto de juramentación en la Asamblea
Nacional.
La autopista Francisco Fajardo
vacía, mal augurio. Pensé, “Caracas todavía no se despereza de las fiestas
navideñas, así ha sido siempre”, pero a la vez me digo, “hoy es un día
diferente, se ha logrado lo que habíamos anhelado desde hace muchos años. Era
como para hacer un esfuercito, ¿no te parece?”. Ya llegando a Plaza Venezuela
recordé el comunicado del Colectivo La Piedrita y las amenazas de los violentos
de siempre que rodaron por las redes. Eso podía explicar que la gente no se
haya volcado a las calles. En la Venezuela de la revolución bolivariana apoyar
en descampado a la disidencia democrática es todo un acto heroico,….. o
imprudente.
Nos reunimos unos 12 colegas.
Emprendimos hasta La Hoyada, lugar de la concentración. Las estaciones del
Metro estaban cerradas. Es el guión del gobierno cada vez que quiere fastidiar
las marchas opositoras, pero ya la gente no le para. Durante el trayecto fue
creciendo el grupo. Por allí vimos a Claudio Nazoa con una pancarta que decía
“Chivas vive, el whisky sigue”. Los jodedores que nunca faltan aprovecharon
para tomarse una foto con ese popular personaje. Más allá iba Kiko con un
séquito de admiradoras. No por casualidad fue declarado tiempo atrás como el
hombre más sexy de Venezuela. Sospechamos la presencia de Steve Harvey en ese
certamen.
Eran las 9:30 de la mañana, la
gente se agolpa desde la esquina de El Chorro hasta la Iglesia de Sagrado
Corazón de Jesús. Todo era alegría. Jóvenes y no tan jóvenes enarbolaban
banderas de sus partidos. Hacía mucho tiempo que no veía tantas caras
sonrientes. Las pintas esparcidas por todas partes que señalaban que era un
territorio chavista, provocaban en los transeúntes solo una sonrisita tipo Mona
Lisa. A las 10:00 am divisamos a los Diputados electos Tamara Adrian, Simón
Calzadilla y Richard Blanco intentando acceder por la esquina de El Chorro
rumbo a la AN. El piquete de Guardias Nacionales que hacía de muro de
contención, no permitió el paso. ¡Mala señal.
Cosa que me llamó la atención
es que del edificio convertido en refugio de damnificados que se encuentra en la
esquina de El Chorro, no hubo acción alguna de violencia contra la
concentración. Todo estaba tranquilo, solo un joven desde el piso 4 filmando,
por horas, los acontecimientos. Evidentemente no era habitante del edificio.
Como a eso de las 10:30 una tanqueta de la Guardia Nacional con unos 6
motorizados de escolta intentaban pasar entre la multitud para dirigirse a la
AN. No se entendía tal despropósito cuando podían hacerlo por cualquiera de las
vías paralelas a la Av. Universidad. Parecía más bien una innecesaria
demostración de poder. Muy malo.
Ya muy cerca de superar la
barrera de la GN, se corrió el rumor que dentro de la tanqueta iban Diputados
oficialistas. La gente se indignó. “A los Diputados de la MUD no los dejaron
pasar, pero a los rojitos los llevan protegidos y escoltados”, gritaban los más
exaltados. Eso bastó. Ancianos y jóvenes se colocaron como un solo hombre entre
la tanqueta y el piquete. “Si a los de la MUD se les negó el paso, estos
tampoco van a pasar”, gritaba un pueblo harto del ventajismo. La tanqueta
después de un breve escarceo tuvo que echar hacia atrás y atravesar nuevamente
una masa humana que aplaudía por la justicia que se había hecho. No hubo
violencia, hubo firmeza.
El resto usted lo conoce amigo
lector. Seguro que los excelentes opinadores del periódico harán sesudos
análisis sobre lo visto por TV durante esa memorable sesión. Solo quise
utilizar este espacio para narrar lo que ese día no todos pudieron ver. Mi
conclusión: “el episodio de la tanqueta nos dice que una nueva Venezuela está
surgiendo. Podemos revertir las injusticias y los abusos del poder de manera
cívica y sin reventar un vidrio”. Ya de regreso, escuche a un señor entrado en
años y con evidente alegría etílica, entonar aquella vieja canción de Billo
cuya letra dice “Hoy todo me parece más bonito…”. Describía perfectamente el
ánimo de todos los que asistimos.
11-01-16
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