Por Julett Pineda
La historia de Cuba se reescribe y toma un nuevo camino este domingo 20 de marzo; pero no es solo el futuro de la isla el que cambiará radicalmente luego de encauzar las relaciones diplomáticas rotas que tenía con Estados Unidos. El panorama pinta distinto para Latinoamérica con la profundización de la transición cubana, especialmente para Venezuela, que tras 16 años de alianza con la Antilla Mayor ahora queda relegada en un segundo puesto.
La transición comenzó en 2014, no solo para Cuba sino para toda la región, luego de que los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaran la reanudación de las relaciones diplomáticas. Sin embargo, a pesar de que a primera vista los móviles por rescatar la diplomacia entre ambos países parezca netamente económico, de una forma menos expresa se encuentra una agenda de carácter geopolítico.
Aunque fue hace dos años que las paces fueron declaradas públicamente entre dos Gobiernos e ideologías opuestas, el internacionalista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Carlos Luna, sostiene que este proceso comenzó mucho antes. “Desde el año 2009, Raúl Castro ha venido introduciendo una apertura económica en la isla“, aseguró.
Este proceso cubano de “reinserción” no ocurre de la noche a la mañana, pero convertiría a Cuba en una pieza importante para mejorar las relaciones hemisféricas, según considera la internacionalista y profesora Elsa Cardozo. La especialista afirma que a Raúl Castro le ha tocado ir moviendo “muy lentamente” la transición e incidir para que EEUU sea parte de ese proceso.
De acuerdo con Luna, en esta nueva agenda geopolítica quien lleva la batuta es el mandatario estadounidense, Barack Obama, quien busca reposicionar a los Estados Unidos en la región. “El propósito central de la visita también tiene que ver con el carácter político y se refiere al fin de la Guerra Fría en América Latina. El único espacio donde quedaba el socialismo desde la época de la Guerra Fría era Cuba”, asegura.
Aunque primero fue sábado que domingo, y a pesar de que Cuba recibió antes al mandatario venezolano que al norteamericano, el pragmatismo de los Castro y su lectura de las transiciones democráticas en América Latina los obliga a dejar de lado sus alianzas con el país criollo, en eso coinciden los internacionalistas.
La visita del presidente Nicolás Maduro, agendada horas antes de la de Barack Obama es, para los expertos, un acto simbólico. La entrega de la condecoración José Martí al mandatario venezolano este sábado 19 de febrero, señaló Cardozo, es “un premio de consolación, porque Venezuela ha ido quedando más y más al margen en términos políticos en la estrategias de La Habana“.
El recibimiento del mandatario norteamericano también se produce dos semanas después de que Obama prorrogara el decreto donde declara que Venezuela es una amenaza para los EEUU. Hace un año, Raúl Castro había calificado como agresiva y arbitraria la emisión de este decreto. En aquel momento, el jefe del Estado de la isla caribeña también ratificó al país su “incondicional apoyo”.
“Venezuela está en otra posición: Ya no es un aliado muy seguro ni estable del que pueden obtenerse beneficios”, puntualizó Cardozo, considera que queda como una pieza secundaria en el tablero geopolítico cubano“.
Sin embargo, aunque Venezuela quede en un segundo plano para quien se posicionara como su primer aliado durante el mandato del fallecido presidente Hugo Chávez, Cuba seguirá siendo un punto muy directo para llegar al país suramericano.
Para Luna, la visita de Obama a la isla no significa solamente restar apoyo al Socialismo del Siglo XXI y reposicionarse en la región para apoyar las transiciones democráticas, sino también tender un puente hacia Venezuela con quien fuera su principal alianza. “En la época de los misiles, Cuba fue la monedita de intercambio para Estados Unidos y la Unión Soviética”, apunta el experto, quien sostiene que ahora la situación será similar, pero con Venezuela sustituyendo a la URSS.
“Yo soy de los que piensan que ya la transición está en proceso y está en fase de profundización”, aseguró Luna sobre la reunión entre Obama y Castro. No obstante, también destacó el nuevo camino que representa para Venezuela. “Aquí no es que viene la transición, ya estamos en un proceso”. Además agregó que una cosa es lo que piensa el gobernado de querer salir de los procesos rápidamente y ver los cambios de la noche a la mañana. Sin pensar en que la política lleva sus propios ritmos
De la política dura al soft policy
Bueno a los ojos de unos y malo a los de otros, cierto es que la visita del presidente Barack Obama no cae bien ni a todos los americanos ni a todos los cubanos. A pesar de que especialistas consideran que su viaje es un reconocimiento a la disidencia cubana —con quien pidió reunirse durante su estadía—, quienes se encuentran entre los exiliados califican la movida del mandatario como una “legitimación de la dictadura”.
Aunque las críticas llueven, ambos especialistas coinciden en que la transición se está llevando “con mucha mano izquierda”.
“Es muy duro y muy dificultoso romper esquemas y romper paradigmas. Son prácticamente 52 años de política exterior dura por parte de los EEUU; pero sin comunicación no se pueden encontrar puntos de acuerdo”, precisó Carlos Luna.
Un punto a favor del primer presidente negro de los Estados Unidos es su acercamiento para con los ciudadanos de la isla a través de hechos como la petición de que se transmita en televisión nacional su visita a Cuba.
Para Cardozo, lejos de ser una legitimación de la dictadura, “la negociación fue cuidadosamente manejada por Obama” y resaltó que probablemente la estrategia sea hacer visible el problema de las detenciones y las violaciones a los derechos humanos al colocarlas en la palestra de la opinión pública.
El tema económico y la apertura de la isla a nuevos acuerdos comerciales es el que pudiese preocupar más a Cuba y, aunque los mandatarios de ambos países hayan dado los primeros pasos para reactivar sus relaciones diplomáticas, el levantamiento del embargo sigue siendo una promesa lejana por los momentos.
Luna sostiene que se va a seguir insistiendo en el punto del embargo, pero para poder dar con el posible siguiente paso de la transición, es necesario mirar a las elecciones presidenciales y al sucesor de quien dio el primer paso en La Habana. Con el senado gobernado mayoritariamente por los republicanos, la apertura de Cuba se trunca; pero el panorama de cara a los comicios podría dar una vuelta a esta situación.
“El partido republicano se va a enfrentar a una de las encrucijadas más importantes de su historia con Donald Trump como posible candidato. Esto podría generar una fragmentación dentro del partido y una merma de los republicanos hacia el candidato demócrata”, explicó el especialista.
“En caso de que el partido demócrata alcance una mayoría, se podría seguir profundizando en la normalización de las relaciones y en el levantamiento del embargo a Cuba“. Sin embargo, la decisión ya no queda a manos de Obama. Será al próximo gobierno al que le toque dar “el espaldarazo”.
20-03-16
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