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lunes, 4 de abril de 2016

Si desayuno no ceno, si ceno no desayuno: el sueldo no alcanza para las tres comidas por @VanessaDaviesD


Por Vanessa Davies


"Hay lujos que uno se daba antes y que ahora no se puede dar. Como eso que llamaban chuleta", ironiza Alexander Noriega

Stephanie Ruiz tiene 18 años. Cualquiera pensaría que una muchacha de su edad no está pendiente de asuntos como el salario mínimo. Pero sí. Cuando Ruiz escucha la pregunta: "¿Para qué te alcanza el salario mínimo?", no puede aguantar la risa. Y su respuesta fluye de inmediato: "Realmente no alcanza para nada. Yo que estudio (banca y finanzas) y trabajo no me alcanza, porque pago alquiler y mi universidad".


A lo mejor no conoce el significado de otras palabras, pero sí el de "rebusque". "Trato de rebuscarme, conseguir dinero por otra parte, trabajar horas extra y los fines de semana, imprimir trabajos... Todo dependiendo de lo que pueda hacer".

También sabe a ciencia cierta qué es el hambre. "Para comer es un poco difícil. Ahorita la situación está un poquito complicada. A veces si tengo el desayuno no tengo la cena. El almuerzo a veces lo llevo, a veces no. Todo depende de cómo esté la situación económica en la casa", relata. En su hogar no se pueden hacer las tres comidas: "Se desayuna pero no se cena. A veces no desayuno sino ceno. A veces no se cena o no se desayuna porque realmente no hay". Esta semana el Cendas notificó que el costo de la cesta básica supera los 15 salarios mínimos.

Sus hábitos alimenticios han cambiado: "Soy alérgica a muchas comidas y he tenido que comerlas porque no consigo lo que como". El bolsillo no se estira tanto. "El queso subió, todo está por las nubes, el pollo está súper caro y es lo que debería comer. Me toca ingeniármelas".

Para Ruiz, la solución es "que acomoden las medidas económicas". El Presidente "debe ver más allá lo que pasa, porque imagino que él come bien, él vive bien", mientras "uno no come, no se alimenta, tiene que salir de madrugada a ver qué consigue".

Chuletas: artículos de lujo

Alexander Noriega (40 años) no vive de un salario mínimo, sino de una condición aún más inestable, ya que trabaja como mototaxista en Caracas.

-¿Te alcanza lo que ganas para comer?

-No. A nadie nos alcanza -replica.

-¿Cómo haces para comer?

-Batallando todo el día en la calle, como lo hace la mayoría de las personas.
-¿Has tenido que cambiar lo que comes?

-Todo el mundo ha cambiado lo que come. Nadie puede decir que sigue la dieta de hace 10 años. Eso es mentira.

-¿Qué has dejado de comer?

-Hay lujos que uno se daba antes y que ahora no se puede dar. Como eso que llamaban chuleta... No sé si usted se acuerda... Eso ahora lo conozco, pero por el nombre -ironiza. Antes uno se quería dar un lujo y se compraba dos kilos de chuleta para comérselo el sábado en la casa, pero ahora se compra un kilo de carne y hay que tratar de estirarlo. Claro, hay que gente que está peor, que está más mal y por eso hay que tener la frente en alto y decir: "Por lo menos yo tengo qué comer hoy".

Noriega no cree que la política pueda reparar la economía. "Ningún economista ha tenido las b... para resolver los problemas y no vamos a esperar a que venga alguien del exterior" para hacerlo, sentencia. Contrapunto se retira y, a los pocos segundos, se escucha la voz del trabajador: "Mototaaaaaaaaaxiiiiii, mototaaaaaaaaxiiii".


"Comerse un huevo es un lujo ahora"

Las cuentas de Giancarlo Márquez (35 años) están clarísimas: se miden entre lo que alcanza y lo que no. "Fui a comprar tres tonterías y se me fueron 10 mil bolívares", describe Márquez. Pasa a detallar la compra: puros "medio kilo de..." y nunca el kilo completo.

En su casa se desayuna "una arepita con queso, porque ya no se puede comer huevo si el cartón cuesta 2 mil bolívares. Comerse un huevo es un lujo ahora". El almuerzo para tres personas (Márquez, su esposa y su hija) se basa en ese "medio, medio, medio" de proteínas que no llegan al kilo completo. "No estamos comiendo bien. Para como uno trabaja no come bien".
Se ayuda con un montón de "tigres" con los que intenta alargar el salario mínimo. Su realidad es implacable, como también lo es su solución para el país. "Que salga este Presidente es la mejor solución que puede haber", argumenta. "Antes no vivíamos esta situación tan horrible", remata.


Giancarlo Márquez: "No estamos comiendo bien"

"No me alcanza ni para una paca de arroz"

El salario mínimo "no me alcanza ni para una paca de arroz", sentencia Kenyimber Salas (21 años). "Vivo con mi mamá, mi hermana y mi sobrina; los tres adultos trabajamos y vivimos con el sueldo de los tres", manifiesta Salas, un muchacho como miles en Venezuela.

"Gracias a Dios tenemos comida; poca, pero tenemos", admite. "Comemos arroz con pollo cuando se consigue. Lo que se consigue es lo que como, porque no se puede exigir ahorita", subraya.

Jóvenes como Salas piensan que en el país "hay que hacer caída y mesa limpia". Completa la frase sin dudarlo: "Este Gobierno tiene que salir y darles la oportunidad a otros ya. Son 17 años de esa gente mandando y ya no es posible que sean los pranes de la prisión los que manden ahora en las calles".
No disimula su molestia. "Vivo indignado", expresa. "Es demasiada la escasez y todo sube. El mes pasado me compré un par de zapatos en 23 mil bolívares. Ahora cuestan 35 mil bolívares". Lo achaca a la espiral inflacionaria. "Está bien que aumenten el sueldo, pero tienen que controlar para que las demás cosas no aumenten", demanda.

Salas, estudiante de mecánica, quisiera irse del país para "probar nuevos aires", aun cuando acota que nada es igual "como el país de uno".

No alcanza "para nada"

Aníbal Rodríguez (63 años) no ahorra palabras para responder que los ingresos "no alcanzan para nada" y para confirmar que "se come lo que se pueda". Rodríguez afirma que la mortadela es el ingrediente infaltable de su desayuno y almuerzo, ya que "es lo más baratico que hay". El sueldo "no sirve para nada", lamenta, y pensión "es demasiado poco, porque la cesta básica está en 172 mil bolívares... Imagínate".

Opina que la única solución es "cambiar el Gobierno", porque "esto no sirve". Completa su idea: "Esto no lo pienso yo ni lo digo yo; es lo que dice la gente". Se pregunta "dónde están los dólares" del país. Y se va, con sonrisas para Contrapunto y maldiciones para el Gobierno.

02-04-16




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