Por Asdrúbal Oliveros y Carlos
Miguel Álvarez
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La bonanza económica y
resultados sociales
En un país donde en los
últimos 16 años ha reinado la misma ideología política y los resultados han
sido, al día de hoy, poco alentadores, es necesario ir varios años atrás para
entender el porqué de este cambio tan severo que comienza con la llegada de
Hugo Chávez a la presidencia venezolana en 1999. Por este motivo, estudiamos el
entorno económico, político y social de Venezuela desde el año 1970.
La economía venezolana,
durante el período 1970-1986, puede ser dividida en etapas según el dinamismo
económico. El período 1970-1973, de recuperación y expansión moderada;
1974-1978, de expansión pronunciada y cambios de carácter nominal en la
economía; 1978-1982, una recesión económica en términos reales en contraste con
una expansión nominal;
y 1983-1986, un período marcado por la recesión y los
ajustes económicos. En este sentido, el período entre 1979 y 1986 fue de una
caída profunda en la actividad económica, con un alto deterioro en el bienestar
social, un descenso en la calidad de vida del venezolano, de ampliación de la
brecha entre ricos y pobres, con presiones inflacionarias agudas, de
considerables desajustes del sector externo y de políticas públicas
notablemente contradictorias.
En el período previo al
socialismo del siglo XXI resaltan diversos episodios como el primer intento
fallido de estabilización macroeconómica en 1989, debido a los shocks
petroleros negativos de los ochenta y la incapacidad de la economía venezolana
para manejarlos; la Apertura Petrolera en Venezuela que se desarrolló en el
período 1992-1999 y la crisis financiera 1994-1996. Desde 1999, el cambio
político que ha experimentado Venezuela ha provocado una redefinición de la
estructura institucional y de las bases y principios del sistema económico
venezolano.
Los precios del petróleo, el
factor más relevante
Por una parte, contrario a lo
ocurrido durante los ochenta y la mayor parte de los noventa, desde que el
presidente Chávez fue elegido, se ha presenciado un aumento significativo en
los precios del petróleo (a excepción de 2001 y 2009). En Venezuela, en febrero
de 1999, el precio de la CPV rondaba los US$8,4/bl, alcanzando su punto máximo
en 2012, cuando promedió los US$103,5/bl.
Esto se tradujo en un
incremento importante en los ingresos del gobierno que alcanzaron niveles nunca
antes vistos en la economía venezolana, lo que promovió el gasto público de
manera exagerada. Sin embargo, estos grandes ingresos no fueron suficientes
para el sostén de su modelo y el financiamiento tanto de Petróleos de Venezuela
(Pdvsa) como del Estado venezolano fue un factor común durante el período
2001-2011. Al día de hoy, tanto Venezuela como Pdvsa han cumplido con todas sus
obligaciones por servicio de deuda, pero a costa de una posición externa
vulnerable. Esto hace pensar que el Estado se enfrenta a un problema de
liquidez más que de solvencia. Por otro lado, actualmente, el acceso a
financiamiento internacional se encuentra cerrado dados los altos niveles de
riesgo que representa invertir en deuda venezolana.
El tipo de cambio, una
historia de distorsiones
Otro factor que cobra especial
relevancia en el contexto económico de Venezuela a la llegada de Hugo Chávez a
la Presidencia es el tipo de cambio. Desde junio de 1996, en Venezuela se había
establecido una política de anclaje del tipo de cambio a través de un esquema
de bandas, donde la cotización de la moneda extranjera variaba libremente
dentro del rango establecido por el BCV. Este mecanismo buscaba garantizar la
estabilidad del tipo de cambio, priorizando el objetivo anti-inflacionario por
el cual fue implementado. Para ello la política monetaria debía mantener un
perfil restrictivo y así evitar un posible exceso de oferta monetaria que
pudiese afectar la estabilidad del tipo de cambio. En este sentido, el esquema
fue efectivo, ya que le permitió a la economía pasar de niveles de inflación
por encima de los tres dígitos en 1996 a cifras de 35,8% en 1998 y de 12,3%
para el año 2001, la tasa más baja en Venezuela desde 1986.
Desde febrero de 2003, se
implantó un control de cambios con tipo de cambio fijo que se estableció en VEF
1,60/US$ y se creó la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). El
control de cambios fue implementado en un momento histórico en el que el paro
petrolero afectó de manera importante los ingresos de divisas, y en el que el
tipo de cambio fijo y sobrevaluado (en ese momento en VEF 1,33/US$) llevó a una
merma de 17,9% en el stock de reservas internacionales. Desde que se instauró
el control de cambios se han llevado a cabo cinco devaluaciones.
Política económica
Por su parte, la política
fiscal perseguía un incremento de los ingresos ordinarios, especialmente los no
petroleros, y una reorientación del gasto con el objeto de aumentar su
productividad mediante la reducción de organismos públicos, simplificación de
los trámites y aumento del gasto de capital en el presupuesto. Frente a la
posibilidad de una necesidad de financiamiento, la misma sería cubierta con
financiamiento interno y externo. Sin embargo, la alícuota del IVA no varió y
las metas no fueron cumplidas.
Sin lograr sus objetivos, en
parte por la caída de los precios del petróleo, se abrió un espacio para la
incorporación de un nuevo programa, el Plan de Desarrollo Nacional 2002-2007
basado en la iniciativa privada y con presencia del Estado en industrias
estratégicas, pero con apertura a la inversión privada en el desarrollo aguas
abajo del tejido industrial. En este sentido, el plan buscaba una
redistribución de los recursos y factores que determinan los niveles de consumo
e inversión. Sin embargo, luego de tres años con tasas de crecimiento altas y
superados los efectos del paro petrolero, el Estado plantea el Proyecto
Nacional Simón Bolívar 2007-2013. En este nuevo plan se busca orientar a
Venezuela hacia la construcción del “Socialismo del Siglo XXI” y se plantean
sus lineamientos, la nueva ética social, la suprema felicidad social, una
democracia protagónica y revolucionaria, el modelo productivo socialista, una
nueva geopolítica nacional, Venezuela como una potencia energética mundial y la
nueva geopolítica internacional.
Resultados económicos y
sociales
Por otra parte, durante el
período de bonanza, el crecimiento en Venezuela ha sido impulsado a través del
gasto público, ubicando al país en una situación peligrosamente dependiente de
los precios internacionales de crudo. En 2000 y 2001 el PIB creció y en 2002 se
desplomó 8,9% debido al paro petrolero iniciado a finales de ese año. La
economía no mostró signos de recuperación hasta 2004. A partir de allí, la tasa
de crecimiento fue bastante alta durante varios años, aunque desacelerándose
levemente (debido a frenos del consumo y la inversión). En 2009 y 2010 la
economía venezolana retrocedió 3,2% y 1,5% respectivamente, como consecuencia
de la crisis financiera internacional y el debilitamiento de los precios del
petróleo.
Más adelante, la caída de los
precios del crudo en 2009 arrastró al PIB en ese año y en 2010. Hasta diciembre
de 2009, las preocupaciones de la mayoría de los analistas se centraban en los
impactos sobre la economía de las intervenciones bancarias realizadas ese año. Además,
siendo el 2010 un año electoral, se esperaba una fuerte expansión del gasto
público con su correspondiente impacto en la actividad económica. Sin embargo,
en materia cambiaria el Ejecutivo realizó un cambio sustancial estableciendo un
régimen dual en Cadivi y permitiendo al BCV intervenir de forma más directa en
el mercado permuta. Con esta modificación vino la devaluación en el tipo de
cambio y un reacomodo de los actores participantes en este mercado. Aunado a lo
anterior, la crisis eléctrica hizo implosión, con el reconocimiento por parte
del Ejecutivo y el establecimiento de planes de racionamiento y de ahorro. Los
resultados negativos de 2009 y 2010 estuvieron enmarcados en una suerte de
incertidumbres políticas y sociales, bajos niveles de demanda, problemas para
la obtención de divisas, racionamientos eléctricos, entornos de conflictividad
laboral, desaparición del mercado de valores y la contracción real del gasto
público. Estas variables orientaron las directrices de la producción.
Pese a que Venezuela fue una
de las economías de América Latina que percibió un mayor volumen de ingresos
como resultado de la mejora en el precio del petróleo a partir de 2010,
paradójicamente también fue a la que más se le dificultó recuperarse de la
crisis. Queda en evidencia que los elevados precios del petróleo ya no son una
condición suficiente para que la economía recupere su senda de crecimiento y
mucho menos para que ese crecimiento sea sostenible en el tiempo. Las cifras de
inversión pueden también explicar este rezago de la economía venezolana en
comparación con otros países de América Latina. La inversión en Venezuela ha
presentado un declive persistente desde que comenzó el segundo mandato del
presidente Hugo Chávez en 2006, la mayor caída ocurrió en el primer trimestre
de 2010 cuando retrocedió cerca del 25,0% con respecto al mismo periodo del año
anterior. A partir de este momento, la inversión tanto pública como privada se
encuentra prácticamente estancada.
De esta forma, el modelo de
crecimiento en Venezuela, con alta incidencia del gasto público y poca
inversión, está lejos de ser estable. Los altos ingresos en divisas, producto
de las ventas de crudo y el tipo de cambio fijo, aumentaron la masa monetaria
presionando los precios al alza a través de un aumento en la demanda interna.
Aunado a esto, los altos precios del petróleo permitieron al Gobierno importar
todos los productos que la economía necesitaba, al tiempo que la industria
doméstica redujo su competitividad frente a productos extranjeros más económicos
debido a la sobrevaluación del tipo de cambio real. Dado que las necesidades
internas eran satisfechas a través de importaciones, la industria se fue
degradando poco a poco, perdiendo la capacidad de generar empleo y diversificar
la producción del país.
Los precios y la dinámica
inflacionaria
En el ámbito de inflación,
desde que la administración actual tomó el poder, ésta se ha comportado
volátilmente. Ante este escenario de presiones inflacionarias, el Ejecutivo
marcó la pauta a seguir: luchar contra la especulación y profundizar la
política de control de precios y de incremento de subsidios públicos. Además,
las reformas aplicadas a la Ley del BCV desde 2002 han tenido como objetivo
principal obtener dinero nuevo para monetizar el financiamiento del déficit
fiscal del Gobierno, complicando aún más el tema inflacionario. De igual forma,
los aumentos en los salarios desde el Ejecutivo Nacional cada año, junto con
las pérdidas de competitividad, impactan negativamente en la inflación.
Por último, pero no menos
importante, la falta de incentivos a la producción y a la inversión ha
empeorado la situación a nivel de oferta de productos. Expropiaciones,
intervenciones, controles de precios, restricciones en la adquisición de
divisas, inseguridad jurídica y las continuas amenazas al sector privado se han
unido al debilitamiento del sector productivo causado por la sobrevaluación del
bolívar.
En lo social, todo parece
haber sido un mito
Una de las herramientas
utilizadas por el “Socialismo del Siglo XXI” para demostrar sus virtudes y
ventajas que representa su ideología política y la manera de enfrentar la
economía son las cifras relacionadas con empleo y pobreza. Durante los primeros
años de gobierno la situación empeoró y en el año 2002, año en el que se dio
inicio al paro petrolero, la pobreza llego a su punto máximo con una tasa de
31,2%, pero aún más grave es que la tasa de pobreza extrema se disparó hasta
alcanzar el 13,0% mientras que la tasa de los pobres no extremos bajo hasta
18,2%.
Como hemos visto, según las
cifras del INE, Venezuela en la década pasada tuvo un comportamiento muy
positivo en el mercado laboral, con una reducción constante de la tasa de
desempleo y de la informalidad. A pesar de las suspicacias sobre esta cifra, la
metodología de medición del empleo usada en Venezuela se fundamenta en la norma
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que estipula que una persona
se considera ocupada si trabajó al menos una hora la semana previa a la
encuesta. Sin embargo, en el estudio se “escudriñan” estas cifras y se suman
indicadores que hablan de una situación no tan positiva.
El problema real surge cuando
la pobreza pasa a ser estructural. En el caso específico de Venezuela, según el
estudio, utilizando el Método Integrado (Pobreza Coyuntural/Pobreza
Estructural) se observa un aumento muy importante de la pobreza reciente, que
de no ser atendida podría pasar a ser pobreza estructural.
18-04-16
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