Por Jesús Alexis González, 25/04/2016
Los argumentos intentan
mostrar, cómo es, será o debería ser la
verdad, y tienen por objeto contribuir
al conocimiento; a diferencia de las explicaciones que
tratan de mostrar por qué algo es o debe
ser verdad y tienen por objeto contribuir
a la comprensión. Usual e instintivamente, se despliegan argumentos y
explicaciones fundamentados en subjetivas opiniones como una forma de llegar a
una a una respuesta optima sin diferenciar entre argumentar y explicar.
Vale contextualizar, que el Estado, localizado en un territorio delimitado con presencia
poblacional y con soberanía (interna y externa), armoniza las instituciones
vinculadas con defensa, seguridad y justicia en aras de velar por el
funcionamiento de la sociedad organizada de manera jurídica-política hasta
alcanzar la figura de Estado Nación donde
el Estado tiene el monopolio de la fuerza para garantizar la integración de la población a la luz de un sistema
fundamentado en la división de los poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial);
que el poder es asumido como la capacidad de influir para que los otros actúen como “yo deseo”,
mientras que un cambio de poderse
entiende como una modificación radical inducida
por algo nuevo e inesperado que modifica su naturaleza (en mucho cuando existe
una indeseable concentración del poder).
Sea oportuno resaltar tres acotaciones: (i) Bajo el prisma marxista, se sostiene que el Estado es un ente controlado por una clase dominante razón por la
cual abogan por su aniquilación,
para dar momentáneo paso a un Estado obrero hasta tanto se logra la
transición al socialismo y el comunismo al tiempo que desaparecerá el Estado de
forma definitiva; (ii) Contar con
una democracia, no implica que exista un verdadero Estado de derecho ya que un “líder” puede alcanzar el poder por vías
democráticas y luego gobernar respetando
ciertos aspectos del funcionamiento democrático pero violando el Estado de derecho en otras; y (iii) La existencia de un ordenamiento
jurídico tampoco implica que rija un Estado de derecho, que asegure que
todos los ciudadanos sean tratado por igual frente a la justicia y muy
especialmente los dirigentes político-partidista (más aún si son opositores al
Gobierno).
La Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV), es determinante en lo atinente a que el Estado debe promover
una agricultura sustentable con el
fin de garantizar la seguridad
alimentaria de la población, a la luz de una disponibilidad suficiente y estable
de alimentos en el ámbito nacional y en el acceso oportuno y permanente a éstos
por parte del público consumidor; e igualmente el Estado ha de cumplir con lo
previsto en el Capítulo V y sus 23 Artículos (75 al 97) de la misma CRBV en
cuanto a los Derechos Sociales y de las
Familias, enfatizando en la protección de las clases menos favorecidas en
su condición económica y social.
Resulta clara, la obligación del Estado de proteger a los grupos humanos
favoreciendo una convivencia organizada y justa mediante la creación de
servicios, al tiempo de garantizar el cumplimiento
de las Leyes surgidas del Poder Legislativo en pro del goce de la riqueza
por parte del pueblo.
A tenor de lo expresado, nos emana una “ingenua”
interrogante: En el caso concreto de la inseguridad
alimentaria como la que experimentamos la mayoría de los venezolanos, quien es el culpable ¿el Estado o el
Gobierno? Siendo que para cualquier respuesta, pudieran darse
(hipotéticamente) las condiciones de (señala
disociación o separación//indica origen o procedencia) un golpe del pueblo contra (denota la oposición y
contrariedad de una cosa con otra) el
Estado, o de un ¡golpe del pueblo
contra el Gobierno! Afortunadamente, nuestra CRBV facilita drenar cualquier emoción golpista del
pueblo habida cuenta de la posibilidad real y definitiva de convocar a un referendo revocatorio (Articulo
72); que a percepción de una mayoría poblacional no solo favorecería en 2016 la
reversión de una catástrofe de consecuencias económica-sociales incalculables,
sino que igualmente impediría que el movimiento
chavista bajo el ensueño marxista asumido “ideológicamente” por el Gobierno pretenda dar un golpe contra el
Estado (con la intención de pulverizarlo), y contra el sector privado de la economía como un “populismo de vitrina” para “mostrar”
que se está adelantando una lucha de
clases (¿?) en favor del pueblo (¿Gobierno golpista?); similar a cuando
grupos económicos instrumentan caos financiero y desabastecimiento económico (¿golpe de mercado?), o cuando se hace
uso de la CRBV contra si misma (¿TSJ
golpista?), o cuando los militares asumen violentamente el poder bajo la
presunción de ser los “salvadores del país” (¿militares golpistas?), o cuando la el movimiento es gestado por
miembros del propio partido de Gobierno (¿compatriotas
golpistas?); siendo que en todos y cada uno de los casos se emplea
reduccionistamente la genérica denominación de golpe de Estado, (utilizado por primera vez en Francia durante el
siglo XVIII) para hacer referencia a una repentina y violenta acción del poder
político o militar para quedarse con el
Gobierno de un Estado, teniendo en común la posteriorinstauración de una dictadura y la disolución del Poder Legislativo.
El golpe
militar en lo específico, elude a la violenta (y casi siempre sangrienta)
toma del poder por parte de una parcialidad de la fuerza militar activa del
Estado que cuenta con la ventaja estratégica de disponer de las armas dedicadas
a defender la soberanía (generalmente con apoyo de un sector civil de la sociedad con ansias de poder y deseo por
aparecer como notables), bajo la presunta
razón de ser los únicos capaces (¿?) de superar una crisis política-social-económica
presente en un país, que pudiere, a
decir de ellos, desencadenar perturbaciones destructivas contra el Estado
ante la, sostienen, escisión entre el pueblo y el Gobierno al
no sentirse representados por sus gobernantes ni por los partidos políticos. En
honor a la verdad histórica, terminan
por instaurar un régimen con perfil totalitarioque induce más crisis,
desorden burocrático, corrupción y terror
(incluida la ambición del poder indefinido en el tiempo).
Reflexión
final: La crisis general que
experimenta Venezuela, obliga con urgencia la presencia de un Gobierno que “piense” en la solución de las causas y
consecuencias de los problemas; en lugar de estar cínicamente “explicando” que el golpismo es el motor del desastre económico-social
¡sin argumentos de ningún tipo!
Economista Jesús Alexis González
@jesusalexisgon
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