Por Ruben Contreras, 16/07/2016
El miércoles 13 de julio del presente La
MUD, Mesa de la Unidad Democratica, realizo un acto político en La Guayra con
uno de sus principales líderes, el gobernador del estado Miranda, Henrique
Capriles, el cual consistía en un recorrido por las calles del caso colonial de
dicha ciudad.
El acto en si no tenía nada anormal que chocara contra el
orden establecido, sino que es más bien un acto de reafirmación democrática, en
el cual los líderes se muestran ante el pueblo y su ciudadanía para conversar y
mantener el contacto con ellos, ver las
condiciones de vida de los mismos y también revisar el funcionamiento de los
servicios públicos, asi como el cuido y ornato del urbanismo existente.
Estos comunistas rojos rojitos, como no entienden
lo que es un estado democrático, plural de ideas y opiniones, asi como de
estado de derecho, haciendo uso de su legado kakistocratico, es decir el
gobierno de los peores, convoco a su oclocracia, es decir a su plebe, para
sabotear el acto de los demócratas y propiciar una pelea entre dos bandos.
Lo paradójico de esta convocatoria
oclocratica, es que fue dirigida por el propio gobernador quien se ubicó
personalmente en la parada de Los Silos Trigueros en La Guayra, para dirigir el
saboteo por radio y dispuso del camión
que utiliza el partido de gobierno para arengar a sus hordas delincuenciales y
los coloco en la esquina de Pachano, lugar por el cual debían transitar las
personas que iban a incorporarse a la caminata convocada para acompañar a
Capriles.
Lo denigrante de esa acción vandálica y tautológica
de ese gobernador, es que ordeno a su brigada de choque liderada por el
prefecto de Vargas, Roibert Sojo, al Vice ministro del deporte, un Sr. Terán,
al jefe de seguridad ciudadana y al Cronista de La Guayra, que actuaran como instigadores
de dichas hordas, las cuales estaban compuestas por quienes quedan de los
círculos bolivarianos y ahora integrantes de los CLAP, quienes con piedras,
botellas y armas de fuego, hirieron a unos cuantos ciudadanos demócratas, como
fue el caso del dirigente de Copei, Oswaldo Rondón a quien le partieron la
cabeza.
Después de una corta refriega y viendo que
la asistencia de los demócratas crecía por la llegada de más varguenses que
querían compartir la presencia del gobernador, las huestes oclocraticas del
gobernador varguense, quienes cada día que pasa disminuyen más porque no ven
resultandos tangibles de las políticas aplicadas por el destructor de Sabaneta,
El Felon de Chávez, tuvieron que retirarse en embestida desordenada hacia la
casa Guipuzcoana, en la cual supongo
tuvieron que revisar y analizar lo acontecido, a fin de preparar nuevas
estrategias, que no les permitan seguir haciendo el ridículo.
Lo preocupante de todo esto es que lo
sucedido ese miércoles 13 de julio en La
Guayra, nos demuestra es que ese gobernador militarista, integrante de la peste
militar que saquea y destruye a Venezuela, no tiene ningún empacho en mostrarse
en algún acto público para atropellar a los ciudadanos y sabotear un acto
democrático dirigiendo a una banda de funcionarios públicos, que en vez de
hacerle honor a su nombre se portan como cualquier facineroso.
El
miedo es libre y la perdida de cariño y afecto de la ciudadanía, es lo
que provoca que estos funcionarios o delincuentes actúen de esta manera, debido
a que perciben que el discurso del encantador de serpientes se convirtió en un
legado oprobioso, y ese ciudadano que voto 20 veces por el felon de Sabaneta,
esperando vivir en país digno y próspero,
hace de tripas corazón para
conseguir un kilo de harina pan o cualquier remedio para la hipertensión y
recuerda con mucha tristeza e indignación una palabra que se repetía
constantemente y que ahora se recuerda permanentemente en las inconmesurables,
constantes y cotidianas colas que se hacen para conseguir alimentos y medicinas: “EXPROPIESE”, la causante de estos males y el origen de la
guerra económica.
Pero a pesar de eso, el gobernador de
Vargas insiste en demostrar su talante kakistocratico y ensena su faz
delincuencial. Lo que nos recuerda aquel adagio popular que dice que ‘Aunque la
mona se vista de seda, mona se queda”
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