Antes de responder al
artículo de Luis Vicente León, titulado “¿Cuándo
se acaba esto?” y publicado aquí en Prodavinci,
propongo a los lectores varias definiciones y notas técnicas que serán
cruciales para comprender mi propuesta y así focalizarnos en el “Sí se puede”
que, según creo, beneficia a casi la totalidad de los venezolanos, dejando de
lado el “No se puede” que lidera el gobierno y beneficia muy pocos.
1. El equilibrio de Nash
La primera definición
es la de “equilibrio de Nash”. Se trata de un conjunto de estrategias (una para
cada jugador) con las cuales cada quien adopta la estrategia prescrita para él
como óptima dentro de las posibles, porque cree que los demás jugadores van a
jugar lo prescrito para ellos en el mismo perfil.
Es más fácil entenderlo con
un ejemplo: supongamos que en la economía hay dos jugadores: el sector industrial
y sector agrícola. Y para cada uno de ellos las estrategias disponibles son
dos: “invertir” o “no invertir”.
Un equilibrio de Nash sería
[invertir-invertir]: si el primer jugador (el sector industrial) supone que el
segundo jugador (el sector agrícola) va a jugar a “invertir”, lo óptimo para él
es también jugar “invertir”, aunque “no invertir” sea una estrategia
disponible. Y lo mismo le pasa al sector agrícola. La razón de esto es que si
ambos invierten tendrán con quién intercambiar lo producido. Sin embargo, es
necesario acotar que en algunos juegos hay más de un equilibrio de Nash. Y ése
es nuestro caso, porque [no-invertir; no-invertir] también es uno. Si el
agricultor, cree que el industrial no va a invertir entonces sabrá que no le
conviene invertir, pues si lo hace no tendrá con quién intercambiar su
producto, perdiendo capital y esfuerzo.
En los casos de
multiplicidad de equilibrios no hay una manera a priori que permita
escoger cuál de las opciones se va a jugar y la teoría pierde poder predictivo.
Sin embargo, en ciertos casos algunos equilibrios son más “atractivos” que
otros.
2. El equilibrio focal, el juego de coordinación y la estrategia dominante
Otra de las definiciones que
quiero acordar con los lectores es “equilibrio focal”, que es lo que ocurre
cuando en un juego de múltiples equilibrios de Nash, como en nuestro caso, uno
de los equilibrios es más atractivo que el otro y eso puede interpretarse como
que es más probable que ocurra y eso lo convierte en “focal”. Y acá es obvio que
el equilibrio de Nash que podríamos considerar como “bueno” [invertir;
invertir] es focal, pues trae más beneficios a la gran mayoría de la población.
También necesito que
acordemos lo que es un “juego de coordinación”. Cuando hay varios equilibrios
de Nash, sus características permiten ser ranqueados según los beneficios que
le proveen a los jugadores. Nuestro ejemplo también tiene esta característica,
pues el equilibrio [invertir; invertir] es superior (en el sentido de Pareto,
pues es mejor para todos) que el de [no-invertir; no-invertir].
Por último, necesito definir
el concepto de “estrategia dominante”. Ésta se da cuando es óptimo jugarla,
independientemente de lo que hagan los demás jugadores. Un ejemplo útil para
comprenderlo sería que en un juego de fútbol el portero siempre cuide la
portería, aunque puede estar en cualquier parte del campo de juego. Eso es lo
opuesto a una “estrategia dominada”, ésa que no debería jugarse nunca,
independientemente de que lo que hagan los demás. Por ejemplo: meterse
autogoles, algo que es posible, pero no conviene hacerlo.
Estas nociones van a ser
útiles pues voy a centrarme en la estrategia que deben adoptar la oposición y
la gran mayoría de los venezolanos. Como ya sabemos, la estrategia del gobierno
es quedarse en el poder (no sólo por este año, sino todos los años que pueda).
Y como el “sí se puede” es una estrategia dominante para la mayoría de
los venezolanos, no vamos a considerar al gobierno como un jugador en este
análisis.
Se nota, pues, que aquello
que podríamos considerar el “equilibrio bueno” no sólo es focal (en el sentido
de que si la población estuviera consciente de su beneficio tendería a
escogerlo), sino que además es un equilibrio de coordinación que deberíamos
liderar todos quienes queremos que nuestro país salga del marasmo en que está
metido.
Según se puede demostrar, la
estrategia de la pasividad política de los venezolanos podría ser óptima si el
gobierno empezara a matar opositores a mansalva. Pero si el costo neto para él
es alto, como ocurre en nuestro caso por la presión internacional, el chavismo
enojado, etcétera, no creo que esto pase. Y, por si fuera poco, además de las
bondades ya enumeradas del equilibrio bueno, esto se trata de una estrategia
dominante: el gobierno no va a poder convertirnos en esclavos domesticados. Mi
punto consiste en decir que en este momento “vacilar es perdernos”, como decía
Simón Bolívar.
3. La fe
Ahora sí paso a responder
algunas de tus afirmaciones, Luis Vicente, que ponen en duda el “equilibrio
bueno” (que es lo que va a producir la salida de Nicolás Maduro este año).
Es cierto, Luis Vicente, que
desde las Ciencias Sociales no podemos determinar el futuro con certeza a
partir del presente. Pero de ahí a decir que no podemos hacer proyecciones hay
mucho trecho, porque precisamente por eso son ciencias: cuentan con teorías que
permiten predecir ciertas cosas, cuando ciertas otras están presentes. De
manera probabilística, claro está, sobre todo porque se trata de ciencias
sociales y no de ciencias exactas. Y no hablo sólo en materia de tendencias,
como dices, sino también de tiempos.
Para eso están los modelos dinámicos, por
ejemplo, que hablan de la velocidad de los cambios, dadas ciertas
circunstancias causales. Además, también está el asunto de la intuición, del
arte en estas disciplinas, que siempre orientan mucho, aunque es fundamental
saber que las predicciones basadas en estos métodos dependen crucialmente del
punto de vista.
De entrada, es bueno saber
que aquí lo que va a ocurrir dependerá de la fe: si una cantidad suficiente de
personas cree realmente que Maduro va a caer este año, caerá.
Así como en economía,
también en política la fe mueve montañas. Pero, como aclaró el mismo Jesús de
Nazaret, para complementar esa afirmación hacen falta las obras: la fe sin
obras no compone.
Son las acciones motivadas
por esa fe las que producirán el resultado, como en lsoequilibrios de Nash
definidos arriba. Y en un contexto social como el nuestro, donde hay liderazgos
de opinión, es crucial que se hagan las “predicciones correctas” para
focalizarnos y coordinar el “equilibrio bueno”, que mejora sustancialmente el
bienestar de la mayoría de la población.
Es por esto que comento tu
artículo, amigo Luis Vicente: para contrarrestarlo, pues pienso que eso es
negativo para nosotros, aunque no haya sido tu intención. Aquí hay que tomar
partido: no podemos lavarnos las manos diciendo que no se puede predecir el
futuro.
4. La apuesta
Al decir que no se puede
predecir el futuro no te vas a equivocar. Pero sucede lo mismo que con el
principio de la incertidumbre en Física: ganas en certeza de la predicción,
pero pierdes relevancia. Pierdes foco de cara a la acción que se debe tomar en
el presente, dada la visión que tienes del futuro. Y esa visión del futuro es
imprescindible para cualquier persona y para cualquier país, sobre todo este
año cuando es urgente que haya un cambio de gobierno.
Estoy dispuesto a hacer una
apuesta de cinco mil dólares a que Nicolás Maduro no pasa de este año en el
poder. Es una apuesta política, claro está, que me gustaría que la cazaran
personas como Nelson Merentes, Diosdado Cabello, Cilia Flores, Aristóbulo
Istúriz, etcétera.
Por ahora, adelanto algunas
teorías útiles en este caso para fundamentar mis creencias (mi fe) con ejemplos
intuitivos y alguna evidencia empírica estilizada.
5. El “desbalance” necesario
En el texto dices que ya hay
artículos con buenos argumentos para el escenario de la salida rápida de
Nicolás Maduro. También dices que para lograr un “balance objetivo” hablarás de
los argumentos que favorecen su permanencia en el poder. De lo que ya he dicho
se deduce que en esta materia hay mucho de subjetividad. De hecho, creo que lo
subjetivo es lo principal, así que hay pocas posibilidades de hacer un “balance
objetivo”.
Precisemos: las alternativas
son que haya referendo revocatorio este año o que no lo haya. Creo que las
probabilidades de la renuncia son muy altas, sobre todo si se fija el
revocatorio para este año. Mientras tanto, el gobierno dice que “no hay
tiempo”, que “no se puede”. Sin embargo, técnicamente, sí hay tiempo para
hacer el referendo revocatorio este año, como han argumentado con detalle
algunos conocedores en Prodavinci.
Yo creo que lo que suceda
dependerá crucialmente de la voluntad política que se imponga. Repito: la fe mueve
montañas cuando las acciones la acompañan. Por supuesto hay condiciones
objetivas que determinan las probabilidades de lo que ocurrirá. Por ejemplo:
para que pudieran construirse las pirámides de Egipto tuvieron que estar las
piedras, la pericia técnica de los trabajadores, la de los proyectistas y
la voluntad del Faraón. La fe movió montañas ahí y fue un proyecto grandioso
que dependió de la fe que hubo y las acciones que se ejecutaron, pero
también de la disponibilidad de recursos. De esa disponibilidad, en nuestro
caso, hablaremos más adelante.
Esa teoría que ya esbozamos
sobre equilibrios de coordinación es la fórmula que, de hecho, usó Goebbels, el
histórico propagandista nazi. El asunto no era repetir una mentira mil veces:
el asunto era que aquello inducía creencias en la gente y las acciones de la
gente producían un futuro, que era justo lo que ellos buscaban.
Sabemos que el gobierno de
Nicolás Maduro es experto en meter mentiras y repetirlas una y otra vez,
dándole al asunto mediático una importancia primordial, incluyendo las
amenazas, la falta de papel, las prohibiciones, el chantaje, la represión a
periodistas. Él también está usando esa teoría: medias verdades, como eso de
que la inflación se debe a que los vendedores aumentan los precios, por
ejemplo. Mentiras basadas en lo que la gente ve y no en la verdad. Porque ambas
cosas no son lo mismo. Esa misma gente ve que el sol sale por un extremo de la
tierra y se oculta por otro, pero eso no significa que gire a su alrededor sino
justo lo contrario, como en nuestro caso: la inflación se debe a que el
gobierno la genera con sus políticas monetarias y fiscales y los vendedores
sólo actúan racionalmente aumentando precios, y el gobierno los acusa de
culpables, basándose en una interpretación errónea de lo que la gente ve. Y
tanto en el caso del sol como en el de la inflación, toma tiempo y ciencia
explicar las causas para que todos puedan ver las cosas correctamente.
El gobierno ha buscado
“economistas” apologetas para justificar sus afirmaciones y sus mentiras, con
el fin de convertirlas en “verdades” políticas que produzcan un resultado. Es
decir: un equilibrio de Nash deseado por ellos en el juego político. Pero
sabemos que ya prácticamente nadie les cree en materia económica, mucho menos
aquello de la “guerra económica”, como tus encuestas lo dicen, Luis Vicente.
Eso no lo cree ni siquiera el actual equipo económico. Por todo esto tenemos
que estar alertas con las mentiras que, viendo posible su salida, ya está
metiendo el gobierno, como ésa de que el referendo revocatorio no va este año
“porque no hay tiempo”.
Aquello de que “Cualquier
cosa puede pasar”, según lo que dices, Luis Vicente, es una teoría que favorece
al gobierno por la incertidumbre y el miedo asociado a ella. Convirtamos en
verdades (de fe y de acciones) en profesías autocumplidas, la convicción de que
sí hay tiempo, que sí se puede.
6. ¿Las crisis no tumban
gobiernos?
Primer argumento: las crisis
económicas severas sólo tumban gobiernos en elecciones, no como resultado de
rebeliones populares.
Voy a responder a esta
afirmación empezando porque no es tan cierta, si se estudian las situaciones en
las cuales las crisis económicas y sociales han sido especialmente fuertes.
Después de períodos hiperinflacionarios, prácticamente siempre hubo cambios de
gobierno y no fue el mismo gobierno que aplicó los cambios de políticas
económicas para corregir la situación. Y lo que tenemos ante nosotros
representa gravedades comparables o peores.
La hiperinflación en
Venezuela ha sido enmascarada principalmente porque los salarios no se han
indexado como ha sucedido en los procesos clásicos. Y, com oconsecuencia, el
efecto social de eso es que el gran impuesto que empobrece a la gente y
financia al gobierno, a diferencia de los procesos hiperinflacionarios
clásicos, no se distribuye más o menos de manera similar entre la población,
sino de manera perversa: en los hechos, está diseñado contra los más
vulnerables. Esto sin analizar otras consecuencias negativas de la emisión
irresponsable de dinero.
El resultado es claro: el
mismo clima político-social de otras experiencias comparables de inmenso
rechazo por el gobierno, identificado como único culpable.
No abundaremos en los otros
aspectos del abismo económico social en el que estamos, pero eso es innegable y
hasta se puede comparar con aquellos procesos hiperinflacionarios, que han
producido cambios políticos (cambios rápidos) como consecuencia.
Me dirás que en aquellos
casos no había unas elecciones previstas. No hay problema. Se generaron
condiciones para que los cambios de los poderes ejecutivos ocurrieran, como el
paso del poder de Siles Suazo a Paz Estenssoro en 1984 en Bolivia, dos años
antes de terminar su mandato y al final de la hiperinflación. Y es cierto que
también han ocurrido golpes de Estado luego de procesos hiperinflacionarios,
pero eso aquí no va a pasar (pienso argumentar por qué más adelante). La salida
aquí no es militar: es electoral o de renuncia.
La situación no sólo es
insostenible: es insoportable y todo el mundo lo sabe. Ésa es la primera y
principal de las condiciones objetivas que prácticamente justifican una salida
rápida, pues el desabastecimiento va a arreciar y la inflación también,
como sabemos los economistas. Por tanto el hambre y los saqueos y las
protestas van a seguir en aumento, desbordando por completo los cortafuegos
mediáticos y represivos del gobierno, que ha estado comentiendo autogoles
graves que avivan el fuego, por ejemplo: los CLAP.
No me cabe duda, por la
intensidad de la situación, que se trata de una olla de presión a punto de
explotar o explotando ya. Además, hay muchos intereses de por medio como para
permitir que el país explote y siga el rumbo de Somalia.
7. ¿El gobierno no es débil?
Segundo argumento: que el
gobierno, con sus acciones contra la Asamblea Nacional, ha demostrado que no es
débil, sino al contrario.
Debo responder que si el
gobierno hubiera actuado racionalmente (de acuerdo con sus intereses) y hubiera
reconocido la realidad política, económica y social el pasado 6 de diciembre,
se hubiera adoptado a ella de manera óptima. Pero todo lo que ha hecho implica
que se ha mantenido en una burbuja ilusoria y eso lo ha perjudicado
mortalmente. Veamos por qué.
Primero la teoría: en
Venezuela se está dando una guerra de desgaste en la que dos contendientes
principales luchan por el territorio político. Y el elemento económico-social
es determinante en el ritmo diferencial del desgaste de sus respectivos
ejércitos. El gobierno había sido reconocido, según las encuestas, como el
principal responsable de los males del país. Y eso determinó el resultado de
las elecciones legislativas. ¿Cuál era la estrategia óptima para el gobierno en
este juego? Llegar a un acuerdo inmediato con la oposición y salvar la vida
política ya que se había perdido la batalla: no seguir desgastándose.
Pero Maduro ni siquiera hizo
los cambios necesarios en las políticas económicas que produjeron la debacle;
en lugar de eso puso a dirigir la economía nada menos que a un sociólogo
apologeta, como si él mismo se creyera el cuento de la “guerra económica” y
aquello de que no había inflación sino especulación privada. De manera que las
condiciones del desgaste siguieron y hasta arreciaron, dada la caída de los
precios petroleros. Mientras tanto, la oposición no sólo no se desgastó después
de un período inicial con divisiones internas, sino que además siguió creciendo
en su liderazgo político.
Repasando, al gobierno no le
bastó con actuar en contra de lo que recomendaría la teoría de juegos, evitando
llegar a un acuerdo inmediato para evitar seguir perdiendo más terreno que su
contrincante, sino que además empezó a actuar de manera completamente
desquiciada: le mostró, esta vez a sus propios electores, que no era
democrático, que no respetaba las decisiones del pueblo, que recurría a argucias
ilegales e inconstitucionales para irrespetar la ley y “la Constitución de
Chávez”. Se quitó la careta ante la comunidad internacional e incluso ante una
parte determinante de las Fuerzas Armadas (tanto el sector institucional como
el “patriota” chavista-no-madurista).
Así que estas acciones, que
según dices mostraron fuerza, lo que han hecho es debilitar más al gobierno. La
situación es similar a la de una persona que cae en arenas movedizas: necesita
un rescate que venga desde afuera, porque si trata de salvarse por sus propios
medios, moviéndose o dando patadas y manotazos, se hundirá más rápido. Y por si
esto fuera poco, han hecho lo más grave que se puede hacer en una situación
como ésta, al menos según lo prescrito por la teoría: están poniendo en peligro
la vida misma de sus soldados, al seguir peleando una batalla que han perdido.
Porque el gobierno no sólo va a perder el territorio, sino la vida de su
ejército: la vida política futura del chavismo en democracia.
Tenían que reconocer que
habían perdido una batalla y reagruparse salvando la vida, pero optaron por
conducir al chavismo hacia su naufragio político. Y con esto se han ganado un
enemigo adicional: la dirigencia sensata del chavismo y la mayoría de sus
bases, que se dan cuenta de que Maduro es un lastre insoportable para su
movimiento y que mientras él siga en el poder no van a poder aspirar a ninguna
gobernación, alcaldía, concejo municipal, etcétera, para seguir con el proyecto
político de Chávez. Así es como adquiere todo el sentido eso que ha dicho Juan
Barreto sobre que se está buscando la renuncia de Maduro desde el interior del
chavismo.
Entonces, quizás sea
necesario repetir, estas acciones del gobierno que en apariencia muestran
fortaleza, lo que han ocasionado es que se ha estado debilitando más de lo que
ya estaba el 6 de diciembre. Interpretarlo de otra manera es un error: un error
objetivo. Un error con consecuencias subjetivas potencialmente nefastas. Es una
situación como aquella imagen del dragón de papel (el gobierno, debilitado)
arrinconando a un tigre que ha estado dormido (la mayoría de la población). Es
cierto que el gobierno todavía tiene el apoyo de parte de las Fuerzas Armadas,
una parte importante de quienes han dominado a este gobierno y, a juzgar por
las políticas económicas, los verdaderos usufructuarios de la renta petrolera.
Pero el tigre dormido ha
estado despertando, en mucho por los propios errores del gobierno, como hemos
dicho. Y está dando los primeros zarpazos, que han estado mostrando la piel de
papel del monstruo de siete cabezas, que cada vez asusta a menos gente. Lo
único que fortalece al dragón es el miedo del tigre. Pero el miedo ya se acabó,
amigo Luis Vicente. Aquí lo que hay ahora es amor y lo que va a pasar es que no
va a destruir al dragón, sino que la interacción lo va simplemente a diluir.
Liderizar el equilibrio bueno consiste en despertar al tigre por completo, para
que tome conciencia de su poder, pierda el miedo, y se de cuenta de la
debilidad del dragón de papel.
8. ¿El sector militar apoya
al gobierno?
Hay que aclarar, Luis
Vicente, que las Fuerzas Armadas no significa un “sector militar” homogéneo,
como tú mismo lo sabes. Como lo predice la teoría, sabíamos que ahí sea iban a
producir divisiones en circunstancias como las presentes, pero ya es un hecho
público y notorio el descontento al interior del estamento, a juzgar por las
declaraciones de Clíver Alcalá o Rodríguez Torres. El General Reverol, de la
Guardia Nacional está claramente a favor de Maduro, quien seguramente al tener
los ascensos militares en puertas va a tratar de ascender a treinta generales
si los candidatos son treinta, y otras cosas por el estilo.
Es decir: Maduro pretende
seguir tratando de ganarse, al costo que sea, a las Fuerzas Armadas para
mantener el poder, pero eso tiene un efecto limitado, porque el descontento
militar no tiene tanto que ver con el hecho de que no los asciendan, sino con
la problemática socioeconómica y política que se vive en el país.
Hay gente realmente patriota
en las Fuerzas Armadas y ellos no son ni tontos ni ciegos. Así como el pueblo
logró un éxito rotundo el 24 de Junio, en la validación de firmas (convertida
en una jornada para impulsar el referendo revocatorio) las Fuerzas Armadas se
han estado poniendo de lado de los enemigos de la Patria de Bolívar,
mientras puertas adentro los patriotas están librando una batalla para poner la
institución del lado del pueblo. Lo dice la teoría y lo dicen los signos que
hemos visto y citado.
Por cierto: esto de que “la
fe mueve montañas” hay que matizarlo tanto en política como en economía, porque
la fe de algunos es más poderosa que la de otros para ciertos proyectos
prácticos. Las Fuerzas Armadas van a ser cruciales en lo que pase, pero siempre
de acuerdo con sus creencias (y sobre todo con sus intereses). Son muy
pragmáticos, como dicen la historia y la teoría, pero estoy seguro de que no
son tontos y ya deben estar armando su estrategia para jugar a ganador. Y quien
va ganando no es precisamente Nicolás Maduro.
Ellos se asegurarán, como es
lógico, un puesto en la nueva institucionalidad. Y eso es algo
perfectamente acomodable por la oposición. Así que no veo problema
aquí. Antes bien, estoy seguro de que más allá de la retórica de los actuales
líderes las Fuerzas Armadas tendrán su puesto (más digno y de acuerdo con la
Constitución) en el cambio de régimen político. Así que es de esperarse que las
conversaciones detrás de bambalinas ya estén teniendo lugar.
9. ¿Las decisiones de la OEA
no afectan al gobierno de Maduro?
Cuarto argumento: que las
organizaciones internacionales regionales responden más a sus presidentes que a
sus pueblos.
La acción en la OEA ha
perjudicado al gobierno y ha favorecido a la gran mayoría de los venezolanos. Y
eso a pesar de otra cosa que no mencionas en tu texto, Luis Vicente: hemos
dicho que, en vez de actuar racionalmente, el gobierno ha estado mostrando que
lo que le interesa es mantener el poder a costa de lo que sea. Y por eso
debemos corregir esa afirmación: en realidad el gobierno lo ha hecho
racionalmente. Lo que pasa es que el supuesto de que en esas acciones
representaba al chavismo y a los pobres es falso: no se representan sino a sí
mismos y están dispuestos a perjudicar hasta a sus “familiares” con tal de
permanecer en el poder.
Para entender esa
“racionalidad”, usemos otro ejemplo: es como si un padre de familia que ha
incurrido en el vicio de la droga, para mantenerlo, ha dilapidado no sólo la
riqueza de la familia sino que llega al extremo de prostituirla y entregarla a
los traficantes, sin importarle nada. Han entregado el país, incluyendo la
renta y las reservas petroleras, el arco minero, la soberanía territorial,
alimentaria, económica, monetaria, cambiaria, sólo para mantener el poder,
porque están viciados. Actúan como secuestradores del Poder Ejecutivo y del país,
incluyendo al chavismo. Y lo tienen de rehén porque están cercados por la gran
mayoría del país. Por eso mi propuesta insiste en cómo salir bien de ellos y
con bien para todos, incluyendo el futuro en democracia del chavismo
traicionado por su cúpula.
Volviendo al tema, ya vemos
que ni siquiera esto de traficar con las riquezas de todos los venezolanos les
ha servido de algo en, por ejemplo, la votación en la OEA. Incluso los sectores
mencionados de las Fuerzas Armadas se están dando cuenta de que si quieren
defender la soberanía tienen que actuar contra este gobierno, en lugar de
seguir manteniéndolo artificialmente, sin legitimidad alguna.
Ya el chavismo conciente se
ha dado cuenta de que no son su familia, sino más bien sus enemigos,
juzgándolos más por sus acciones que por sus palabras.
10. ¿La oposición está
dividida
en cuanto al Referendo Revocatorio?
Quinto argumento: la
oposición está muy dividida, en particular sobre el Referéndum Revocatorio.
Primero, no creo que la
oposición esté tan dividida en materia del referendo revocatorio. Ni
públicamente ni en privado. He observado bastante unidad en eso, pero lo
relevante aquí es lo siguiente: éste ya no es un juego de fútbol donde gana el
que meta más goles, sino el que meta menos autogoles. Y en esa materia el
gobierno le lleva una morena a la oposición. Sobre todo después de que la MUD
ha estado lidiando con sus asuntos internos, ha puesto reglas, ha estado
avanzando y su comando se reconstituyó luego de una ruptura temporal en por
tres meses en enero, por lo de la presidencia de la Asamblea Nacional.
Es claro que también en la
MUD han metido autogoles, pero los errores del gobierno son descomunales e
inauditos, mucho peores y más numerosos que los de la MUD. No me cabe duda de
que el grito de “¡Van pa’ fuera!” es más por autogolpe (en el sentido de
auto-tumbarse) que por los golpes que puedan darle del lado enemigo.
11. ¿Un golpe militar?
Sexto y último argumento:
Nadie gana en la anarquía, y lo más probable en ese escenario es que venga un
golpe de estado militar.
Esta pregunta sólo se
responde dependiendo de cuál país se trate y de cuáles circunstancias
enfrentemos.
¿Que venga un autogolpe? No
lo creo posible, pero porque ya estamos en medio de un autogolpe, pero han
considerado mejor enmascararlo como un gobierno democrático y civil. Un
autogolpe militar sería quitarse la careta, cosa que no les conviene pues
contradice su discurso y no tendrían el apoyo ni siquiera de sus
correligionarios más acérrimos (y mucho menos apoyo internacional). Ya están en
el mejor de los escenarios: gobernando por decreto, sin apego a ley alguna y
con los militares corruptos y otros usufructuarios de la renta petrolera y del
poder político ilegítimo a favor. Sin embargo, ha sido inevitable que se vea lo
que realmente son: lo han requerido las circunstancias. Así que éste es un
juego de señales con información asimétrica. Y las señales de enmascaramiento
han sido demasiado costosas para ellos. Pero dar un autogolpe sería todavía
peor, así que no lo van a hacer: eso terminaría tumbándolos por completo.
¿Un golpe militar contra el
gobierno? Tampoco ocurriría, pues no tendría apoyo ni siquiera de la oposición,
¡y ni hablar del rechazo internacional! Si el objetivo de la oposición fuera
cambiar al gobierno por la vía militar, no se facilitaría desde allí una salida
electoral como el referendo revocatorio o la posibildiad de una renuncia. De
hecho, ya estamos viendo movimientos en esa dirección: una gran inconformidad
al interior de las Fuerzas Armadas, como hemos dicho y era de esperarse.
En dos platos: aquí no hay
condiciones para un golpe militar.
Hay demasiados intereses en
juego como para prever una “somalización” o la continuación de la anarquización
generalizada. Los mismos boliburgueses saben que eso además de insostenible es
insoportable, con El Cumanazo como antesala hipotética de un Venezolanazo en
puertas, porque el deterioro es a todo nivel (económico, social, institucional)
y esto es invivible, incluso para los usufructuarios del sistema.
Varios ya deben estar
pensando en huir del país, con sus maletas llenas de valores. Una buena parte
debe estar en pánico y planificando una salida lo más pacífica posible. Por eso
quieren negociar la entrega del poder, aunque todavía haya entre ellos gente
que piensa que pueden durar más.
12. ¿Qué viene entonces?
Lo que dice la teoría es
que, en una situación como ésta, el jugador relativamente fuerte no va a
negociar el territorio. Podría negociar la vida de los enemigos a cambio de que
salgan pacíficamente, pero no va a poner en duda que ganaron la batalla (o que,
más bien, la perdió el gobierno, como hemos ilustrado).
En particular, creo que el
referendo revocatorio no va a ser negociado bajo ningún concepto. Y la MUD ha
actuado racionalmente en esto. Se pueden negociar la forma y las condiciones de
la salida, pero no la salida misma. Y esto viene seguro: por supuesto que
demorar el revocatorio hasta el otro año significa negociar la salida y la MUD
no lo va a hacer, demostrando con esa actitud que es racional. Así que no
llamemos a que negocien esto, porque no sería ni inteligente ni conveniente
para la mejor estrategia en el juego que se está jugando.
Si recapitulamos, las
condiciones objetivas muestran que es muy probable una salida rápida. Una
salida que depende crucialmente de que la gente crea que sí se puede y
actúe en consecuencia. Es decir: que no crean en la fortaleza del dragón de
papel, sino en la del tigre acorralado ante algo que pretende empujarlo a la
muerte para poder seguir en el poder. Una salida que depende de que se pierda
el miedo, que se gane confianza.
Y de ahí mi apuesta, que
espero que sea la apuesta del 99% de los venezolanos, incluyéndote a ti, Luis
Vicente, y a los militares republicanos y bolivarianos. Coordinemos como
equilibrio focal la salida de Nicolás Maduro y su nefasto gobierno para este
mismo año y que se negocie su salida para que hagan el menor daño posible. Y
negociar con secuestradores para que se vayan con parte del botín es aceptable
cuando el mantenimiento de los rehenes pone en peligro sus vidas, pero no es
negociable que se queden permanentemente matando gente.
13. Aderezos para una
estrategia óptima
de cara al futuro
Ya sabemos cuál es la mejor
estrategia, pero hace faltan varios aderezos importantes. Y el primero tiene
que ver con no meter más autogoles por parte de la oposición. Seguir divididos
por la disputa del poder, luego de la caída de Nicolás Maduro, no es racional
pues le resta fuerza a la acción.
Debe haber una suerte de
Pacto de Punto Fijo donde se decida desde ya el método para designar el
gobierno de transición y se establezcan reglas de alternancia posteriores,
siempre apegados a la ley y a la democracia. Sobre lo primero, debe asegurarse
un gobierno sólo para el resto del período. Es decir: por dos años, con
compromiso de no seguir en el poder, aunque se pueda optar por él luego, en los
períodos constitucionales posteriores.
También debe acordarse el
programa económico sin protagonismos, pues todos sabemos que lo que se debe
hacer es compartido, en casi su totalidad, por todos quienes nos oponemos al
gobierno. Y ese programa económico debe tener como variable objetivo
prioritaria el interés de los pobres y la clase media, porque quienes tienen
que pagar el costo del ajuste no son ellos sino los cadivistas, los
contabandistas, los irresponsables y los corruptos que trafican con la
distribución de alimentos y medicinas.
Hay con qué: con la ayuda de
todos y la ayuda internacional; con acuerdos beneficiosos para todos y
respetando la soberanía, siempre dentro de acuerdos políticos. Hay que hablar
claro y tomar medidas drásticas, pero protegiendo el interés de los más
vulnerables. Un ajuste neoliberal alejaría del equibrio bueno a demasiada gente
y, además, no es necesario ni conveniente, como lo sabe hoy por hoy el mismo
Fondo Monetario Internacional.
Sobre los acuerdos
políticos, el nuevo Pacto de Punto Fijo debe corregir los errores del anterior:
no puede excluirse a nadie. En particular, debe incluirse a todos los partidos
de la MUD, pero también al chavismo moderado y a las bases del chavismo que han
sido traicionados por este gobierno.
Ese gobierno de transición
necesita mucho apoyo y no debe ser un gobierno de un líder presidencialista,
mucho menos excluyente. Debe ser un gobierno de unidad y de coalición nacional,
con participación de los mejores técnicos y las mejores personas éticamente
hablando, pero siendo amplios en materia ideológica.
Además, también debe haber
un pacto económico para salir de una vez por todas del rentismo
petrolero, no sólo para salir de la crisis coyuntural. Eso implica que cada
quien debe poner de su parte. En este acuerdo deben estar el sector privado,
los trabajadores, los militares, la iglesia y los dirigentes políticos. ¿Por
qué? Porque los políticos deben comprometerse en no usar la renta petrolera para
perpetuarse en el poder, el sector privado debe comprometerse a pagar impuestos
por lo menos al nivel de Colombia, Chile o Perú y no evadir ni eludir con el
cuento de la renta, los militares deben dedicarse a la defensa de la soberanía
nacional y dejar de ser el cuerpo de seguridad de los cazadores de la renta y
participantes de las mafias de usufructo de esa renta, mientras que los
trabajadores deben luchar por sus intereses, pero asegurar condiciones para el
emprendimiento privado y no seguir, además, en las roscas de una administración
pública hipertrofiada y corrupta. La iglesia tiene mucho que aportar, dado el
nuevo liderazgo del Papa Francisco, quien aboga por la justicia
social, la inclusión, la defensa de los más vulnerables, y la defensa de la
naturaleza, una tarea prioritaria anti-rentística.
Y no es cuestión de
palabras, sino de diseño institucional. Aprovechar la crisis y los bajos
precios petroleros para amarrarse al mástil, como hizo Ulises, antes de que
suban los precios de nuevo y vengan con ello los cantos de sirena. Un
fondo petrolero tipo Noruega, con una transición fiscal y cambiaria y un
colchón contra shocks externos para unos diez años. Un nuevo gobierno
que no opte por la reelección es vital en esto, pues diseña los
incentivos para que no se pretenda usar la renta para mantener el poder. Spolo
así pasa a la historia como el líder de la Venezuela del progreso, dejando
atrás la maldición del excremento del Diablo.
Finalmente, ese pacto debe
negociar con el gobierno de Maduro su salida con parte del botín, como
cuando se le facilita un avión a unos secuestradores para proteger la vida de
los rehenes.
Con esto y la estrategia
dominante, saldremos adelante. Y pendientes, que ahora es que viene lo bueno.
01-07-16
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