Los cuatro países miembros fundadores del Mercosur decidieron poner fin al
impasse suscitado por el traspaso de su presidencia rotativa, formalizando un
mecanismo de coordinación prescindiendo así de Venezuela.
La decisión, adoptada en razón de la inobservancia de los compromisos
asumidos mediante el Protocolo de Adhesión de 2006, señala importantes
incumplimientos en materia normativa y expresa que de persistir dicha situación
para el 1 de diciembre próximo, Venezuela será suspendida como miembro pleno
del Mercosur, lo cual constituiría otra grave señal de nuestro país para el
mundo.
Resulta lamentable que Venezuela
se haya colocado en tan embarazosa situación ante dicho bloque compuesto por
países amigos y socios tradicionales. Es un nuevo
fiasco para la política internacional del gobierno de Nicolás Maduro y otro
golpe a la credibilidad del país.
El principal culpable de este impasse no es otro que el gobierno nacional,
cuya actuación frente al Mercosur ha sido nefasta, desde su ingreso forzado al
grupo hasta el presente, debido a una actuación caracterizada por la
improvisación, la carencia de profesionalismo, el desconocimiento técnico y la
preponderancia de la ideología sobre los intereses nacionales.
Infortunadamente, el resultado no podría haber sido diferente al que estamos
viendo.
El Ejecutivo Nacional y la anterior Asamblea Nacional descuidaron su
obligación de incorporar al ordenamiento jurídico nacional importantes acuerdos
y normas del Mercosur, por lo que nunca fueron puestas en vigencia, lo que se
explica por la desidia y la ignorancia de los responsables gubernamentales.
El Mercosur vive una seria crisis producto de la desaceleración, pérdida de
dinamismo y la ideologización en la que se vio envuelto durante los últimos
años.
A nuestro juicio, la decisión de MERCOSUR, más allá de
los incumplimientos, es también una reacción a la grave situación política y
social que agobia a Venezuela, a las reiteradas violaciones a los derechos
humanos y al comportamiento anti democrático del gobierno de Maduro empeñado en
negarse a una solución democrática y constitucional oportuna a la grave crisis
que afecta al país.
El presente impasse debería generar un acuerdo de carácter nacional que
permita superar las graves fallas de gestión de nuestro país en ese bloque de
integración. Sin embargo, no se trata simplemente de poner en vigor las
disposiciones legales que se derivan de tales compromisos, mediante su
incorporación al derecho interno, lo cual podría ser dificultoso habida cuenta
el choque de poderes actual; habría
que definir y ejecutar políticas que permitan al país aprovechar las ventajas
que el bloque pudiera generar, lo cual sólo podría lograrse de común acuerdo
entre el Ejecutivo y el Legislativo, con la participación de la sociedad civil,
empresarios y trabajadores. El país cuenta con los recursos humanos y la
experiencia necesaria para participar eficazmente en esa tarea, siempre que se
haga bajo las condiciones adecuadas.
Mientras el gobierno nacional y
su cancillería persistan en una diplomacia de confrontación y ofensas, negando u obstaculizando además el camino democrático y
constitucional como solución a la grave crisis, la respuesta será como la que
estamos viendo en Mercosur.
Caracas, 16 de septiembre de 2016
El Grupo Ávila es una agrupación informal, compuesta por
diplomáticos, analistas políticos, profesores universitarios e investigadores
en las áreas de relaciones internacionales y las ciencias sociales, preocupados
por el acontecer internacional y nacional.
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