Por Marino J. González R.
Ya ha pasado mucho
tiempo de la célebre frase de DengXiaoping: “no importa si el gato es blanco o
negro, lo que importa es que atrape ratones”. La idea detrás de la frase es que
lo fundamental es alcanzar los objetivos a través de los medios adecuados. Si
los medios no conducen a los objetivos, entonces una revisión de ellos es lo
que se imponía. Este fue el fundamento de los cambios que se sucedieron en la
economía china con la entrada de Xiaoping a finales de los años setenta. La
dicotomía entre la economía de mercado y el socialismo dio paso a un modelo
económico con pleno reconocimiento de las virtudes del capitalismo. También hay
que decir que eso no significaba apertura democrática, con lo cual se afianzó
también un modelo de partido único que ha prevalecido hasta la fecha.
Es bastante obvio que la
solución china a los grandes temas del desarrollo dista mucho de lo que hoy
sabemos es fundamental: el respeto a los derechos humanos y al Estado de
Derecho. Pero también es indudable que los progresos económicos de China son
extraordinarios. Hasta el punto que ya constituye la primera economía mundial,
al menos medida en términos del poder de compra. De representar poco más de 2%
del poder de compra mundial en 1980, China representa actualmente casi el 20%,
superando a las economías de los países desarrollados, incluyendo a los Estados
Unidos.
Uno de los rasgos
fundamentales del cambio realizado en China está relacionado con la orientación
a la creación de valor. En 1985, primer año disponible según la CEPAL, menos
del 5% de las exportaciones de China eran de productos de alta tecnología
(electrónicos, de telecomunicaciones, de procesamiento de datos, instrumentos
de precisión, medicamentos, entre otros aspectos). Diez años más tarde (1995)
habían alcanzado el 13% de las exportaciones. En el año 2000, ya se encontraban
en 22%. En el año 2015 casi el 33% de las exportaciones de China fueron
productos de alta tecnología, mucho más que el 20% en Estados Unidos.
Mientras China alcanza estos
niveles de desarrollo tecnológico y productivo, Venezuela permanece en otra
dirección. En 1984 solo el 0,02% de las exportaciones del país fueron productos
de alta tecnología. En 2013, último año disponible según la CEPAL, el
porcentaje es el mismo (0,02%).Puede decirse que mientras muchos países, y de
manera especial China, dirigen sus esfuerzos a construir economías de
producción de bienes de alta complejidad, Venezuela más bien ha aumentado la
dependencia de las materias primas.
Todo lo anterior es el
resultado de políticas equivocadas, en contradicción con las tendencias
mundiales para la creación de bienestar, y agravadas por el desmantelamiento
del aparato productivo en proporciones francamente inaceptables. Mientras el
gobierno actual se acerca a China para colocar materias primas, éste país
utiliza esos recursos para aumentar su capacidad de producción y de
investigación en áreas de mayor sofisticación y creación de valor. No puede
haber mayor paradoja. Las lecciones de China en estos aspectos serán imposibles
de asimilar mientras se tenga un gobierno tan equivocado, tan perdido, tan incompetente.
12-10-16
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