Por Luisa Quintero y Víctor
Amaya
La cantidad de personas
que asistió a “La Toma de Venezuela” en Caracas sorprendió a los mismos
dirigentes de Primero Justicia, Voluntad Popular, Vente Venezuela, Acción
Democrática o Alianza al Bravo Pueblo y así lo comentaban entre cuchicheos
mientras hablaba el secretario ejecutivo Jesús “Chúo” Torrealba pasadas las
12:30 de la tarde, en la improvisada tarima de la autopista Francisco Fajardo
donde se anunciaron las cuatro medidas que tomará la MUD los próximos días. Sin
embargo, para llegar a ellas, la dirigencia opositora tuvo que sortear no pocos
escollos y hasta sus propios instintos individuales.
Parecía estratégico:
alrededor de la tarima se ubicaron los militantes de Vente Venezuela. Su
objetivo, gritar “¡pa’ Miraflores!”. Su líder, María Corina Machado, aplaudía
la acción. Se cumplía la misión.
Cuando el turno de hablar le
tocó a Freddy Guevara, secretario de Voluntad Popular, los cuchicheos
aumentaron, las imprecisiones corrían en boca de los dirigentes –aunque fuera
de micrófono- y hasta hubo discusiones de qué tanto decir y qué callar.
Por ejemplo, Machado dijo
varias veces que era imperativo continuar la marcha hacia Miraflores. Era la
oportunidad, el todo o nada, este mismo 26 de octubre. El diputado Gilber Caro
(VP) se anotó en la idea y abonó para convencer a Lilian Tintori de convocar la
caminata hasta la casa de Misia Jacinta.
Pero la esposa de Leopoldo
López titubeaba. En el público crecía el bullicio con el “vamos a Miraflores” y
ella seguía sin prometer a sus contertulios que lo diría por los altavoces. La
cara de circunstancia se instaló en su rostro, mientras Henry Ramos Allup y
Henrique Capriles daban sendos discursos dibujando una ruta: “juicio político”
en la Asamblea Nacional y marcha a Miraflores la próxima semana.
Así llegó la intervención de
Juan Guaidó (VP), quien puso mano firme en recordar que la exigencia de
continuar la caminata hacia el centro de la ciudad no estaba dentro del acuerdo
que, además, ya se estaba anunciando al público. No obstante, las discusiones e
intercambios no terminaron. De hecho, comenzó una pequeña charla entre Freddy
Guevara, Julio Borges, José Simón Calzadilla, Ismael García, Henry Ramos y el
propio Guaidó en una de las esquinas de la tarima, mientras el gobernador de
Miranda continuaba su exigencia a reactivar el camino electoral so pena de
organizar una marcha nacional hasta la sede del Ejecutivo el 3 de noviembre próximo.
A la par de esa reunión
improvisada, las mujeres también tenían su propia visión de convocatoria al
pueblo. Al no poder marchar a Miraflores, Lilian Tintori propuso a Machado y a
la esposa del presidente del Parlamento, Diana D’ Agostino, marchar hasta el
Palacio Federal Legislativo para mostrar su apoyo “a esa institución autónoma,
la única que apoya el pueblo”, como la denominó la propia Machado.
La idea fue aceptada por
todas, aunque antes de anunciarla Tintori pidió a Freddy Guevara su apoyo para
hacerlo. La respuesta del diputado fue: “si ustedes marchan para la Asamblea,
yo las acompaño”.
Así, al culminar las
palabras de Capriles, Lilian Tintori pidió el derecho de palabra. Tuvieron que
decir que la esposa de López hablaría, porque no pocos creyeron que con el
excandidato presidencial finalizaban las intervenciones. Al comenzar a hablar,
la mujer tuvo poco claro qué ratificar y qué anunciar. Dijo que “hoy comienza
el rescate de Venezuela” pero debió voltear para confirmar con periodistas y
otros presentes que la convocatoria a huelga ya se había hecho. Respondida su
inquietud, la anunció a viva voz al micrófono para luego volver a consultar,
ahora con Henry Ramos, si podían marchar hasta la Asamblea Nacional. El adeco
le respondía “mañana, mañana” porque este miércoles “no hay nada allí, está
cerrada”. Tintori convocó para este jueves acompañar a los diputados y Ramos
Allup tomó el micrófono para secundar el anuncio.
La esposa de Leopoldo López
terminó su discurso y luego de darle el testigo a María Corina Machado en el
micrófono, dijo a los más cercanos en tarima que no podía hacer otra
convocatoria distinta “porque no estaba en lo acordado”. Quien esperaba ir a
Miraflores, se quedó con las ganas.
Diálogo pero con la
militancia
Antes de finalizar el acto,
Henry Ramos Allup tuvo que sentarse como buen padre a dialogar con la
militancia adeca para evitar que espontáneos partieran con destino a
Miraflores. Más de 10 minutos estuvo el presidente de la Asamblea Nacional
sentando al borde del camión, hablando primero con “los blancos” y luego con la
de otros partidos, que le increpaban no continuar hacia el centro de la ciudad
para “derrotar al dictador con el pueblo en la calle”.
Hasta de “no tener
pantalones suficientes” acusaron al presidente de la Asamblea, quien dejó
reflexionando a más de uno, cuando les dijo que era necesario tomarse un tiempo
para preparar esta movilización pues no querían muertos que lamentar
después.
Antes, durante su discurso,
a Capriles le dijeron que estaba “cagado” por no ir tras Maduro. “Cagao está el
que está en Miraflores”, contestó al explicar que la convocatoria a la sede del
Ejecutivo debía incluir no solo a los caraqueños sino a los de todas las
regiones a los que hay que “darle la oportunidad” de asistir y organizar la
movilización.
“Si no van a Miraflores se
acaba la Unidad”, gritó un espontáneo. Pero Ramos saltó rápido: “dejen el
chantaje, que estamos ganando”, respondió el presidente del Legislativo. Zorro
viejo.
La tarima, por cierto, vivió
un momento tenso cuando una periodista de FM Center se desmayó, retrasando el
anuncio de la dirigencia de la MUD, producto de una descompensación causada por
la caminata, el agotamiento y el sol abrasador que acompañó toda la marcha, a
pesar de los nubarrones y la fuerte brisa que anunciaron agua durante el día.
26-10-16
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