Por Claudio Nazoa
Confieso que el poeta Tarek
William Saab, el defensor del pueblo, me cae bien. Sin embargo, es un hombre
atrapado en su circunstancia, y no me gustaría estar en su pellejo.
Es innegable el deterioro de
los derechos humanos en Venezuela. A diario, niños mueren por hambre y por
falta de medicamentos. En Barcelona, estado Anzoátegui, venezolanos recién
nacidos fueron colocados en cajas de cartón. En “La Tumba”, celda que de por sí
es una tortura, estudiantes y presos políticos, cinco pisos bajo tierra, sufren
lo indecible, tal como ocurría en las cárceles de Gómez y de Pérez Jiménez.
Como si fuera poco, el CNE, el Poder Electoral, enarbola descaro
anticonstitucional e irrespeto hacia los venezolanos al convertirse en un
apéndice de los caprichos del gobierno.
Poeta, son muchas cosas más
y usted lo sabe. Es hora de que no siga disimulando. Hable claro. Clarito. Que
todo el mundo entienda que no está de acuerdo con este sistema que veja los
derechos humanos. Salve su conciencia. Sea el valiente que un día nos sorprenda
con una rueda de prensa para deslindarse de esos sacos de cemento rojo que
carga sobre su espalda. No olvide que es usted un poeta, y los poetas siempre
están con la libertad, la justicia y el amor. Un buen poeta nunca está del lado
de los bichos malos.
Son muchos los funcionarios
que saben lo que está ocurriendo en Venezuela; sin embargo, se hacen los locos
como si ellos y sus allegados no estuvieran corriendo los mismos riesgos que
todos los ciudadanos. Para hacerse los locos, utilizan un extraño modo de
hablar que nadie comprende. La idea, al parecer, es dar a entender que lo que
se dice es a favor del gobierno y, es a la vez, a favor de la oposición. Tratan
de hablar lo más enredado y ambiguo posible.
No sé si ya vale la pena
seguir haciendo llamados de atención a funcionarios y ministros de este
gobierno, quienes pasan horas y horas perdiendo el tiempo, escuchando y
aplaudiendo al presidente en interminables cadenas, obligados a disimular lo
incómodo que resulta ver a un mandatario insultar y cometer los mismos errores.
Asuman posiciones claras ante lo obvio de este desastre que nos lleva a… No. No
nos lleva, nos trajo a esta debacle.
Sí, no vale seguir haciendo
llamados a la cordura. Todos sabemos que esto, mientras más dure, irá peor.
No sigan disimulando.
Conviértanse en héroes. Aprovechen una cadena. Pidan la palabra y hablen. Digan
la verdad.
Es difícil, pero falta poco.
¡Aprovechen!
03-10-16
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