Por Claudio Nazoa
Me incluyo en esto de ser
chusma. Me di cuenta cuando por un paquete de cuatro rollos de papel tualé me
peleé con una señora en el mercado de San Martín.
Hice una cola como de media
hora. Cuando me tocó mi turno, una señora se me coleó. Armé un escándalo. Me
quedé sin el papel y me di cuenta en lo chusma que me ha convertido este
mugroso gobierno. Nunca fui fino. No. Era normal. Llegué a pelear a puños por
el amor de una mujer que me montaba cachos, pero de ahí a hacerlo por un rollo
de papel tualé, ¡nunca!
Otro día, en mi edificio, se
fue el agua. Al igual que mis vecinos, hice mi cola. Tuve que caminar hasta un
chorrito que estaba a una cuadra. Cargué un balde con agua. Como pude, lavé mis
partes. Entonces, pensé: ¿en qué se ha convertido mi vida por culpa de este
gobierno insalubre?: ¡en la de un chusma que casi no se baña!
Otro día me tocó viajar en
ferry desde Margarita hasta Puerto La Cruz. Eso enerva. Da pena. Provoca rabia
la pocilga inmunda en la que los pasajeros deben esperar el ferry. ¡Qué
vergüenza! Allí me sentí el ser más chusma del mundo. Un sobreviviente de una
guerra tercermundista. Un pobre rechusma abordando una patera en África.
Gran parte del grave
problema, maléfico, inhumano, insoportable, injusto, destructor, irresponsable,
patético, atrasado y, por supuesto, socialista-comunista que padecemos es la
proliferación de la chusmidad.
Estamos en manos de un
gobierno chusma que nos chusmea a todos. Es una situación de supervivencia en
la que ricos y pobres son chusmerizados.
¡Dejemos de hablar y de
escribir pendejadas contra los héroes de la MUD! Mientras nosotros estamos en
nuestras casas o trabajos, ellos los enfrentan. Se juegan el pellejo contra
estos bichos malos. Arriesgan todo. Tienen que ser bien ingratos quienes
intentan destruir a los únicos que les han echado cuerpo y alma para restituir
la democracia. Solo la unión puede sacarnos de este hueco chusma en el que los
venezolanos estamos atrapados.
Cuando se busca libertad,
todo se vale. Cuando a nuestros niños enfermos hay que darles, porque no hay,
remedios neurálgicos utilizados para los perros, tal y como ocurrió con mi
hija, nada importa. Es hora de hablar sin tapujos. No me interesan los
vilipendios que pueda sufrir por mi opinión sincera. ¡Anótenlo!: el próximo
presidente de Venezuela va a ser Lorenzo Mendoza. Un hombre fino para un pueblo
fino.
¡Quién iba a pensar que un
oso polar podría ser nuestra salvación!
27-11-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico