Por José Vicente Carrasquero
A.
El año 2016 terminó con un
balance negativo para el país en general. El más perjudicado con el errático
accionar de la clase política fue sin duda alguna el pueblo. Los problemas que
lo aquejan no figuraron entre las prioridades de la dirigencia. La inflación
siguió hundiendo en la miseria a la inmensa mayoría de los venezolanos, la
delincuencia tomó espacios que pertenecen a la ciudadanía, el estruendoso y
escandaloso fracaso del chavismo no fue evaluado de forma tal que se tomaran
medidas urgentemente necesarias.
El diálogo resultó un
escenario que permitió al gobierno seguir adelante con su burla a los
principios de la democracia. La oposición cometió el grave error de
desmovilizar la calle en momentos en que se necesitaba la mayor presión
posible. El diálogo ha sido una guasa para el país en general. Un burladero en
el cual el gobierno se refugió para no enfrentar los problemas que no sabe
resolver.
En mi opinión, el resultado
más grave del diálogo es el haber desatado los demonios de la crítica
destemplada. La que sale de las entrañas y no de la pausada evaluación de la
crítica situación que estamos viviendo. En los distintos grupos en que
participo la voz que se impone es la que habla de la muerte de la MUD, de la
necesidad de dar paso a nuevos liderazgos, de permitir que nuevos grupos tomen
la dirección de la oposición para encausar nuestras luchas.
En 1999, un grupo de
universidades hicimos una encuesta de cultura política centrada en el proceso
político que vivía el país. Uno de los hallazgos mas espeluznantes fue
descubrir que el venezolano es políticamente iluso. Cuatro de cada cinco
venezolanos afirmaban que la constituyente iba a resolver los problemas del
país.
Los efectos de la anti
política, ejecutada por líderes de opinión y promovida por los medios de
comunicación ya había producido su primer resultado adverso: la elección de un
militar precariamente formado, con una mezcla letal de todos los antivalores
que puede reunir una persona para regir los destinos del país. Los resultados
no se hicieron esperar. Un carácter débil, dúctil a través del halago hizo de
ese militar un instrumento de Fidel Castro quien vio en él su sueño hecho
realidad. La oportunidad de ponerle mano a ese reservorio petrolero que le
permitiría, como en efecto sucedió, exportar la revolución cubana a muchos
lugares del continente.
Dieciocho años después de
haber saltado al vacío dándole paso a una clase política poco preparada y con
una voraz hambre de enriquecimiento, muchos venezolanos vuelven a adoptar una
actitud ilusa que raya en la inocencia.
Algunas acotaciones deben ser
hechas para quienes piensan en soluciones mágicas. La primera de ella es que
los liderazgos reales no piden permiso para tomar el control. Una prueba de su
verdadera fuerza y capacidad para imponer sus ideas es poder desplazar a la
dirigencia existente y convencer a quienes los apoyan de pasarse a este otro
bando. Quienes piden permiso, solicitan que se le de paso a otros, están
hablando de una forma de hacer política que no existe y que en todo caso no
aplica a la grave situación que vive el país.
Que la MUD está muerta es otra
afirmación cándida que no se corresponde con el panorama político actual. Hay
que tener claro que la MUD es una organización paraguas que ha tenido,
lamentablemente, una visión cortoplacista que ha hecho de lo electoral la
justificación de su existencia.
Lo cierto es que la MUD
como está no es adecuada para lucha que tenemos los venezolanos por delante.
Esta organización política debe definir un propósito. Para ello debe
caracterizar al adversario. No es difícil hacer ver ante el mundo que Maduro
encabeza una dictadura militarista y peor aún bananera.
Una vez caracterizado el
gobierno, hay que definir un propósito. No es otro que reponer la democracia en
Venezuela mediante la salida del poder del dictador y sus adláteres. Para ello
es preciso una declaración pública de cada uno de los líderes de los partidos
que conforman la MUD renunciando a cualquier aspiración presidencial mientras
se logra el objetivo. Además, asumir la agenda de los venezolanos. Hablar de
propuestas concretas, encabezar protestas contra la delincuencia, contra la
inflación que acaba con el poder adquisitivo de los venezolanos, en contra de
una clase política corrupta como nunca en los anales de la historia.
Los líderes de opinión tienen
un papel muy importante en esta coyuntura. Deben funcionar como fieles de la
balanza. Deben guardarse para sí sus opiniones despectivas y en muchos casos
irreales. Si alguno se siente con suficiente fuerza para asumir el liderazgo
político, que salte al ruedo e imponga su forma de pensar a través de
convencimiento de una buena parte del país.
Dios nos libre de la aparición
de una nueva versión de los Notables. Grupo que en el pasado resultó altamente
pernicioso para la democracia. Criticadores sin sustancia y sin propuestas que
ayudaron a acabar con lo que se había hecho, para mal o para bien. Necesitamos
líderes de opinión que propongan acciones para remediar problemas que ya todos
conocemos.
La política es la única
herramienta que tenemos por delante para acabar con un gobierno oprobioso que
prefiere pagar a los capitales nacionales y extranjeros el oneroso costo una
deuda irresponsablemente contraída. Esta política asumida por Maduro para
garantizar a sus socios el pago de intereses y capitales ha tenido un altísimo
costo en vidas de venezolanos que mueren por falta de medicamentos, por
desnutrición o a manos de un hampa desbordada que supera con creces la
capacidad de un aparato represivo que solo existe para perseguir y apresar
opositores.
Se impone hacer política en
positivo. Los políticos tienen que dar el primer paso para rescatar la
confianza del pueblo. Hay que mostrar direccionalidad a resolver los problemas
del país. Si la clase política no se aboca a resolver las dificultades de la
población, ésta, como en el pasado, le pasara por encima y hará valer su fuerza
soberana. Si esa resulta ser la vía, que Dios nos encuentre confesados.
03-01-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico