Por Susana Morffe, 30/04/2017
Los
terrícolas somos mega acomodaticios para todo y tenemos la visión de los
asuntos más importantes, hasta los más pequeños, según la óptica del momento o
del cristal con que se mire.
Día
Internacional del Trabajador, tamaño y rimbombante nombre para los que tienen
que “bajar el lomo” y conseguir el sustento diario.
Hemos
vuelto todo lo natural en algo muy complicado. Cuesta grandes esfuerzos y por
muchos años ver la vida de una manera más sencilla, sin complicaciones, esas
que entorpecen lo cotidiano. Para ello hay que pasar por pruebas muy fuertes y
no quedar vencidos.
Los
puntos de vista acerca de las religiones son parte de esas creencias que hemos
impuesto a otros y la han hecho rodar por el mundo.
El
Papa Francisco, así como sus predecesores, es y han sido unos trabajadores
incansables, peregrinos por el mundo como lo manda la Biblia, pero de ahí a
meterse en asuntos políticos y opinar lo que no es, viene a resultar esa
acomodaticia manera de ver y meterse en lo menos indicado.
En
Venezuela nos hemos metido en tremendo rollo
porque no cayó del cielo. No obstante, después de tantas metidas de
patas a la hora de invocar a Dios para que “meta su mano”, encima algunos desafían al Todopoderoso y le piden que arregle este
lio de locos creado por nosotros los terrícolas. “Todo nos es permitido, pero no todo es para
nuestro bien”, se lee en el libro sagrado.
Si
recordamos celebrar el día del
trabajador y destacar una labor milenaria es la de Dios. Meterse en líos y
buscar a Dios para que nos saque de los pavorosos problemas es un trabajon.
Se
repite que el tiempo de Dios es perfecto, una coletilla usada para aliviar la
ansiedad que nos produce el no poder tener la respuesta inmediata a un problema
de corta o larga duración. Ciertamente el tiempo de Dios no es el mismo que
tenemos todos los terrícolas. Entre nosotros él mide la fe y el tiempo es de
nosotros para perseverar.
Plantearse
la razón de la existencia de ricos y pobres en el mundo, es una prueba más de
un tiempo establecido entre los seres humanos y no del poder soberano
celestial. Dios no creó a los pobres, cada quien ha cargado con esa cruz cuando
no se ve más allá de las posibilidades y dones dados por Dios.
En
el caso de los ricos, se entiende que a diferencia de los pobres, han sabido
hacer riquezas y otras veces les llega por “derechos adquiridos”. En ambos
casos la prueba está presente. Dios mide la proeza del hombre para salir de la
pobreza y a los ricos les mide la capacidad de saber administrar y dar, no
engolosinarse con lo que tiene. Todos sabemos que existe la figura de la
“quiebra” y no es de gratis. Hay que tener corazón para resistirla después de
no haber hecho buen uso de los recursos monetarios, donde también habla mucho
el corazón.
Con
toda la humildad que debe caracterizar a las iglesias, lo más sensato es llevar la palabra de Dios hasta los
confines de la tierra para que no se produzcan distorsiones sobre asuntos
políticos y acomodar la casa propia para luego entender y atreverse arreglar la
de los demás.
Una
prueba de los líos humanos es la existencia de Palestina como Estado, que
traducido significa filisteos; no fue
creado por Dios y hoy mantienen una guerra milenaria nada menos que con Israel
(la niña de sus ojos) para lo cual Dios en su infinita misericordia,
finalmente, en su tiempo, ordenará el territorio.
Todo
esto para indicar que Venezuela está en las manos de Dios, el lio que nosotros
buscamos lo enderezará en su momento el Creador del Cielo y la Tierra, ¿Falta poco? Quién lo
puede saber. Lo que se puede certificar es que es un trabajon que nos toca
ejercer, pero suponemos simple de solucionar desde arriba.
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