Fernando Camino Peñalver 16 de diciembre de 2017
@fernandocaminop
El
compromiso de los productores que hacen posible que el azúcar nacional llegue a
los consumidores de nuestro país, es el de seguir trabajando con una entrega
absoluta y luchar contra las
dificultades impuestas por el régimen. Así es la amarga brega para producir el
azúcar hecho en Venezuela. El cultivo de la caña de azúcar, actualmente
subsiste bajo el asedio del régimen en varios estados de nuestro país y aún es
uno de los cultivos más importantes del sector agrícola vegetal, tanto por su
volumen de toneladas cosechadas como por el valor de su producción.
La
importancia socio-económica de este cultivo radica en que está presente en casi
todas las regiones agrícolas de nuestro país. Junto al café y el cacao, tienen
el mayor número de familias campesinas dedicadas a su producción, es por ello
que el régimen ha puesto todo su empeño en controlar todo el circuito
productivo del azúcar: para poder mediatizar el comportamiento electoral de los
pequeños y medianos cañicultores. Además, están implícitos los grandes
negociados que se realizan con las importaciones de este importante alimento.
Debido
al interés del régimen de acabar con la producción azucarera nacional, nuestra
población tiene que soportar una escasez del noventa por ciento del azúcar que
demanda y además, el producto que consigue tiene que pagarlo a más de cien mil
bolívares el kilo. Esta cifra serían 100 millones de bolívares si el régimen no
le hubiese quitado tres ceros al bolívar.
En la
zafra 1998-1999 se produjeron 8.500.000 toneladas de caña con un rendimiento en
azúcar que casi superó la demanda interna. A partir del año 2001, el régimen
decide por las razones antes expuestas, intervenir al sector azucarero
nacional. Las expropiaciones de las unidades de producción y los controles de
precios, hicieron descender sistemáticamente la producción y la productividad
del rubro hasta llegar a 3.200.000 toneladas, que es el estimado de Fesoca para
la zafra 2017-18.
La
zafra de este año tendrá un rendimiento de 240 mil toneladas de azúcar, que
solo alcanzará para dos meses del consumo de nuestra población. Representará un
veinte por ciento de la demanda interna, calculada históricamente en 1.200.000
toneladas. Fesoca estima que para satisfacer la demanda del ochenta por ciento
restantes, es decir diez meses de consumo, se tendría que importar más de un
millón de toneladas por un valor aproximado de seiscientos millones de dólares.
Entre
los años 2005 al 2010 se concretó la intervención del sector agroindustrial,
con la apropiación por parte del régimen de diez de los 16 centrales azucareros
existentes en nuestro país. En la pasada zafra de 2016-2017, de los diez
centrales azucareros “gerenciados” por el gobierno, solo operaron tres y
llegaron a procesar el dos por ciento de la producción de caña. En esa zafra
los cañicultores perdieron 1.500.000 toneladas por causa de la inoperancia de
siete de los diez centrales públicos.
El
nuevo gobierno requiere implementar una Política de Estado que jerarquice la
producción de alimentos. Esta política debe priorizar la producción agrícola y
agroindustrial nacional, tomando en consideración nuestras limitaciones
agrológicas y las contingencias que puedan afectar nuestra producción. En el
marco de esa Política, debe desarrollarse un Plan Agroalimentario para el Pleno
Abastecimiento de alimentos.
En
este plan proponemos la rehabilitación de aproximadamente 100 mil hectáreas de
caña, que es la superficie existente y sembrar un aproximado de veinte mil
hectáreas anuales. También proponemos recuperar la productividad aumentando la
producción a 75 toneladas por hectárea, con un rendimiento de nueve por ciento
de producción de azúcar.
El
plan prevé el financiamiento de los
organismos multilaterales para la construcción y la rehabilitación de la
infraestructura existente. Igualmente para el desarrollo tecnológico y la
dotación de maquinarias, de implementos agrícolas, de equipos de cosecha y de
transporte para atender la zafra. También se necesitará ese financiamiento para
la modernización y ampliación de los centrales azucareros existentes y para la
construcción de nuevos ingenios. De esta manera se aumentará la molienda de
caña y se logrará mayor eficiencia en la producción de azúcar.
Estimamos
que con este plan, se dará impulso a la economía de la mayoría de los estados agrícolas
de nuestro país, se activaran las unidades de producción existentes y se
incorporarán a una gran parte de agrotécnicos y de campesinos a la producción.
A mediano plazo se cosecharán 15 millones de toneladas de caña, para una producción de 1.350.000 toneladas de azúcar
por año.
Fernando
Camino Peñalver
@fernandocaminop
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