Por Tulio Álvarez
Dos señales provenientes de
emisores distintos, aparentemente desconectadas, se magnificaran esta semana.
Por una parte, se radicalizará la persecución contra militares y otros
disidentes del régimen chavista que, en camaleónica mutación, aparecen como
opositores férreos a Maduro. El otro mensaje llegará desde el Norte cuando el
Departamento de Estado anuncie radicales medidas contra el remedo de
criptomoneda que se ha denominado “Petro”. La primera acción pretende parar la
hemorragia ideológica que desinfla de contenido al régimen y erosiona
aceleradamente su base de sustentación; la otra va de contraflujo, eliminar la
posibilidad de superar la asfixia económica e impedir la continuación del
subsidio a la revolución.
Venezuela pone en riesgo la
seguridad de la región
Hasta el año pasado la
comunidad internacional no había calibrado el impacto regional, inclusive
ultramarino, de un esquema delincuencial transnacional que involucra la
conformación de un “Estado Forajido” en Venezuela. A pesar de todas las
evidencias, la mayoría de los gobiernos, especialmente los controlados por eso
que llaman izquierda, mostraron ceguedad ante la violación de los más
elementales derechos humanos y la sistemática depredación de los recursos
del país. Fueron mudos testigos durante dos décadas del tránsito de una
situación de prosperidad a un desastre humanitario de dramática proporción.
La destrucción del país es
producto de la puesta en práctica del modelo económico más repulsivo que ha
conocido la historia universal y que se creía superado con la caída del muro de
Berlín. Este esquema se reforzó con una alianza internacional de factores de
poder liderada e impulsada por el ímpetu de beligerancia de rusos y chinos para
competirle a Estados Unidos en su patio. Como si fuera poco, se manifestó
la asociación con el narcotráfico y el terrorismo monitoreado por el régimen
cubano, en un desesperado esfuerzo de permanencia en el siglo XXI. Este
desastre se proyectó en la afectación regional de la forma democrática al punto
de provocar una crisis en cadena, en numerosos Estados de América Latina.
Resolucion 1/18 sobre
corrupción y Derechos Humanos
Prueba del error de
calibración de la comunidad internacional se manifiesta en el hecho de
que la Organización de Estados Americanos haya sido el único foro
multilateral que ha tomado medidas contra la dictadura en Venezuela, al menos
hasta el comienzo del 2018. Tal voluntad se reiteró indirectamente con la
Resolución 1/18 del 2 de marzo de 2018, aprobada en Bogotá en el 167 período de
sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Se trata de una
cuidadosa jugada que se está montando y se ejecutará en la Cumbre de las
Américas, a celebrarse en abril de 2018.
En la Cumbre está previsto que
el eje central será el efecto de la corrupción en las Américas, en casual
coincidencia con los 20 años de la adopción de la Convención Interamericana
contra la Corrupción. Bajo la excusa de dar una respuesta regional a la
corrupción desde un enfoque de derechos humanos y ante el desastre humanitario
que afecta principalmente a Colombia, Ecuador, Perú y Brasil por los
desplazados provenientes de Venezuela, se aprobaran medidas que acorralaran
aún más al Régimen de Maduro y canalizaran el apoyo para afrontar la crisis bajo
los principios de solidaridad y cooperación internacional.
El argumento es muy sencillo,
la lucha contra la corrupción está indisolublemente ligada al ejercicio y
disfrute de los derechos humanos; y la impunidad fomenta y perpetúa los actos
de corrupción. Desde Venezuela se extendió el flagelo a otras naciones del
Continente y para erradicar el flagelo hay que aislar la posibilidad de
negociación del Narcoestado.
Los cubanos y sus aliados,
especialmente las cancillerías de Bolivia y Nicaragua, tienen la misión
fundamental de sabotear la Cumbre. Al menos pretenden que se excluya de la
Agenda el tema de “la coordinación con Estados Unidos y la Unión Europea” sobre
la “identificación de flujos de activos destinados a corrupción y de
recuperación de activos”; lo que podría implicar asumir las sanciones dictadas
contra Maduro y otros altos funcionarios de su régimen.
Lo que viene es más teatro
En el preciso instante en que
termino de escribir estas líneas, puede se hagan públicas las nuevas medidas de
la administración Trump contra el régimen de Maduro. El efecto de las
anteriores ha sido similar al de una grieta en una represa, lento pero seguro.
Estoy convencido que el
objetivo es impedir que a través de fórmulas económicas alternativas le llegue
oxigeno económico y, para ello, van a bloquear cualquier posibilidad de que el
Petro sea algo más que una referencia vaga, casi un chiste. Nadie se va a
arriesgar a negociar con un régimen caído y el mensaje está dirigido al cobarde
dinero. La Cumbre debería consolidar ese aislamiento
En este mismo espacio me
atreví a indicar que la primera convocatoria a elección presidencial sería
desplazada para el mes de mayo. Mi apreciación en aquel momento era la
proximidad del evento a la Cumbre y el necesario monitoreo que surgiría de los
Jefes de Estado radicalizados. Maduro pretende superar ese escollo, bajar el
volumen interno es parte de su estrategia para finales de mes. Para
cumplir ese objetivo, se convocará un nuevo dialogo innovando escenario y
protagonistas. ¿Qué mejor contraparte que los otros candidatos
presidenciales aunque posen como payasos? Al fin y al cabo, el Guasón es uno de
los dueños del circo.
tulioalvarez17@gmail.com
20-03-18
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