José Domingo Blanco (Mingo) 07 de diciembre de 2018
@mingo_1
El
régimen invirtió tiempo y recursos para hacer de la pobreza su mejor
herramienta de dominación y control. No en vano llevamos dos décadas bajo este
sistema “exitoso” que reinventaron los neocomunistas que nos desgobiernan. El
deterioro y la destrucción han sido los signos más evidentes de sus nefastos
años en el poder. ¡Veinte años, señores! Cuatro lustros gobernados por unos
mediocres que nos han dejado tras su paso, escenas dolorosas de miseria,
destrucción, éxodo de compatriotas y muerte; mientras, ellos siguen con sus
andanzas y escándalos de corrupción que dejan boquiabiertos a la sociedad
decente que aún cree en la ética, honradez y honestidad.
El
alto nivel de sumisión que los chavistas/maduristas han impuesto en la
población más vulnerable, la que vive en precarias condiciones –y a la que a
diario se suman más venezolanos- es uno de sus logros más “meritorios”. El
hambre siempre ha sido el mejor mecanismo de sometimiento. Chávez lo supo desde
el principio, desde que ganó sus primeras elecciones el 6 de diciembre de 1998.
Fue, además, una de las recomendaciones que le hizo Fidel. Nicolás, junto con
su mafia, por supuesto, perfeccionó la técnica. E hizo de la pobreza su
cómplice y su mejor aliado. El hambre es en estos momentos, proporcional a la
ilusión de recibir una caja Clap con un pernil; ese que ofreció Maduro antes de
las elecciones de este domingo, quizá como un último recurso para atraer
votantes.
Nunca
antes, como con este régimen, hemos visto al hambre derrotar con tanta
facilidad a la dignidad. Bajar la cabeza, ponerse de rodillas y extender la
mano para recibir la dádiva, es lo que ha favorecido la consolidación de estos
delincuentes en el poder. Con una mezcla de rabia y dolor, leí los resultados
preliminares de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2018 en las áreas
de pobreza, misiones sociales, educación, emigración y trabajo, sondeo que
realizan conjuntamente la UCAB, la USB y la UCV. La ENCOVI reveló que la
cantidad de hogares pobres en Venezuela subió dos puntos porcentuales,
ubicándose este año en 48%.
En el
estudio se incluyeron como indicadores el estándar de vida según las
condiciones de la vivienda, el funcionamiento de los servicios básicos, acceso
a la educación, empleo y protección social.
Para nadie es un secreto que los venezolanos estamos enfrentando –y
sufriendo en carne propia- el descalabro de nuestra calidad de vida. Quizá en
distintas proporciones, con mayor o menor capacidad para resolver el problema
por nuestros propios medios; pero, los venezolanos sabemos lo que es vivir en
un país donde el común denominador es la falla permanente de los servicios de
electricidad, agua y comunicaciones. Donde la escasez es la norma y la
hiperinflación su secuaz. Y, si eso es un factor para determinar nuestro nivel
de pobreza; entonces, todos de alguna manera, al día de hoy, somos gracias a
este régimen mucho más pobres que hace unos años.
La
encuesta también reveló que hubo un aumento en el número de venezolanos que,
durante 2018, se beneficiaron de las misiones sociales que inventó el régimen;
pero esto, lejos de ser favorable, redunda en beneficio de este esquema de
sumisión a través del cual Nicolás y sus cómplices pretenden perpetuarse. El
hecho de que más venezolanos se sumen a las filas de quienes reciben las
“dávidas”, solo propicia el fortalecimiento del chavismo/madurismo. Más allá
del acondicionamiento de la población, la limosna del régimen transforma a los
ciudadanos en esclavos sin más aspiraciones que recibir un pernil y una bolsita
Clap; más uno que otro bono de la Patria que celebra la miseria, reitera la
mediocridad, favorece la falta de aspiraciones y afianza la sumisión.
Los
resultados completos de la encuesta los tendremos en 2019. Esto fue tan sólo un
abrebocas que nos deja un sinsabor y le suma un punto a nuestra desesperanza.
Veo a este régimen campante y gozoso. Escucho a Delcy “amenazando” –perdón,
asegurando- que los venezolanos tendremos este año, las mejores navidades que
hayamos conocido. Como si sentir el regocijo por las fiestas decembrinas se
obligara y decretara vía Gaceta Oficial. Como que si la realidad del país, no
nos golpeara de frente en la cara cada vez que caminamos por nuestras calles.
Como si diciembre no acentuara un poco más la pobreza galopante que se
distribuye, equitativamente, en todas las regiones de Venezuela. Como si en
estas navidades, la soledad no será la principal invitada de nuestros hogares
porque, durante 2018, despedimos a más miembros de nuestras familias que se
fueron a otros países buscando mejores oportunidades. No, Delcy, la Navidad no
se decreta ni se impone. Mucho menos viene en forma de pernil o juguete dentro
de una caja Clap.
José
Domingo Blanco (Mingo)
@mingo_1
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