Por Piero Trepiccione
El venezolano tiene una
idiosincrasia particular que le hace “sacar punta” a una bola de billar aún en
medio de las peores adversidades. El buen humor y el ingenio son
características muy habituales que se encuentran en cualquier rincón de las
calles de Venezuela. Frente a la severa crisis que padecemos
actualmente, han sido factores clave para navegar las aguas turbulentas de los
últimos tiempos.
La sociedad venezolana, como
lo demuestran recientes estudios de opinión y refleja la realidad, está
abiertamente alineada con el descontento. Alrededor del noventa y dos por
ciento de la población se resiente de la situación y se inscribe en una
voluntad masiva de cambio político. Esa amplísima mayoría no está de
acuerdo con el manejo de la economía, de los asuntos públicos en general y de
la casta dirigente que ha tenido la responsabilidad del Estado en el ciclo
“revolución bolivariana”, no obstante, a pesar del porcentaje extremadamente
significativo, ese anhelado “cambio” no termina de materializarse.
El signo de los tiempos en
la Venezuela de junio de 2019 es el “espíritu del cambio”. De eso no existe
ninguna duda cuando se analizan las condiciones objetivas que rodean a la
población. Sin embargo, para que la idea del cambio pueda llevarse a cabo
tienen que presentarse un alineamiento entre la legitimidad del imaginario
colectivo popular y la conducción política estratégica para que realmente se
convierta en un vector de fuerza transformadora.
Enero y febrero de este año
sirvieron para relanzar ese espíritu del cambio que estaba adormecido en el
país. A finales de abril se produjo una nueva aparición de esa fuerza
avasallante que intenta modificar el estatus actual y relanzar la economía.
Lamentablemente no se
cumplieron las pautas necesarias y gracias al apoyo logístico de factores
geopolíticos externos que ayudaron a Maduro se impidió ese paso crucial.
Ahora nuevamente pareciera desvanecerse la esperanza del espíritu del cambio.
En el horizonte se vislumbra la dilución y el reacomodo de
fuerzas que se refugian en percepciones diferentes apuntaladas por pequeños
grupos partidistas con abiertas ambiciones de poder. Pero hay que tener cuidado
con la lectura de los tiempos.
En la Venezuela del presente
la esperanza sigue latente, fuerte, rabiosa; esperando el momento oportuno para
manifestarse. Está allí, esparcida en cada comunidad, en cada pueblo, en cada
rincón del territorio nacional que padece las más avergonzantes calamidades en
materia de servicios públicos y cotidianidad. El problema es que en no pocas
oportunidades, el liderazgo político no ha estado a la altura de las
circunstancias.
Esperanza global
El pueblo ha valorado
los grandes esfuerzos de sus líderes políticos que sufren persecusiones,
cárcel, exilio y hostigamiento permanente desde las instituciones del Estado,
pero no termina de comprender, las aspiraciones –que aunque legítimas y
necesarias en cualquier democracia- de individualidades que a –completamente a
destiempo y fuera del momento político- facilitan las tácticas dilatorias y
divisorias promovidas desde Miraflores. La esperanza global, interna y externa,
es inmensamente grande hacia la necesidad de cambio en Venezuela.
Apuntalar ese espíritu hacia
una dirección política que permita alcanzar los objetivos es una necesidad
imperiosa demandada por la población y la mayoría de gobiernos del hemisferio
occidental. Por lo tanto convertir la esperanza latente en esperanza manifiesta
es la fórmula más directa para acercar el cambio. No ha sido ni es ni será
fácil, pero con humildad de corazón y apaciguando ambiciones se pueden
articular mejor las estrategias correctas. Lo escribimos semanas atrás. El
tiempo social avanza inexorablemente y requiere una aceleración del tiempo
político. Lo contrario nos expone a fenómenos con consecuencias más dramáticas
y profundas de las que estamos viviendo.
Atención, atención, líderes.
Es la hora de la máxima concentración y lectura correcta de la realidad social.
La avalancha social se está gestando en magnitudes históricas y
lamentablemente, “algunos”, no lo están viendo…
16-06-19
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