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viernes, 22 de noviembre de 2019

Lucha no violenta, la clave contra la tiranía, por @VJimenezUres




Víctor Jimenez Ures 20 de noviembre de 2019
@VJimenezUres

Los tiempos cambian y las cosas cambian; las guerras convencionales, salvo en casos extremos, están pasando de moda. Ya no hacen falta las bombas y los misiles para poner naciones enteras de rodillas, ni para derrocar regímenes totalitarios. La beligerancia se ha reinventado en modos igual de efectivos, pero menos costosos en términos económicos y muchísimo menos traumáticos en costos humanos. Por un lado, aquello se reconoce y saluda como un importante avance en las técnicas de resolución de conflictos (pues sí, la guerra también es un modo de resolver conflictos) en tanto la conservación de la vida humana debe estar por encima de absolutamente cualquier otro interés; pero también permite a quienes no poseen el control sobre el monopolio de las armas y el Poder (concebido a la manera antigua) integrarse plenamente a los teatros de operaciones en que se dirimen los conflictos políticos. ¿Los requisitos indispensables? organización, inteligencia, disciplina y una buena dosis de paciencia.

Aquello de la organización y la disciplina salta a la vista, toda vez que al no poseer armas y depender del voluntariado, los grupos de presión que practican los mecanismos de resolución de conflictos no violentos dependen casi en forma exclusiva de una buena organización cimentada en una admirable disciplina, sin la cual ninguna de las actividades que se llevan a cabo tendrán los resultados esperados. Los activistas en pro de la democracia hemos implementado desde el año 2014 diversas étnicas de Lucha No Violenta encaminadas al desmantelamiento progresivo de la Dictadura.

¿Hemos tenido logros? Sin dudas, podemos decir que, en resumidas cuentas, a nuestra lucha pacífica se debe la precaria situación internacional de la dictadura, así como el reconocimiento y apoyos que en plano internacional ha recibido el Presidente (E) de la República, pasando además por el quiebre de los pilares que sostienen al cada vez más debilitado régimen terrorista de Nicolás Maduro.

Ahora bien, nunca faltan quienes aseguren que la salida de Nicolás Maduro y el fin del Régimen Dictatorial solo llegará con la intervención de un ejército extranjero (EEUU) o con una guerra civil. No se niega que aquella habría sido la más rápida de todas las opciones, y quizá la mejor (aunque tal aseveración no escapa de críticas bastante razonables) toda vez que nos habría quitado de encima la molesta sombra de un ejercito mañoso, mal acostumbrado a las cuotas de poder y al dinero fácil, así como a los grupos terroristas que andan a sus anchas en nuestro territorio sin que podamos hacer algo para impedirlo, pero… la verdad sea dicha… nadie mandará a sus hijos a morir en defensa de los hijos de alguien más. Además, hay que decirlo también, nadie en la comunidad internacional apuesta por la sobrevivencia del régimen chavista por un periodo de tiempo demasiado largo.

Al final, tanto para Estados Unidos como para el resto del mundo, la opción militar es demasiado costosa para derrocar a un dictador que está a punto de caerse solo; para ellos es más rentable sentarse a esperar, y coadyuvar con sanciones económicas personalizadas a los funcionarios del régimen, que, al fin y al cabo, son quienes le sostienen.

Recordemos algo, el objetivo de nuestra Lucha No Violenta (a la cual se sumó EEUU) no es conmover al dictador ni a sus acólitos, sino aumentarles el costo moral, económico y político de permanecer aferrados al poder.

¿Nos acompañan?

Dios bendiga a Venezuela.

Víctor Jimenez Ures
@VJimenezUres

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