Gladys Socorro 10 de diciembre de 2019
@gladyssocorro
Se
cumple la profecía: Venezuela se queda sin gasolina. Ya suman 18 estados los
que padecen este calvario. En mi artículo publicado el pasado 22 de octubre,
voceros del sector ya anunciaban que progresivamente se irían cerrando más
estaciones de servicio a lo largo y ancho del país hasta que llegaría el
momento, a finales de año, que se acabaría el combustible. Pues ese momento
llegó.
Cada
vez son más las ciudades que sirven de escenario de largas e interminables
colas para el abastecimiento de gasolina. La escasez que hasta hace unos meses
se focalizaba principalmente en los estados fronterizos, hoy golpea con fuerza
al centro del país. Valencia, Barquisimeto, Acarigua, Barinas, Puerto Ordaz,
Mérida e incluso Caracas, son algunas de las que se suman a la lista del terror
encabezada por los estados Zulia y Táchira, donde sus habitantes pueden pasar
días enteros para abastecerse.
En
el caso específico del Zulia, de las 210 estaciones de servicio existentes,
desde octubre apenas funcionan menos de la mitad ya que cada vez hay menos
combustible disponible para cubrir la demanda. Dependemos de lo que quieran y
puedan enviarnos desde Falcón donde los inventarios están en cero. La prioridad
la tienen las consideradas estratégicas, es decir, las que cuentan con mayor
cantidad de islas, tienen planta eléctrica y trabajan en horario extendido. Si
desde hace dos meses ya se compartía una gandola de 38.000 litros entre 2 y 3
estaciones de servicio, hoy la distribución está más restringida de allí que si
antes se despachaban 600 carros por día en una sólo bomba, hoy apenas se
atienden 200.
Antes
de la crisis, sólo en el Zulia se distribuía un buque semanal con 600.000
litros de gasolina, pero hoy ese mismo buque que ahora llega, en el mejor de
los casos, cada 15 días, se comparte con Mérida, Táchira y Trujillo, estados
que se alimentan del combustible que se distribuye a través de Bajo Grande. Estos
4 estados son el eslabón más débil de la cadena porque se surten a través de
barcos y no por poliductos como sucede en el resto del país.
La
razón fundamental del desabastecimiento es la reducción significativa de la
producción, que unido a las constantes fallas eléctricas, empeoran el
escenario. Según cálculos del mercado automotor, en Venezuela se requieren
170.000 barriles diarios de gasolina, pero sólo se producían, hasta octubre,
65.000 en el Complejo de Refinación Paraguaná. Hasta hace un tiempo se tapaba
la escasez con la importación de 90.000 barriles diarios que dejaron de entrar
al país una vez aplicadas las sanciones por parte de Estados Unidos.
Mientras
los venezolanos tenemos que calarnos las colas de días enteros para intentar
surtir, el oficialismo se dedica a aliviar la crisis en Cuba con el envío desde
Amuay del buque Alicia, que zarpó el 5 de diciembre cargado con 50.000 barriles
de combustible ¡Qué arrecho! En definitiva, luz pa’ la calle y oscuridad pa’ la
casa.
Gladys
Socorro
@gladyssocorro
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