Juan Carlos Zapata 26 de abril de 2020
@periodistajcz
¿Recuerdan
la denuncia de Trump de que la OMS favoreció a China? ¿Que no fue severa en los
comienzos del coronavirus? Quedaron sembradas las dudas. Que apuntaron al
director de la OMS. Japón apoyó a Donald Trump. El primer ministro de Japón
ironizó con esta expresión: “Organización China de la salud”. Al director de la
OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, se le ha señalado de peón de Pekín.
Dicen que todo tiene su origen en la influencia china en Africa. Algo parecido
puede estar pasando con la FAO y Venezuela. ¿Por qué?
La ONU acaba de decir que en 2019 Venezuela ocupó el
4º lugar en el mundo entre los países que sufrieron hambre extrema. La ONU
cifró en 9,3 millones los venezolanos en condición de inseguridad alimentaria.
Días atrás ocurría algo insólito. El representante de la FAO en Venezuela
señaló que en Venezuela hay suficiente comida. Y es como si no hubiera hambre
en el país. ¿Qué está pasando aquí?
Desde la propia FAO nos escriben. Y atan un
cabo. Que “desde el 1 de agosto del año pasado el Director General de la FAO
es Qu Dongyu, primer chino en dirigir la organización”. Influencia de China
en la OMS e influencia de China en la FAO. Qu fue viceministro de China
para Agricultura y Asuntos Rurales.
Como se sabe, la FAO es la agencia de la ONU para la
Alimentación y la Agricultura, supuestamente dedicada a liderar esfuerzos para
erradicar el hambre y el combate a la pobreza. Por estos días ha debido
aumentar su preocupación. Porque la pandemia del coronavirus amenaza con
duplicar en 2020 el número de personas que padecieron hambre extrema en el
mundo: a 170 millones. Y Venezuela no escapa a ello.
Pero qué pasa que “en plena pandemia de coronavirus,
que ha acentuado los ya graves problemas de abastecimiento y nutrición de los
venezolanos, la representación de la FAO en Venezuela lanzó una campaña
asegurando que el país “cuenta con suficientes alimentos para todos”, por lo
que no era necesario acapararlos”. La cita es textual de un documento interno
de la FAO que ha llegado a nuestras manos.
Rolf Hackbart,
representante de FAO en Venezuela, publica un documento, en el que expresa “En Venezuela la
fortaleza de la producción nacional se basa en los rubros estratégicos de
cereales, oleaginosas, tubérculos, hortalizas, productos lácteos y cárnicos”.
Recordando a Hugo Chávez
¿De dónde saca esto? Desde años atrás Venezuela
importa casi todo lo que consume. Recordemos que en enero de 2012, en el último
discurso ante la Asamblea Nacional, el presidente Hugo Chávez fue
objeto de varias intervenciones de diputados que le apuntaron que las cifras
que manejaban en cuanto a la producción agrícola no eran las correctas.
Entonces, ya se hacía sentir el desabastecimiento en varios rubros. Y todo se
descalabró con Nicolás Maduro. Pero si hasta el informe de la Alta
Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, da cuenta de
ello. Hay que recordar que buena parte del éxodo masivo de venezolanos fue
porque no había qué comer. La situación no ha mejorado sustancialmente. La
bandera de la seguridad alimentaria que enarboló Chávez por años quedó solo en
eso, bandera, promesa electoral.
Pero además, los funcionarios de la FAO contradicen el
propio informe 2019. Que detalla lo siguiente, como lo reflejó en su momento
Daniel Gómez del diario ALnavío: “En Venezuela el número de personas con
hambre se multiplicó por más de dos: de 2,9 millones en 2013-2015 a 6,8
millones en 2016-2018. La prevalencia (el porcentaje de la población que
está desnutrida o privada de alimentos) creció 9,5% en el trienio 2013-2015.
Entre 2016 y 2018 la prevalencia se disparó hasta 21,2%. Venezuela pasó
de 14,5 a 19,8 muertes por cada 1.000 nacidos vivos entre 2015 y 2017. En
2015 la tasa de mortalidad infantil se encontraba 22,5 puntos por debajo de la
meta establecida por las FAO. Actualmente la tasa de mortalidad infantil
supera las 30 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. “Un aumento significativo”.
Pero claro, este es un informe presentado en noviembre
de 2019, cuando todavía el exfuncionario chino seguramente no tenía todo el
control de la institución.
El representante de la FAO en Venezuela también señala
que “Otro punto fundamental para tener en cuenta, desde el punto de vista de la
oferta, es el impacto en la salud de los agricultores y trabajadores de toda la
cadena alimentaria que podría tener una mayor propagación del COVID-19, lo cual
podría alterar el flujo de suministro en los próximos tres meses, meses que son
determinantes para luchar contra el virus. Lo anterior podrá agravarse por
eventuales restricciones de circulación y paso de fronteras, cuarentenas de
productos o interrupciones temporales puntuales del comercio global e
intrarregional, resultado de las medidas sanitarias”.
Es cierto que el régimen de Maduro ha logrado atacar
con resultados la expansión del coronavirus. Pero no ha podido superar la
crisis de la gasolina. Y la escasez de combustible ha paralizado el campo. La
producción y el transporte. La oferta. En lo que peca el representante de la
FAO es en aplicar recetas para un país que no existe. Afortunadamente la crisis
venezolana es bien conocida en el mundo.
La FAO de América Latina en el problema
Pero desde la FAO nuestra fuente apunta que, por otra
parte, “el responsable regional para América Latina de la organización, Julio
Berdegué, señala que la crisis generada por el COVID-19 representa una
oportunidad para fortalecer “la producción nacional y la agricultura familiar”
en el país, como si éstas actividades funcionaran y tuvieran alguna condición
de hacerlo con normalidad”.
Estos funcionarios de la FAO en Venezuela y la región
parecen que “ignoran todo el contexto en que se desarrolla la vida de los
venezolanos: escasez extrema, destrucción del poder adquisitivo, inseguridad y
corrupción rampantes”.
Pero no solo eso: Señala nuestra fuente secreta que
“la FAO describe programas oficiales como acciones de emergencia para mitigar
los efectos del Covid-19, cuando se sabe ampliamente que se trata de planes de
asistencia alimentaria usados para desviar recursos financieros y reforzar el
control político sobre la población”. La fuente se refiere al programa de
alimentos Claps, una fuente de corrupción y control social de los más pobres.
“El Gobierno Nacional ha anunciado una serie de
medidas de emergencia que buscan mitigar los efectos de la pandemia en las
poblaciones vulnerables tales como la continuidad del Programa de Alimentación
y Escolar (PAE) y el refuerzo de los Comités Locales de Abastecimiento y
Producción (CLAP)”, dice Hackbart en el documento de la FAO.
Apunta nuestra fuente que también FAO ignora “la
situación de hiperinflación, pulverización del salario y las pensiones, escasez
de combustible y de criminalidad acentuada”, por lo cual juega a recomendar
“mecanismos seguros para los procesos de cosecha y transporte de los
alimentos”, reconociendo apenas un “un contexto de compleja situación económica
y social”.
El
documento hay que leerlo en el detalle. Porque en “el colmo del cinismo, la FAO
sugiere “fortalecer la coordinación entre los Organismos del Estado y los
sectores productivos y privados”, como si en Venezuela quedara algún atisbo de
actividad privada independiente y hubiera un gobierno abierto a algún tipo de
diálogo con ésta”. A los productores no se les oye. Por el contrario, se les
persigue. A los productores primarios y a la agroindustria, los que quedan en
pie.
Para
terminar, escribe nuestra fuente, en un ejercicio siniestro de negacionismo de
lo que ha sido la destrucción de la producción nacional de alimentos, la
escasez y la dependencia total de las importaciones, la FAO considera
fundamental que “en Venezuela se asegure y se movilicen los insumos agrícolas
para el próximo ciclo de siembra a fin de evitar una caída en la producción del
país, que podría acarrear fallas en las redes públicas y privados de
abastecimiento y comercialización de alimentos”.
Señala
la fuente que “las afirmaciones y las recomendaciones de la FAO conforman una
práctica conocida. Se construyen orientaciones de políticas que sirven en
realidad para ocultar una realidad que ha provocado miseria, exilio y muerte de
millones de venezolanos y un caos sin parangón en la historia del país. Un
evidente punto de contacto entre lo actuado por la OMS en relación al surgimiento
de la epidemia de coronavirus en China”.
Aquí
es donde se atan las puntas y los cabos. Si China, aliado de Maduro, es
responsable de que la FAO presente esta visión sobre Venezuela, tomando en
cuenta que su director es un exfuncionario del gobierno de Pekín. La fuente se
pregunta: ¿La FAO actúa en Venezuela como la OMS actuó en la República Popular?
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