Carolina Gómez-Ávila 24 de agosto de 2020
Hace
días, en nombre de los partidos de la coalición democrática que Venezuela
reconoce como opositores, Juan Guaidó ha llamado a aquellos que, en distintos
momentos y con diversas excusas, renegaron de la entonces Mesa de la Unidad
Democrática, para que renueven un pacto unitario y tracen una ruta conjunta.
No
le quedaba más remedio y por las respuestas, pienso que la iniciativa no tendrá
final feliz. Este nuevo intento de darse mutua confianza, de consensuar una
estrategia, es sólo el aviso de una próxima traición porque no habrá, entre los
que ya se apartaron y ahora regresen, otra condición que la de ser cada uno de
ellos el líder.
Creo
que en el pueblo empezamos a aburrirnos de esta compulsión a la repetición casi
freudiana. No sé qué habrán reprimido, pero los demás sabemos que a cualquiera
que escojan, le darán vuelo y lo llenarán de expectativas imposibles de cumplir
para, en no más de 3 meses, destruirlo sin piedad.
Será
difamado y atacado por laboratorios de opinión y medios en alquiler, que a esta
hora son casi todos. Nuevos presos y exiliados será el saldo antes de que el
plan se frustre y algún otro pretenda tomar el testigo en esta inútil carrera
por ser el próximo que logre la silla presidencial. Ninguno llegará así.
Todos
están promoviendo una transición desde la dictadura hacia la misma dictadura.
El desconsuelo popular, esta suerte de ritornelo que se presiente condenado al
fracaso y la pandemia parecen favorecer un enroque en la caquistocracia.
No
son ni serán creíbles las declaraciones de buena voluntad que hagan, en nombre
de un bien mayor, los que ya se habían separado a dentelladas y chorreando todo
tipo de calumnias y ataques indebidos.
Pero
eso es lo que tenemos. Comenzó una nueva ronda. Los menos malos vuelven a poner
a Mercedes muy cerca de un caimán cebado, con más cachos que un venado y más
dientes que veinte babas…
La
propuesta de Guaidó no es halagüeña, aunque lo pretenda. No hay forma de sentir
entusiasmo por esta iniciativa. Ya están más que demostradas las intenciones de
los convocados, incluido el guabinoso Capriles. Imposible que la mesita se
devuelva porque ese chivo tiene experiencia y los carcamanes no enardecen a las
masas. Aun así, continúa abierto el proceso de repesca.
Carolina
Gómez-Ávila
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