Por Piero Trepiccione
Se nos está yendo el
2020. Un año verdaderamente atípico y complejo que ha sacudido las simientes
propias de la civilización. Una pandemia que ha afectado la vida de
millones de personas alrededor del mundo, no solo en términos de salud sino en
cuanto a las repercusiones económicas que se han generado. Al propio tiempo y
como si hubiese una predestinación al respecto en la suma total, los conflictos
geopolíticos globales, la exacerbación de las diferencias entre países y el
deterioro de la calidad del debate político mundial, llevado incluso a límites
irreconocibles, se han sumado al cocktail ad hoc que hemos vivido durante todo
el año.
Y como para colocar la
guinda, hemos tenido el enorme privilegio de ser testigos de excepción de un
fenómeno astronómico que requiere de siglos para repetirse, como lo ha
sido la conjunción de Saturno y Júpiter el pasado 21 de diciembre, y que más
allá de interpretaciones esotéricas o científicas, no deja de ser una
particularidad adicional de este fenecido 2020.
Para el caso venezolano
en particular, ha sido extremadamente complejo multidimensionalmente: en
lo económico, político y social; siendo nuevamente protagonistas de la agenda
continental por las repercusiones que tiene nuestra crisis en toda la región y
las grandes dificultades para encontrar una salida institucional avalada por la
comunidad internacional.
En virtud de ello, se
comienza a abrir paso en el horizonte, el 2021, que precisamente con el
antecedente inmediato, en relación a Venezuela, con un proceso comicial para
elegir diputados a la Asamblea Nacional avalado por una de las partes en
disputa y una consulta virtual promovida por la oposición en el marco de una
confrontación geopolítica global que coloca por un lado a Rusia y China, como
actores de peso globales que respaldan a Nicolás Maduro y su base partidaria,
mientras que por el otro lado, aparecen los Estados Unidos junto a la Unión
Europea y la mayoría de países latinoamericanos, cuestionamiento el formato de
funcionamiento de la democracia venezolana y la forma en las que se han
celebrado las elecciones desde 2018.
Esta polarización
internacional sobre Venezuela ha alargado demasiado la posibilidad de una
vuelta al reconocimiento mutuo y a procesos donde participen ambos actores
internos. La consecuencia directa del asunto ha sido la profundización de
la crisis económica con graves afectaciones a la vida ciudadana del
país.
Frente a ello, del lado
de Maduro estamos viendo decisiones económicas cargadas de un excesivo
pragmatismo para recomponer los servicios públicos y la infraestructura general
del país. Aunque “oficialmente” no se denominen como “privatizaciones”,
estas están avanzando a pasos agigantados en aras de captar “inversión privada”
nacional e internacional para recuperar empresas estatizadas improductivas, a
la par, se está dando un proceso de liberalización de tarifas por servicios
tanto públicos como privados que están llevando a precios reales, la
posibilidad del retorno del capital para la reinversión y mejoramiento de los
servicios. Este tipo de decisiones económicas, en el pasado reciente, hubiesen
sido calificadas como contrarias al formato ideológico asociado al socialismo
que ha propugnado desde 2006, más abiertamente, la revolución bolivariana.
Por ello hablamos de
año pragmático más allá de los amarres discursivos que en el pasado
reciente impidieron los cambios fundamentales en materia económica. Pero en
política también podemos tener un 2021 lleno de pragmatismo. Con la llegada de
Joe Biden y los demócratas a la Casa Blanca, más los reacomodos internos en la
Unión Europea y la necesidad creciente de los países de la región cuya
situación interna se ha complejizado por la migración venezolana de los últimos
años, se está creando un momento político propicio para intentar fórmulas
cargadas de pragmatismo que se alejen de los extremos y contribuyan a conciliar
decisiones racionales y con menos abstracciones que den paso a alternativas de
solución para una población severamente afectada y cansada de tantos intentos
fallidos. En todo caso, les deseo lo mejor en este 2021.
27-12-20
https://efectococuyo.com/opinion/2021-el-ano-del-pragmatismo/
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