NORA GÁMEZ TORRES 14 de noviembre de 2023
@ngameztorres
Seis
meses después de huir de Venezuela, el país sudamericano que intentó dirigir como
presidente encargado durante cuatro años, Juan Guaidó, de 40 años y ahora
exiliado en Estados Unidos, dice que sigue tan comprometido como siempre con la
causa de la libertad en Venezuela y la posibilidad de derrocar al gobernante
Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del próximo año.
“Nunca
he oído que alguien se vaya a Miami y le salgan canas”, bromeó el ex presidente
de Colombia, Iván Duque, antes de abrazar a Guaidó en un evento de líderes de
América Latina en Miami la semana pasada.
A los
40 años, el cabello de Guaidó se ha vuelto gris después de que él, en ese
momento líder de la Asamblea Nacional liderada por la oposición, asumiera el
puesto de presidente encargado en enero de 2019, una apuesta apoyada por
Estados Unidos y varios países para aislar a Maduro y ganar impulso para forzar
el cambio de régimen.
Pero
los partidos de una oposición dividida votaron el 5 de enero de este año a
favor de deshacerse por completo del presidente encargado, una decisión que
Guaidó calificó de “un error” en una entrevista exclusiva con el Miami Herald.
Actualmente
enseña en la Universidad Internacional de Florida en Miami y mantiene la
esperanza de que la oposición haya logrado otra oportunidad de desafiar el
gobierno de Maduro unificando fuerzas detrás de María Corina Machado, la
candidata que ganó las recientes primarias de la oposición. Pero advierte que
Maduro, que ha llevado a la rica nación petrolera a una crisis humanitaria que
ha empujado a 7 millones de venezolanos a migrar, no se irá voluntariamente.
Sin
dilación, comenzó discutiendo las perspectivas de que Maduro deje el poder en
una entrevista editada para mayor claridad y concisión.
P: ¿Tú crees realmente que Nicolás Maduro y Diosdado Cabello—el número dos en Venezuela— van a dejar el poder eventualmente si hay unas elecciones libres y gana la candidata María Corina Machado?
R: No voluntariamente, son una
dictadura. De hecho, hoy, mientras estamos hablando, hubo una audiencia en la
Corte Penal Internacional. Pocas veces en la historia hemos visto un régimen de
facto, en el caso de Maduro, siendo señalado, investigado, acusado por crímenes
de lesa humanidad. El responsable de eso es Maduro.
Lo que
estamos intentando en este momento en Venezuela no es pedirle un favor a la
dictadura, no es mendigar nuestros derechos, es luchar, es exigirlos. Cuando
nosotros hicimos una primaria hace unas semanas, la hicimos porque creemos en
la gente, en la legitimidad, en la democracia, incluso estando en dictadura. En
paralelo a eso, entendiendo que es una dictadura, estamos buscando un acuerdo
para que Maduro cumpla con lo básico, que respete nuestra elección, la
primaria, el resultado, a María Corina Machado. Estamos muy conscientes de que
Maduro es un dictador, de que hay que forzarlo.
Logramos
la primaria, logramos reunificar a la oposición, logramos una nueva oportunidad
para los venezolanos de cara al 2024. No nos lo regalaron tampoco. Fue muy
duro. De hecho yo estoy en el exilio precisamente, en parte por eso, porque
llevo más de un año promoviendo esa primaria.
P: ¿Crees que Maduro está
comprando tiempo? Hay pocos precedentes de dictadores de izquierda que hayan
dejado el poder.
R: El objetivo de Maduro es
comprar tiempo, es distender la presión internacional. Y el trabajo nuestro es
que sea el menor tiempo posible. Ya tenemos un horizonte temporal, el 2024. Él
no va a abandonar el poder a título personal o a tener una epifanía hoy y se va
a dar cuenta que destruyó el país. Ahora, el ejercicio de mayoría ya es poderoso
en sí mismo, poder movilizar a la mayoría de los venezolanos que quiere cambio.
¿Eso no va a ser lo único que necesitamos? No. Con eso necesitamos de nuevo
presión internacional.
P: Pero la administración de
Biden ahora mismo está tratando de ofrecer una ‘zanahoria’ a Maduro y quitar
algunas sanciones petroleras con la idea de que acepte algunas condiciones. La
tendencia no es imponer más sanciones sino a quitarlas.
R: [El palo y la zanahoria]
Tienen que venir en simultáneo, son dos caras de la misma moneda. Es decir, no
hay negociación sin la presión, porque de hecho puedes retirar sanciones porque
existían. La administración ha sido muy vocal de que si Maduro no cumple con
algo tan sencillo como la habilitación de nuestro candidato, nuestra elección
soberana como venezolanos, van a venir más sanciones y es lo correcto. No
estamos esperando buena fe de una dictadura, no podemos esperarla, ni nosotros,
ni los americanos, ni los europeos, ni los canadienses.
P: En última instancia, hay una
acusación formal del Departamento de Justicia contra Maduro.
R: Y de la Corte Penal
Internacional.
P: Incluso ofreciéndole
determinadas concesiones, quitando determinadas sanciones, hay una acusación
también. ¿Eso estaría en juego también?
R: Es un tema de la justicia
americana. Yo no me voy a poner a opinar sobre la independencia de poderes en
Estados Unidos, porque además es parte de lo que añoro en mi país. También
tiene que ver con al justicia y “the rule of law”, cosa que también no tenemos
en Venezuela. Una de las tragedias de la lucha por la democracia, no solamente
en Venezuela, en Nicaragua, en Cuba, en Bielorrusia o Uganda es, ¿quién forza a
esos dictadores a cumplir con la ley? Entonces eso es un reto que tiene el
mundo moderno.
P: Mencionaste a Cuba. Si se
cree que los cubanos son los que están asesorando a Maduro, ¿alguien cree que
los cubanos estarían dispuestos a que Maduro salga del poder y tome el poder la
oposición?
R: Los cubanos sin duda han no
solamente tutelado a Maduro, sino también asistido a nivel de inteligencia, a
nivel económico, no porque le den dinero, sino porque los utilizan de alguna
manera para lavar dinero, o pasar por la isla mucho del dinero mal habido de
Maduro.
P: Como presidente interino, ¿en
algún momento viste alguna evidencia de esos negocios turbios con La Habana?
R: Yo viví estando en las calles
protestando cómo un cubano le daba órdenes a militares venezolanos en las
calles. Lo presencié, lo viví, lo identificamos, salió corriendo incluso para
tratar de que no fuera fotografiado.
No
podemos ser en este punto de la historia “naive” con el relacionamiento
geopolítico de las dictaduras, la alineación criminal que tienen también para
el lavado de dinero, de armas, de terrorismo, no solamente regional— cuando
hablamos del ELN, las disidencias de las Farc— pero también la vinculación con
Hamas que tiene Maduro, cómo han utilizado Venezuela como safe haven para estos
grupos.
Nosotros
estamos haciendo bien nuestra parte a pesar que no hemos logrado todo lo que
queremos lograr. Volvimos a reunificar la oposición, innovamos democráticamente
con un gobierno interino apoyado por los Estados Unidos y otros 60 países.
Hemos movilizado una y otra vez a Venezuela en las calles, resistiendo
asesinatos, tortura, persecución, censura de los medios de comunicación. No se
le puede recriminar al pueblo de Venezuela en ese sentido, a los que hemos
resistido y luchado.
¿Ahora,
qué más falta? Yo creo que hay que mejorar las herramientas que tenemos para
hacer responsables a los dictadores, incluso las sanciones. Las sanciones son
una gran herramienta para hacer responsable a las dictaduras. Estáticas en el
tiempo, como cualquier roca que la choca el mar se deterioran. Tienen que ser
efectivas. Las medidas internacionales no pueden ser nada más referenciales.
Hablo, por ejemplo, la Carta Interamericana de los Derechos Humanos. Eso hoy es
poesía, hoy es referencial. Si se cumpliera no estaríamos en problemas en
Venezuela, Nicaragua o en Cuba.
P: ¿Crees que fue un error de la
oposición venezolana y de la administración de Biden de dejar que se disolviera
esta presidencia interina que tú encabezaste durante todos esos meses?
R: Hay muchas cosas que decir
sobre el 5 de enero del 2023. La principal responsabilidad es de los partidos
políticos que no votaron por la continuidad del gobierno interino. Obviamente
fue un error. Y es un error porque dificulta algo que es esencial para
cualquier proceso democrático, que es la interlocución, que es el liderazgo,
que es la confianza en la comunicación, no solamente a lo interno del país, sino
con los países aliados. Entonces, para algo tan esencial como eso, ya desde ahí
es un error, porque tú de ninguna manera desmejoras tus herramientas. Nosotros
lo que hicimos en la práctica fue desmejorar una herramienta que ya habíamos
alcanzado, innovadora e inédita en lo que significa la lucha por la democracia,
resistencia interna. Yo logré resistir cuatro años y medio en Venezuela porque
tenía el respaldo, la interlocución.
P: Pero, ¿no crees que el
respaldo de la administración empezó a erosionarse un poco?
R: Comunicacionalmente y
públicamente no. La administración ha sido muy vocal en que iba a respetar
nuestra decisión y lo respetaron de alguna manera. Hoy mantienen el apoyo a la
Asamblea Nacional.
P: Pero una cosa es respetar,
otra cosa realmente es dar apoyo decisivo.
R: Bueno, yo creo, que hay cosas
en el futuro y en inmediato que podemos mejorar en conjunto con la
administración americana, los canadienses, Europa y obviamente los venezolanos
lo estamos haciendo. Nosotros no nos quedamos simplemente en el dolor y nos
quedamos estancados. Incluso yo sabiendo que el 5 de enero estaba en riesgo por
la participación de estos partidos políticos, un año antes habíamos propuesto
una primaria, entendiendo que hay que legitimar el liderazgo.
Logramos
la extensión de la conducción política en Venezuela de la Plataforma Unitaria,
logramos una comisión de primarias, logramos una fecha de primarias, logramos
buscar las herramientas para hacerla posible en Venezuela y fuera de ella, sin
ninguna intromisión del Estado usurpado. Así que hoy me siento no solamente
satisfecho como venezolano, pero también en lo que fue mi rol y lo que es hoy,
que es distinto.
Que
hayamos logrado esta nueva oportunidad no tiene que ver con Juan Guaidó,
obviamente, sino tiene que ver con la resistencia que hemos tenido como
sociedad, como dirección política. Hemos tenido ataques internos, eso se vio el
5 de enero, pero es parte de lo que hay que atravesar para enfrentar este tipo
de regímenes. Los ataques que han venido hacia mí no empezaron en este año, han
sido constantes, orquestados, principalmente por una dictadura, con la
colaboración sin duda de Rusia, sus medios de comunicación y su máquina de
propaganda a través de RT, Sputnik, a través de Telesur. Estamos ante una seria
amenaza a la democracia en el mundo y lo que está pasando en Venezuela es un
ejemplo de resistencia. No hemos logrado lo que queremos pero estamos
intentando, insistiendo con mucha fuerza y certeza de que podemos lograrlo.
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