San Josemaría 04 de noviembre de 2023
@sJosemaria
Lucha para conseguir que el Santo
Sacrificio del Altar sea el centro y la raíz de tu vida interior, de modo que
toda la jornada se convierta en un acto de culto –prolongación de la Misa que
has oído y preparación para la siguiente–, que se va desbordando en
jaculatorias, en visitas al Santísimo, en ofrecimiento de tu trabajo
profesional y de tu vida familiar... (Forja, 69)
No comprendo cómo se puede vivir cristianamente sin sentir la necesidad de una amistad constante con Jesús en la Palabra y en el Pan, en la oración y en la Eucaristía. Y entiendo muy bien que, a lo largo de los siglos, las sucesivas generaciones de fieles hayan ido concretando esa piedad eucarística. Unas veces, con prácticas multitudinarias, profesando públicamente su fe; otras, con gestos silenciosos y callados, en la sacra paz del templo o en la intimidad del corazón.
Ante
todo, hemos de amar la Santa Misa que debe ser el centro de nuestro día. Si
vivimos bien la Misa, ¿cómo no continuar luego el resto de la jornada con el
pensamiento en el Señor, con la comezón de no apartarnos de su presencia, para
trabajar como Él trabajaba y amar como Él amaba? Aprendemos entonces a
agradecer al Señor esa otra delicadeza suya: que no haya querido limitar su
presencia al momento del Sacrificio del Altar, sino que haya decidido
permanecer en la Hostia Santa que se reserva en el Tabernáculo, en el Sagrario. (Es
Cristo que pasa, nn. 153-154)
Tomado
de: https://opusdei.org/es/dailytext/
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