FREDDY NÚÑEZ 13 de mayo de 2014
Antes de suicidarse descerrajándose un
tiro, escribió una nota que quedó en manos de la KGB. Tuvieron que pasar más de
tres décadas antes de que fuera posible conocer su contenido. Atormentada su
conciencia, avergonzado por haber
apoyado hasta el asco al régimen de Stalin dejaba claro que "creía estar
defendiendo un templo y resultó ser una letrina".
Habían pasado tres años desde la
muerte del déspota, en marzo de 1953. Alexander Fadeiev, fue autor de una
novela famosa, La Joven Guardia, y uno de los creadores del sindicato de
escritores, desde donde contribuyó a perseguir toda manifestación artística que
no estuviera dirigida a cantar las maravillas del régimen.
Quien no lo hiciera, quien no actuara
como “patriota cooperante” como denomina el gobierno de Maduro a los sapos, era
apátrida, enemigo del pueblo, y su destino eran los campos de concentración, la
tortura y la muerte. Ese sistema tan envidiado por el "gigante destructor"
es el que han pretendido imponer aquí, con las variantes tropicales de los
Castro.
Pero han fracasado. Que jamás puedan
instalar aquí lo que Sandor Marai describió como "un régimen que prohibía
no solo hablar y escribir libremente, sino también callar libremente",
depende de nuestra capacidad de consolidar la unidad de todas las fuerzas de la
alternativa democrática.
Se requiere una organización sensata y
articulada de las protestas legítimas de los diversos sectores nacionales. La
economía nacional con el actual modelo primitivo y mundialmente fracasado, no
tiene ninguna viabilidad; al contrario, profundiza a diario la rabia popular
por la escasez y carestía de absolutamente todo.
El diseño de una estrategia que
combine los diversos elementos políticos, económicos y sociales en juego, con
un norte inequívoco, esto es, ganar de manera contundente la asamblea nacional
en las elecciones del año que viene, es la vía para iniciar una nueva etapa en
la historia del país sacudiéndonos esta experiencia nefasta, que ha destruido a
Venezuela en medio de una orgía de corrupción, ineficacia y violación
permanente de los derechos humanos.
El último circo barato montado por el
ministro Rodríguez Torres, solo logra recordarnos que el cinismo y la mentira
las convirtió en política de Estado el "gigante destructor". Pero
también, tanta estulticia nos trae a la memoria el caso Anderson. Hay que leer
el libro A ese muchacho lo van a matar, escrito por María Angélica Correa, para
tener absolutamente claro que este régimen es capaz de cualquier cosa, lea
bien, de cualquier cosa, con tal de aferrarse al poder. Ver al ministro en la
rueda de prensa, era una especie de remate del fiscal Isaías Rodríguez y su
"testigo estrella" Giovanni Vásquez.
No se debe caer en la trampa del
gobierno, como dijo Mario Vargas Llosa, "si la oposición se divide, se
suicida". Quien desestabiliza y destruye al país es el gobierno. La
letrina está llena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico