Por Miguel Velarde, 16/12/2014
La crisis económica es grave, pero la moral es aún peor
Está terminando un año anormal. No podía ser diferente, el
deterioro en el país es cada vez más evidente. Cuando hace pocos años, algunos
advertían que esta situación llegaría pronto, fueron descalificados como
“alarmistas”. Sin embargo, la realidad nos pasó por encima como un camión
cargado de malas noticias. Por donde uno mire, las encuentra.
Este año termina con un saldo alarmante para Venezuela: es el país con
la inflación más alta del mundo, que ronda el 70% y el 2015 podría llegar
incluso a 120% si no se toman las medidas adecuadas. Tiene un índice de escasez
que también ocupa los primeros lugares en el planeta y que solamente se compara
con países en guerra. Uno de los que más afecta a los ciudadanos, el de
medicamentos, cierra el año en 60% y, en materia de alimentos, cada vez las
colas son más largas frente a mercados y supermercados. Por si fuera poco, el
precio del petróleo venezolano se desplomó a menos de 60 dólares por barril la
semana pasada, el nivel más bajo en muchos años.
Venezuela también tiene la segunda mayor tasa de homicidios de la
región, después de Honduras. 79 de cada 100.000 habitantes mueren a causa de la
violencia. Para empeorar la situación, la impunidad en el país llega al 92%, es
decir, de cada 100 homicidios, solo en 8 la justicia se entera.
Los derechos humanos y las libertades en el país también se han visto
seriamente afectados. Las protestas ciudadanas que comenzaron en febrero
dejaron un saldo de violaciones a los DDHH que hoy el mundo entero condena,
tanto que incluso la semana pasada el Congreso de los Estados Unidos aprobó una
Ley de Sanciones a funcionarios venezolanos que se han visto envueltos en este
tipo de actos. Además, junto a los que ya existían desde hace más de una
década, las decenas de personas que aún permanecen en prisión por las protestas
de este año hacen de Venezuela uno de los países con más presos políticos del
continente.
En términos de transparencia, según el Índice de Percepción de la
Corrupción, un ranking global de 175 países elaborado por la ONG Transparencia
Internacional, Venezuela es el país más corrupto de la región y uno de los más
corruptos del mundo.
La crisis socioeconómica es grave, pero la moral es aún peor. Si no
superamos ésta, será muy difícil salir de la primera. La realidad es una, y lo
único que se puede hacer con ella es luchar para cambiarla. El motor para
hacerlo es la convicción de que las cosas pueden ser diferentes y la mejor
herramienta es lo aprendido a lo largo de todos estos años.
Esto último es justamente lo que debe preocuparnos. Pensar que hoy,
después de haber transitado un camino tan difícil, seamos los mismos que nos
equivocamos al elegirlo. Que después de todo lo que nos ha tocado vivir, no
hayamos aprendido mucho.
Que hayamos pasado tanto para haber crecido tan poco.
Miguel Velarde
@MiguelVelarde
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