Por Gisela Kozak Rovero
Espero, por el bien del
país, que haya un acuerdo nacional con procesos electorales incluidos que
permita tomar las medidas económicas necesarias. Lo que no veo claro, de ningún
modo, es cómo llegaremos a tan deseable desenlace ni qué podemos esperar
después de que eso pase.
Soy profesora universitaria,
investigadora y escritora. No especialista en política. Entiendo que la
política tiene exigencias propias del oficio y respeto lo dicho por los
analistas profesionales. No obstante, aunque respaldo a la MUD, tengo el
derecho y el deber de preguntar. La labor de una académica es pensar, aunque
incomode.
Si prefiriera decir lo que
todos saben y quieren oír, sería cantante de reguetón, humorista o motivadora,
oficios muy necesarios por demás.
¿Revocatorio?
Nuestros líderes juran que
el revocatorio será este año. ¿En serio? Nos recuerdan que lo mismo
preguntaban los escépticos sobre las parlamentarias. Cierto, pero no
habíamos ganado ninguna elección con tan amplio margen. Esta situación es
distinta a la que vivíamos antes de diciembre pasado. ¿Quiénes hablan del
referéndum revocatorio cual mantra o de las elecciones a gobernadores están
corriendo la arruga? Me explico: ganamos dos tercios de la Asamblea Nacional y
no hemos podido hacer uso del poder parlamentario. ¿Realmente los políticos y
analistas sabían que esto ocurriría? En tal caso, ¿sería de verdad una gran
ventaja tener gobernadores opositores en su mayoría, con el TSJ, el Ejecutivo
Nacional, el CNE y el alto mando militar en contra? ¿Qué haremos si el
revocatorio no se celebra este año?
¿Gorras verde oliva?
¿Volvimos al siglo XIX y
político sin ejército es sólo parte del decorado que toda tiranía moderna
necesita para justificarse? ¿Serán el propio chavismo antimadurista, el
desastre, la presión internacional y los militares los ejecutores del
desenlace? Si es así, y nuestra acción no va más allá de esperar por el caos
general, la democracia renacerá sin piernas porque el chavismo se verá a sí
mismo como el único verdadero factor de poder junto con los militares. Y si
estos deciden nuestro futuro, ¿no seguiríamos siendo sus siervos civiles y
repitiendo nuestros errores? ¿Qué vamos a hacer con unas FAN formadas en el
primitivismo chavo-madurista?
¿Democracia es barriga
llena?
El realismo de uno que otro
encuestador puede confundirse con desprecio por la gente. Devenidos en gurús
políticos, consagran el estómago como el protagonista de la democracia o
exaltan acríticamente la conciencia de lo popular que ha insuflado el chavismo
a las masas.
Y cuando la política sólo
está preocupada por los “numeritos”, deja de ser política para convertirse en
un mero ejercicio de servir a lo inmediato.
Para decirlo con la crudeza
del caso: si Chávez hubiese seguido las encuestas a principio de 1998 se
hubiese retirado. El realismo es sano, pero de ahí a reducir la política a un
puñado de ofertas en las cuales “el pueblo” es apenas una víctima existe un
trecho. Primero Justicia y Capriles le apuestan a un populismo que ha
contagiado a líderes jóvenes fuera y dentro del partido. Tanto que hasta cuando
se refieren a universidades se conforman con hablar del comedor y del
transporte. ¿De verdad esto es lo único que podemos aspirar? ¿O también se sabe
lo que hay que hacer con la economía, pero no se dice por temor?
Los demócratas del siglo XX
tenían una visión mucho más trascendente del quehacer político. Pienso en
Rómulo Betancourt, por ejemplo. Estamos a la zaga del mundo. Tal situación
pareciera exigir un proyecto con la suficiente audacia para cambiar el modelo
rentista por uno cónsono con el siglo XXI, acompañado de la debida dosis de
comprensión ante una población dependiente del estado.
¿Es posible esta aspiración
cuando el discurso político repite hasta la saciedad las mismas cosas que todo
sabemos? ¿Por qué no se pronuncian sobre el arco minero? ¿Qué significado tiene
la ciencia, la tecnología, el pensamiento, la cultura? ¿Le dirán a la gente que
el modelo rentista se acabó y que la bobera de que somos un país rico ha sido
un espejismo?
Si alguien lo sabe, que me
lo indique por favor. No se trata de hacerle “exigencias intelectuales” a los
políticos: se trata de saber si tienen claro cómo salir de esta catástrofe.
¿Partidos y organizaciones
de resistencia?
El mayor éxito de la
MUD ha sido ganarle votos al chavismo. Paradójicamente, ¿no será tal
virtud la razón de su inoperancia actual?
He oído a analistas y
líderes burlarse de quienes hablan de tiranía o de dictadura. Ojalá tengan
razón al descalificar, porque da la impresión de que la razón de tanta
delicadeza frente a este gobierno es que llamarlo tiranía o dictadura
implicaría una actuación política distinta: no es lo mismo ser un partido que
va a elecciones que organizar la resistencia.
Nuestros políticos han
surgido de elecciones, no de la experiencia de la ilegalidad como la vivieron
los líderes surgidos de las dictaduras del siglo XX.
La verdad, es una situación
terrible: ¿labrarse una sólida reputación democrática de cara al mundo
internacional, para luego no saber qué hacer cuando se ganan por paliza unas
elecciones y la revolución se ríe en nuestras caras? ¿O saben qué hacer
Henrique Capriles, Chúo Torrealba, Henry Ramos Allup? Espero que sí. Aunque se
diga que “el pueblo” no quiere problemas ni actitudes extremas, las encuestas
posicionan al indoblegable López tan bien como al pacífico Capriles y los
frecuentes saqueos y protestas no indican un amor (si se quiere bobo) por la
paz.
¿Hay estadistas?
Leopoldo López está
preso y María Corina apartada. Ambos tienen clara la naturaleza de este
gobierno, pero no tienen el apoyo político de la MUD ni una millonada de votos
detrás que los pongan al frente, como hubiera podido ponerse Capriles de no
haber salido corriendo a la gobernación. Henri Falcón es un populista que
pretende ignorar que el chavismo es una ideología catastrófica y colocarse más
allá del bien y del mal. Pero ya todo esto es pasado, el presente y el futuro
nos interpelan: ¿tienen los presidenciables la estatura, el genio político, la
clarividencia y el liderazgo necesario para salir adelante? Ojalá.
¿Con qué se come la justicia
transicional?
La nomenclatura
chavista no va a pagar sus nefastas acciones una por una por las mismas razones
que Stalin se murió en su cama y Pérez Jiménez también; no nos engañemos,
el nazismo pagó sus crímenes porque tuvo varios ejércitos extranjeros soplandoles
la nuca en Berlín. No obstante, ¿qué es negociable y qué no? Se ha
hablado de “justicia transicional”; espero que esta figura no sea
aplicada. ¿Podrá haber una economía sana, un juego político sensato y una
sociedad pacífica si los costos de delinquir con los dineros públicos siguen
siendo tan bajos y si malandrear desde el poder judicial, policial
y militar es tan fácil? El perdón y la reconciliación pasan por no
repetir errores. Dejar la corrupción impune en pro de “la paz” es como si los
alemanes no hubiesen cerrado los campos de concentración. Igualmente, si el
chavismo quiere democratizarse, muy bien, pero pretender que volverá al
ejecutivo algún día a destruir el país como lo ha hecho es inaceptable: deben
existir acuerdos intocables respecto a economía, institucionalidad y
alternabilidad en el poder. No se trata de perseguir a nadie sino de acordar la
convivencia.
¿Informe de Almagro?
¿Por qué el Informe de Luis
Almagro, secretario de la OEA, no tuvo dentro de la MUD la importancia que
tiene de cara a poner contra la pared internacionalmente a este gobierno? ¿Por
qué salir a reunirse en República Dominicana con Rodríguez Zapatero que no cree
en el revocatorio?
¿No hay otros escenarios?
¿Zimbabwe con Mugabe en el
poder en medio de la hiperinflación?¿Un golpe militar chavista apoyado por el
chavismo antimadurista?¿La Cuba del período especial? ¿Años de inestabilidad?
¿O vamos a seguir pensando que va a haber “un temible estallido que los va a
sacar”?
Espero que el liderazgo de
la MUD y los analistas que los respaldan tengan las respuestas que mi
desconocimiento y falta de práctica en el oficio político me impiden entrever.
Si no las tienen, favor no vender fórmulas de autoayuda.
15-06-16
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