Por Jesús Alexis González, 12/06/2017
En Venezuela, se ha desvirtuado el poder de la negociación al punto de
resultar descalificadas las personas que se “sientan” con el “contrario”, lo
cual en mucho está inducido por la percepción (cierta o no) que cuando ello
ocurre es con la finalidad de alcanzar “acuerdos” para favorecer sus propios intereses. La negociación política suele definirse como una alternativa de comunicación utilizada en pro de alcanzar una decisión consensuada que
contribuya a resolver conflictos respecto
a un tema político en particular; en el entendido que cada una de las partes tiene opciones para resolver la situación y
muy especialmente aquel sector que cuenta con el apoyo del pueblo habida cuenta que las voluntades colectivas tienen mucho más fuerza que las voluntades individuales. Vale acotar,
que cuando de negocia en política no equivale a un “combate” entre personas sino quese enfrentan y cotejan problemas; y en razón de ello los
involucrados han de mostrar una actitud
no confrontativa, tolerante y respetuosa.
Hagamos un alto para preguntarnos: ¿Existe disposición gubernamental de
conversar sobre los problemas del país cuando a diario se reprime con
manifiesta crueldad las manifestaciones pacíficas y Constitucionales? ¿Será que
la cadena de mando de la represión espera “atemorizar” e inducir que el pueblo
se habitúe al asesinato de jóvenes?Continuemos. Sirva de referencia (por
demás conocida), que en los 76 días transcurridos
desde el 28/Mar/17 cuando se escuchó el grito
de rebelión popular y durante los cuales una mayoría del pueblo ha ejercido
su derecho constitucional a
manifestar y protestar, unos 70 hermanos(fundamentalmente
los menores) han sido asesinados de manera cruel (se presume que en un 50% está
involucrada la GNB). Lo más dramático de tal acontecer (que está propiciando la
ira colectiva) es que la cúpula militar-cívica
(con notoria ausencia del liderazgo Presidencial) ya asumió como “normal” el asesinato de adolescentes al
extremo de manipular mediáticamente los hechos para “mostrar” una realidad distorsionadaal punto de hacer de las consecuencias la causa;
con el agravante que los “lideres” de la represión parecieran “predecir” el fin
del descontento popular en función al
incremento en el número de asesinatos y heridos.
Tan espantosa situación emana, suponemos, en razón de
haber internalizado (asimilar ideas,
emociones, u otros sentimientos) que disparar contra pacíficos manifestantes no
es un acto sanguinario sino un combate en
un contexto de “guerra interna” para
repeler (con violencia y odio incluido) a unos “enemigos” (¿ejército de muchachos?) que están “saboteando” la
excelente gestión gubernamental (¿?) para, afirman, promover un “golpe de estado” con apoyo del imperialismo
estadounidense en complicidad con la Asamblea Nacional y de una parte
importante de las organizaciones sociales con fines partidistas (¡!). Resulta nefasto (por decir lo menos), que la
“oligarquía revolucionaria” apoyada por una “nueva clase social” de advenedizos
ricos surgidos abruptamente, y en aras de intentar evadir la sanción por
delitos imprescriptibles e imposibilitados como están de ocultar
“internacionalmente” fortunas alcanzadas con un ingreso mensual promedio que
apenas supera (en el mejor de los casos) los cinco salarios mínimos, esté
generando un rio de sangre juvenil para
obstaculizar la restitución del hilo
Constitucional al tiempo de restarle toda importancia al dolor tanto de las
familias afectadas como de la sociedad civil en general; ocupándose mediáticamente
de “discutir” de manera abierta y banal ¡no
lo matamos nosotros, fueron ellos! o ¡el muerto no era opositor, era chavista! como si la vida humana no fuese de interés,
e igualmente sin darle relevancia a la motivación
sociopolítica que ha impulsado las muertes.
Por otro lado, y ante la aspiración madurista de una
permanencia eterna en el poder, insisten en adelantar una Constituyente“formalizada” con una “Base Comicial” inconstitucional,a sabiendas que la opinión pública (según Consulta de Datanalisis
del 04/Jun/17) en un 85% considera
innecesario cambiar la CRBV, un 86,1% estima
obligante realizar una consulta popular para convocar la ANC, un 69,1% rechaza la convocatoria; al
tiempo que un 72,4% evalúa
negativamente a N. Maduro. Volvemos a preguntarnos: ¿Bajo el escenario descrito, el oficialismo estará dispuesto a
“marchar” mansamente y en paz negociada hacia el “cadalso electoral”? Veamos.
Es de perogrullo inferir, que la provocación
(bravuconada pendenciera) de ir bajo esas condiciones a un evento electoral
constituyente, con el añadido de haber expresado la aspiración de refundar la
Nación para edificar el socialismo, en mucho o en todo está sustentada por la
“certeza” que tienen en las bondades que le brinda una elección de Constituyentes (¿?) de forma Sectorial y Territorial que
les facilitaría (si el pueblo no se opone) “ganar” y controlar la ANC con
apenas el 20% o menos de los votos,
habida cuenta que 364 asambleístas (67,9% del total) serían Constituyentes
Territoriales por Municipios electos en función a unas “normas” que facilita
p.ej. que el Distrito Capital con
una población de 3.137.710 elige 7 Constituyentes mientras que Apure con 587.056 elige 8; e
igualmente el Zulia con 4.323.476 elige 22 y Trujillo con 787.988 elige 21; y Miranda con 3.992.347 elige 22 mientras que Mérida con
992.971 elige 24, etcétera. Adicionalmente se eligen, aparte de los 8 asambleístas indígenas (1,5% del total),
173 (32% del total) Constituyentes
Sectoriales provenientes de la administración pública, las universidades no
autónomas, empresas del Estado, Comunas y Consejos Comunales, empresarios,
pensionados y personas con discapacidad; siendo de especial inquietud conocer
de qué manera se conformó ese Registro
Electoral Sectorial.
Reflexión
final. Ante el coraje y valentía con
visión de continuidad que está demostrando la rebelión popular, pareciera que (1) como expresó el Papa (08/Jun/17) “Sólo retornará la iniciativa
del diálogo en Venezuela si se cumplen cuatro condiciones: la apertura de un
canal humanitario, la presentación de un cronograma general de elecciones, el
respeto a la autonomía de la Asamblea Nacional y la liberación de los detenidos
por causas políticas”; o (2) con
basamento de romanticismo utópico,
que el Presidente y el Vicepresidente dimitan, y así paralizar el derramamiento de sangre y la represión.
Econ. Jesús Alexis González
@JesusAlexisGo10
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