Por Henrique Capriles
Arrebatar a los pueblos,
alimentos, educación, salud y paz por la compra de armas en aras de la defensa
de idealismos trasnochados, es condenarlos a la muerte espiritual, moral
y física. Porque como lo decía Martín Luther King, “una nación que gasta más
dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte
espiritual”.
Cuando hablamos de la compra
de equipamiento antimotín, el costo de este varía. Una bomba lacrimógena,
similar a la que utilizan los cuerpos de orden público del Estado venezolano,
tiene un precio que oscila entre los 10 y los 46 dólares, mientras que las municiones
para armas no letales cuestan alrededor de 9 y 12 dólares. Esto significa que
la narco corrupta cúpula puede gastar entre 10.000 y 46.000 dólares diarios
para reprimir una manifestación.
El 60% de las bombas
lacrimógenas y perdigones que importó el gobierno entre 2008 y 2011 son de la
marca brasileña Cóndor y se pudo conocer que Venezuela compró cerca de 143
toneladas de mercancía por un valor de 6,5 millones de dólares. El restante 40%
corresponden a ejemplares de producción nacional (Cavim), en asociación con
firma española Falk.
Entre los años 2014 y 2015, el
gobierno compró a China una gran cantidad de equipos y sistemas antimotines
destinados a la Guardia Nacional Bolivariana, con el fin de contener las
protestas en el país. La compra de estos artefactos se hizo anteriormente en
forma de combo, pero los vehículos blindados, como las tanquetas o las
ballenas, se pueden adquirir por unidad. Los complementos como cauchos
especiales, repuestos adicionales para el mantenimiento y líquidos para dispersión
de las manifestaciones, aumentan su costo.
La importación más reciente es
la que denunicamos esta semana. Desde China llegaron 150 unidades Norinco 8×8
(tanquetas) y equipos para reprimir a un pueblo que clama por democracia y
libertad, porque se cansó de pasar hambre. Esa importación de tanquetas merece
una investigación seria y de inmediato, determinando además los responsables y
el monto de dólares gastados.
Muchos han sido los esfuerzos
del narco gobierno corrupto por renovar su flota represiva. Tocaron puertas en
China, Brasil y Rusia, y más recientemente también pidieron ayuda a Chile.
Regímenes débiles y
deslegitimados como el que tenemos en Venezuela, ve en la represión su mejor y
única forma de mantenerse en el poder. Con esa represión abusiva y descarada,
violan el derecho a la protesta y obviamente los derechos humanos al
matar a sangre fría a muchos manifestantes.
Actos como este hay que
rechazarlos enérgicamente. En su afán por aplacar la genuina y legítima
protesta del pueblo han desarrollado un plan nefasto para arrancar la vida de
la forma más desalmada a venezolanos que quieren un país distinto, con
expectativas de futuro y progreso.
Según un informe del
Ministerio Público, de las 67 lamentables muertes que se han registrado desde
que inició esta lucha por rescatar el hilo constitucional, 49 han sido por
impactos de proyectiles de diversa naturaleza. La Fiscalía lleva más de 1600
investigaciones, de las cuales más de 1300 corresponden a personas lesionadas,
cerca de 400 casos por daños a las propiedades públicas y privadas.
Muchos de quienes reprimen,
parecieran que no conocen las implicaciones de sus actos. Sin embargo, cada vez
hay más militares de alto rango que manifiestan su descontento con esas
acciones y sobre todo por el futuro que tendrán que enfrentar, tarde o
temprano. Los envíos de oficiales, hasta generales, para interrogatorios o
detenciones en el SEBIN y la DGCIM son cada vez más frecuentes.
Como también es cierto, que la
GNB está haciendo un llamado a jóvenes para incorporarlos de inmediato a los
contingentes efectivos para sustituir a los que se han ido de baja, porque no
quieren prestarse a violaciones de derechos humanos contra un pueblo declarado
en rebelión, contra un gobierno que solo promueve violencia y miseria.
Lo que pretende el ocupante
temporal de la silla de Miraflores es la disolución de la República y su
perpetuación en el poder. Quiere imponerle a un pueblo que padece la inflación
y la escasez más altas del mundo, un fraude, porque para resolver los problemas
que enfrentamos en Venezuela no se necesita una Constituyente Comunal, lo que
se necesita es voluntad y ni Nicolás Maduro ni su camarilla tienen voluntad, si
así fuera los problemas de los venezolanos estuvieran resueltos.
El fraude de la Constituyente
lo que busca es más poder, porque pretenden quedarse indefinidamente,
eliminando incluso cualquier elección o amoldándola a su conveniencia, como
está sucediendo hoy al evitar el Revocatorio y las elecciones municipales y
regionales, pero si promoviendo un golpe a la Constitución. Buscan acabar con
las instituciones, porque necesitan el control de todo para poder mantenerse el
poder, por lo que eliminarán cualquier institución que no puedan controlar como
es la Asamblea Nacional y la Fiscalía General de la República después de sus
recientes actuaciones. La soberanía del pueblo también será eliminada, pues la
única manera de hacerse con el control de todo es eliminando la consulta
popular.
Pero los venezolanos hemos
comprendido que ya no se trata solo de un problema ideológico, sino que nos
enfrentamos a una oligarquía corrupta que pretende acaparar indefinidamente el
poder económico y el poder político.
Una Constituyente ilegítima
que el pueblo rechaza, sumado a la violencia con la cual se intenta contener la
protesta masiva de millones de ciudadanos que llevan más de 70 días volcados en
las calles, son sin duda un escenario sumamente explosivo.
El grito de libertad que
resuena en cada calle del país es un sentimiento cautivo que brinca en el pecho
de cada venezolano. Ese sentimiento es la fuerza que nos impulsa a seguir en
las calles luchando por nuestros derechos y constituye la base del cambio,
porque cuando el deseo de libertad prende en el alma de un pueblo, el cambio es
indetenible.
Por eso, cada paso que damos
no solo es un paso más en esta lucha, también es un paso que rinde homenaje a
quienes dieron su vida por nuestra Venezuela. Porque la muerte no nos roba los
seres amados, al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el
recuerdo. En cambio, a veces la vida si nos aparta de las personas a las que
amamos, alejándonos de ellas. Por los que se han ido y por los que han tenido
que apartarse de sus familias y alejarse del país donde nacieron, por ellos,
debemos estar más presentes que nunca y dar pasos firmes hacia el rescate de
nuestra democracia.
Hoy nuestro país ya hizo
historia en el mundo deportivo al inscribir su nombre en la final de la
categoría sub 20 de fútbol. Ese inspirador triunfo de nuestros jóvenes
deportistas, nos encuentra aún más como país y se convierte en ese bálsamo
sanador que necesitamos para curar a toda una nación que añora un país
distinto, en el que soñar en grande no sea un espejismo, sino una tangible
realidad.
¡Qué Dios bendiga a Venezuela!
¡Qué Dios ilumine nuestro camino!
11-06-17
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